Se las puede mirar, regalar y recibir. Hay paseos por todo el país: del norte al sur, en CABA o en Escobar.
Porque en el caso de Ciudad de Buenos Aires, famosa por sus jacarandaes y palos borrachos, que pueblan las avenidas y florecen en noviembre, es en esta semana de agosto, el último momento en el que podés disfrutar de un espectáculo de infinita fragilidad. Se trata de los cerezos en flor del Jardín japonés, los “sakura” como se conocen en esta cultura.
Para Sergio Miyagi, una personalidad de la comunicación del Jardín Japonés, en el mayor momento de esplendor de la floración es cuando comienzan a caerse sus pétalos. “Es símbolo de la felicidad efímera y fugacidad de la vida. La felicidad es corta para los japoneses, dura lo que dura la floración del cerezo. Y es un momento que se atesora en el corazón”
Estas dos últimas semanas se pudo admirar esta floración en el Complejo Cultural y Ambiental Jardín Japonés de Buenos Aires que, además, es el más grande de este estilo construido fuera de su país, y durante todo el año se aprecian los recorridos entre bonsáis, azaleas, kokedamas, orquídeas y faroles que son parte de un clásico que disfrutan los visitantes pero que, en esta época, cuando se produce la floración de los cerezos, el color y la magia se apoderan del alma.
Lejos de esta imagen pero con la misma alegría que despiertan las especies cuando florecen, es el momento en que las principales avenidas en San Miguel de Tucumán, en el norte argentino, explotan de flores los lapachos. Amarillos, blancos y rosados, son cuadras y cuadras por la Avenida Mate de Luna donde se pueden apreciar.
Para el licenciado en Turismo y Guia tucumano, Rubén Fernando Olmedo, entre los circuitos turísticos de la ciudad, además de la historia del país, es un placer en este momento “caminar por estas cuadras y los lapachos en flor que también se ven cuando elegís ir hacia el cerro San Javier”, dice y se refiere a uno de los atractivos a minutos del centro capitalino donde la naturaleza y la aventura son las estrellas.
“En San Miguel, la primavera se anticipa con el perfume de los azahares”, le cuenta Olmedo a Tiempo de Viajes porque son los naranjos (aquí toronjas, naranjas amargas) los que florecen primero y su aroma es una característica en esta época, en el invierno antes de que llegue la primavera”.
“Los tucumanos y los visitantes también disfrutan en el Parque Centenario 9 de Julio, que es el pulmón verde de la ciudad junto al casco histórico, y fue diseñado por el paisajista Carlos Thais. Es imperdible para las familias recorrerlo a bordo del trencito que funciona aquí y que te lleva entre todas las especies que pueblan este lugar”, cuenta y recomienda.
Por supuesto que en septiembre es la primavera para todos y todas y ya en Escobar, provincia de Buenos Aires, se está programando la Fiesta Nacional de la Flor que cumple 50 ediciones y que, cada año, sin pandemia, logra lucir a los viveristas, a los productores, y propone un fiestón a pura música y color.
“La Fiesta se inaugurará el 30 de septiembre y del primero al 10 de octubre estará abierta al público. Esta edición tendrá de nuevo el desfile de carrozas, con elección de embajadores y shows. También habrá novedades que renovarán toda la fiesta como anticipo de lo que serán los 60 años que se cumplen el año que viene”, le dijo el subsecretario de Turismo del municipio de Escobar, Hernán Zaccardi.
Pero si hay postales de un lugar de ensueño, es la que regala Trevelin en el oeste de Chubut, en la Patagonia argentina cuando arranca octubre. Es en la chacra Plantas del Sur de Juan Carlos Ledesma, donde se producen bulbos de tulipanes para su comercialización y la floración es en el mes de octubre.
“Estamos preparando todo. Este año estamos cumpliendo un sueño de brindar más servicios, una confitería en altura, asique esta temporada de tulipanes habrá muchos balcones y decks con vistas a los tulipanes y a la montaña”, le revela Juan Carlosy confiesa estar emocionado por todo lo que avanza el emprendimiento y que la gente llegue a visitar simplemente para ver las flores.
Aquí, en la chacra, el paisaje se convierte en un producto turístico porque son hileras de 400 metros donde las 27 variedades de tulipanes, cada una de un color diferente, desde el negro hasta el blanco, dibujan un arco iris de flores que llega hasta el horizonte recortado por las montañas con sus picos nevados. Caminar, sentarse a mirar, descansar, respirar, fotografiar de día o de noche con la luna llena y hasta practicar yoga, son parte del sin fin de actividades que tienen que ver siempre, con un regalo para el alma y por supuesto, con las flores.
Más info:
jardinjapones.org.ar
www.facebook.com/asociacionguiastucuman/
tucumanturismo.gob.ar
escobarturismo.tur.ar
trevelin.tur.ar
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