Ante la ausencia del gobierno de la Ciudad, crece la preocupación de las familias: "No la enviamos más al jardín hasta que tengamos los resultados de los estudios ambientales correspondientes", afirma una mamá.
La comunidad educativa conoció la situación luego de una presentación de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP). El sábado pasado se movilizaron hacia el taller Polvorín Bonifacio, ubicado en Emilio Mitre y Bonifacio, bajo la consigna “Apaguen el Horno” y “El Asbesto Mata”, para exigirle al gobierno porteño que se haga cargo del grave problema que afecta a la comunidad educativa y a vecinas y vecinos del lugar. En los depósitos se encuentran viejas formaciones de subtes de más de 70 años de antigüedad que contienen amianto, una sustancia cancerígena que “provoca alrededor de la mitad de las muertes por cáncer en el ambiente profesional/laboral”, según la Organización Mundial de la Salud.
El silencio de la empresa SBASE (Subterráneos de Buenos Aires) que maneja la administración de Rodríguez Larreta, responsable de controlar el funcionamiento de los subtes, es ensordecedor. Pero ante esta situación tampoco se manifestaron funcionarios de la cartera de Salud que dirige Fernán Quirós, ni autoridades de la cartera educativa porteña que comanda Soledad Acuña. “Queremos que apaguen el horno que está contaminando la salud de nuestros hijos”, manifestaron las familias que se movilizaron hacia el lugar. Los viejos talleres tienen un horno cuya chimenea apunta directamente al patio de la escuela primaria y del jardín de infantes
“No la enviamos más al jardín hasta que tengamos los resultados de los estudios ambientales correspondientes, donde aseguren que los niños y niñas no están expuestos al asbesto”, contó a Tiempo Mariana Larroca, mamá de una nena de 3 años que asiste al Jardín. Los equipos de conducción de las escuelas redactaron un documento a la Supervisión del Distrito Escolar N°8, detallando que fueron notificados por trabajadores y trabajadoras que integran la Secretaría de Salud Laboral de la AGTSYP, sobre el último relevamiento realizado por la entidad. El mismo indica que los talleres ubicados en José Bonifacio entre Emilio Mitre y Del Barco Centenera, en Caballito, “se encuentran materiales con amianto (asbesto) que contaminan el ambiente y son nocivos para la salud de los expuestos», detalla.
La mayoría de las familias dejaron de enviar a sus hijos a la escuela: “En nuestro caso la recomendación fue de nuestra pediatra y solicitamos que el Gobierno de la Ciudad ejecute los resultados ambientales con la mayor celeridad posible”, agrega Mariana. El gobierno de la Ciudad “no está garantizando su escolaridad “, remata.
Algunos estudiantes no asisten a clases desde hace más de cinco días, “y si esto sigue así a mis hijos no los voy a enviar hasta que el gobierno de la Ciudad no se haga cargo de esta situación”, lanzó a Tiempo Mariano Villarraza, papá de Noah y Benjamín, que asisten a la escuela primaria y al jardín respectivamente. El mayor, va a la escuela hace más de cuatro años y en los últimos años tuvo varias recaídas con enfermedades respiratorias. “No sabíamos por qué, en el hospital no nos podían dar certeza de nada porque eran situaciones que evidenciaban diferentes enfermedades como Laringitis, faringitis, etc. Luego a esta incertidumbre, “se sumó más tarde el más pequeño de la familia que también empezó con esos síntomas, y en este último tiempo tuvieron muchas inasistencias como consecuencia de estas recaídas”, agrega Mariano.
Durante la jornada se reunieron con la dirección de la escuela para conocer si tenían más novedades, o si hubo alguna respuesta de las autoridades del Gobierno de la Ciudad, la respuesta fue la misma desde hace casi dos semanas, “no”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el amianto es uno de los carcinógenos ocupacionales más importantes que provoca alrededor de la mitad de las muertes por cáncer en el ambiente profesional/laboral; cuya capacidad de provocar fibrosis pulmonar fue establecida científicamente en 1930.
Recién a mediados de la década del 70’, se conocieron y difundieron masivamente, sobre los riesgos cancerígenos del amianto, y una década más tarde el consenso científico era pleno. En 1976 la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) estableció que todos los tipos de fibras de amianto podían provocar mesotelioma y carcinoma de pulmón y negó la posibilidad de definir niveles seguros de exposición.
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