El encuentro tuvo su apertura oficial con una alocución crítica hacia el Gobierno nacional del presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, y de la escritora Liliana Heker, una patética disertación de Jorge Macri y la ausencia más que evidente de Leonardo Cifelli, secretario de Cultura de la Nación.
Si en su oportunidad Pablo Avelluto, secretario de Cultura durante el gobierno de Mauricio Macri en la Ciudad, debió dar su discurso inaugural ante la nuca del público que giró su silla para darle la espalda, ayer resultaba evidente que el ataque brutal a la cultura por parte del gobierno de Javier Milei sería registrado por esa suerte de sismógrafo de los temblores políticos y sociales que suele ser la inauguración de la Feria del Libro.
Los únicos dos momentos de calma correspondieron a las intervenciones de las autoridades de Portugal el embajador de Portugal, José Ludovice y Carlos Moedas, alcalde de Lisboa que representaron a su país en virtud de ser Lisboa la ciudad invitada de honor en esta 48º edición de la Feria. Carlos Moedas habló a través de un video, ya que este jueves se conmemoraba en su país La Revolución de los Claveles por lo estará presente en la Feria recién el 2 de mayo.
Alejandro Vaccaro fue claro, contundente y habló sin eufemismos.
“Este capítulo de la Feria –dijo- representa la resistencia, ya que realizamos la 48.°Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en un marco de suma complejidad. Los verdaderos hacedores de este megaevento que años tras año se supera –o sea la gente, los lectores que nos acompañan- observan con perplejidad que las medidas económicas que se toman desde las más altas esferas del gobierno, los arrastran sin compasión a un mundo lejano al paraíso que imaginaba Borges.”
Y continuación enumeró: “La abrupta pérdida del poder adquisitivo de amplias franjas de la población, 90 % aproximadamente, el excesivo aumento de los alimentos y de todos aquellos productos de primera necesidad, tornan el consumo en cualquiera de sus formas, en un lujo que muy pocos se pueden dar”.
“Concurrir a la Feria, este año señaló en otro tramo, representa un acto de rebeldía y de resistencia. Como nunca este espacio plural, activo, será el eje central alrededor del cual girará el repudio de todas las fuerzas culturales a las políticas devastadoras que propone este gobierno. En este marco se inscribe, entre otras cosas, el acto de desagravio a los programas culturales históricos que emitía la Televisión Pública, al cierre de Télam, etc., que realizaremos el sábado 27 de abril a las 20:30 h en los espacios al aire libre de la Feria”.
Su discurso estuvo escandido por los fervorosos aplausos de la mayoría del público y la ovación fue estruendosa cuando dijo:
“No registra la memoria de nuestra Feria que el Gobierno Nacional haya estado ausente, sin un stand, en este evento. La excusa de que la participación del Estado Nacional en la Feria implicaba una erogación de 300 millones de pesos no es otra cosa que una flagrante mentira.”
“Después de una ardua negociación, en la cual accedimos a todos sus requerimientos, el Banco Nación decidió retirar, después de muchos años, su sponsoreo de la Feria, dejando trascender que la orden vino `de arriba`”.
“Pero esto no es todo, el Presidente de la Nación, luego de despreciar nuestra Feria, no se sonroja y pide participar en este espacio, (con un presentación) que está prevista para el próximo domingo 12 de mayo en la Pista Central de La Rural».
“Su presencia en la Feria, vidriera extraordinaria, implica una serie de erogaciones también extraordinarias, que la Fundación El Libro no puede afrontar. Se lo digo con una mano en el Corazón: NO HAY PLATA. Por lo tanto, todo lo atinente a su seguridad y de la gente que concurra a su evento correrá por su exclusiva cuenta, o lo que es peor, será un gasto extra para el Tesoro Nacional”.
Por su parte, Liliana Heker, quien habló en último término, fue acompañada en todo momento por una “hinchada” fervorosa. La escritora realizó sus punzantes críticas hacia al gobierno con un gran sentido del humor que pulverizó y dejó en ridículo tanto los discursos de Milei como los de sus funcionarios, Adorni entre ellos.
Se refirió tanto a la crueldad de dejar de abastecer los comedores comunitarios como a los razonamientos falaces y diagnósticos sin fundamente sobre el futuro como el que afirma que por esta vía de pauperización del pueblo 35 años el país llegará a ser una potencia. Heker se preguntó qué estudio científico avalaba esta afirmación. De qué modo se obtuvo la certeza de que será exactamente en ese tiempo. Agregó, además, que el hambre no puede esperar.
También se refirió al deseo del presidente de que el país sea la potencia que, según él, fue 100 años atrás. “¿Tienen alguna idea –preguntó la escritora refiriéndose a los comienzos el siglo XX- de que en esa época había un grupo minoritario al que la sabiduría popular denominó “los de la vaca atada” porque viajaban habitualmente a Europa, y con su propia vaca para que, a sus niños, en el barco, no les faltara la saludable leche nacional, mientras que, en general, el pueblo se moría de hambre?
“Creo de verdad que quienes promocionan esa meta de retroceder al año 1900 no mienten cuando dicen que ese es el país al que aspiran, pero fuera de estos nuevos representantes de la vaca atada, ¿serán muchos los que quieren vivir según ese modelo? ¿O simplemente no creyeron necesario, o no tuvieron los recursos, para indagar en su significado?”
Y dijo en otro párrafo: “La gente está contenta”, le escuché decir al ministro de economía y me pregunté: ¿de qué gente está hablando? ¿Con qué elementos construyó una generalización tan categórica? ¿Caminó alguna vez por la calle?, ¿vio a los que duermen en las veredas?, ¿trató al menos de imaginarse la desesperación de alguien que va a un comedor comunitario para calmar su hambre y ni siquiera allá encuentra comida? ¿Habló con alguno de los que, sin justificación, acaba de ser despedido?”
“¿O simplemente la frase le pareció simpática y la largó sin mucho problema? Debo decir que es tan desembozada que más bien se parece a un chiste: es el caso del vocero presidencial cuando aclaró que no era cierto que a los jubilados un aumento prometido se les iba a pagar en dos cuotas; no: simplemente se lo haría “en dos momentos distintos”.
Heker dio un discurso implacablemente irónico y, a la vez, le imprimió el encanto de su simpatía natural y de sus gestos descontracturados que le quitó todo tipo de solemnidad.
El jefe de gobierno de la ciudad, “el primo”, como suele llamárselo por haberle legado su primo, Mauricio, el trono de Buenos Aires mientras era el intendente de Vicente López, como si la jefatura de gobierno porteña se heredara por privilegios de sangre, aparece bastante poco en público y siempre que lo hace sus intervenciones son desafortunadas. Ésta no fue la excepción.
Cabe preguntarse por qué habló él cuando lo más acertado hubiera sido que lo hiciera la ministra de Cultura Gabriela Ricardes, que se encontraba presente.
Es probable que su actitud obedeciera a que un discurso de Ricardes hubiera puesto aún más en evidencia la ausencia de su par de Nación, Leonardo Cifelli, cuya asistencia a un acto en representación de un gobierno empeñado en la destrucción de la cultura, hubiera tenido consecuencias no deseadas por el gobierno nacional.
El discurso de Macri fue precedido por una serie de abucheos, silbidos e insultos que provenían de la mitad trasera de la platea, mientras algunas personas de la primera lo aplaudían fervientemente y recriminaban a los de atrás.
Si algo dejó en claro el discurso del jefe de gobierno de la Ciudad o el embajador de Vicente López en Buenos Aires, no se entiende bien, es que todo lo que dice es falso tanto cuando improvisa como cuando lee. Sería bueno comunicarle que la persona que cobra por escribirle los discursos lo está estafando.
No sólo son pésimos, sino que demuestran que su autor, quienquiera que sea, ni siquiera se encarga de googlear la información sobre escritores de lengua portuguesa. En una lista de tres grandes escritores de Portugal incluyó a Enrique Vila-Matas que nació y vive en Barcelona y escribe en castellano.
Si el discurso lo escribió él mismo, debería ser coherente ya que afirmó que durante sus vacaciones infantiles de verano y de invierno en Tandil, “abrazó” los libros. Su afirmación hizo estallar una carcajada sonora en la mitad trasera de la sala.
Pero hay que ser justos. No es un pecado que un jefe de gobierno no haya leído a Vila Matas. No es eso lo que se espera de quien rige los destino de la ciudad, sino más bien que encuentre una solución para las personas en situación de calle “que toman el cajero automático como un monoambiente” o que pretenda “limpiar” la ciudad de esos seres pobres y en absoluto desamparo que afean la calles que su antecesor ha llenado de hermosas macetas.
Su error sí da cuenta de su falta de compromiso con la verdad. ¿Hablaría de química si le tocara inaugurar un laboratorio? ¿Por qué habla sin saber sobre escritores portugueses precisamente en la Feria del Libro? Su actitud delata que entiende la cultura –la literatura en este caso preciso-como un adorno que, aunque superfluo, combina bien con los zapatos negros en un acto protocolar.
Fumigar y poner a disposición de los porteños una vacuna grauita contra el dengue, por ejemplo, sería una acción mucho más noble y efectiva que mencionar a Vila-Matas como un gran autor de lengua portuguesa. A menos que realmente lo haya decretado portugués algún DNU que desconocemos.
Por supuesto, en su discurso no faltó el trillado tópico de la importancia de la lectura en los niños. “Pero también tienen que comer” le indicaron desde la segunda mitad de la platea.
Luego de señalar el inclaudicable apoyo a la cultura del gobierno de la Ciudad anunció la creación de una entidad que favorecerá los proyectos cinematográficos y literarios. También se encargaron de aclararle desde el público que el gobierno nacional que llegó al poder con los votos que le regaló la fuerza política liderada por su primo, condenó a muerte al INCAA. En fin, la coherencia no parece ser un requisito para gobernar en los tiempos que corren.
Resulta obvio que no se puede hacer un buen discurso cuando no hay nada para bueno para decir y mucho malo para ocultar.
Sin embargo, tuvo su repercusión. Más de uno de los asistentes al acto inaugural de la Feria el Libro se habrá preguntado un tanto desconcertado: ¿será que el cambio de nacionalidad de Vila-Matas estará incluido en la Ley Bases?
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