Hasta el 11 de noviembre puede visitarse en Casa de la Lectura “Escritores argentinos contemporáneos”, una exposición de 14 retratos que revelan cómo son los autores que leemos hoy cuando están en sus casas o en su barrio y pueden liberarse de la formalidad para revelar los rasgos más característicos de su personalidad.
Así, por ejemplo, Félix Bruzzone, el autor de novela emblemática “Los topos” que acaba de publicar “307 consejos para escribir una novela”, se muestra en la cocina de su casa, donde los objetos domésticos revelan lo que generalmente no se muestra a la prensa. Pero la casa no es el único espacio posible. Hacer aflorar aquellos rasgos que no son habituales en una entrevista formal. “Valoro que la foto sea en el lugar en que se sientan más cómodos”, acota el fotógrafo. Podría decirse que este proyecto de Iniesta muestra a los escritores sin almidón.
“Descubrí que en mi barrio tenía algunos vecinos escritores, dice Iniesta refiriéndose al origen del proyecto que dio origen a esta muestra, para empezar, Mariano Quirós, quien me cuidaba la gata cuando yo estaba de viaje. Pronto comencé a darme cuenta de que en el barrio había muchos escritores, dice refiriéndose al laberíntico Parque Chas. Entonces empecé un proyecto fotográfico barrial, a pequeña escala. Luego comencé a agrandarlo y empecé a incorporar escritores, incluso de otras provincias. Así se fue armando la serie que tiene un poco de crónica o de anotación personal sobre la literatura argentina más actual. El único requisito o regla que establezco en esta serie es que los escritores se dediquen a la ficción”.
Así, bajo la lente de Iniesta han pasado, entre muchos otros escritores y escritoras, Inés Fernández Moreno, Martín Caamaño, Leila Sucari , Mariano Quirós, Javier Diment
Fotógrafo prolífico, Inesta tiene diversos proyectos paralelos. Uno de ellos está relacionado con la fotografía de tintorerías japonesas que en algún momento ocuparon un lugar muy importante en la ciudad. “No hay nada más porteño que un tintorero japonés”, sostiene. Tanto los bares de gallegos como las tintorerías japonesas son algo muy porteño que está en desaparición y como fotógrafo me gusta ir detrás de lo que está por desaparecer. Yo trabajo mucho con la maquinaria de creación de identidad nacional.»
Aunque la serie es mucho mayor, por razones de espacio sólo incluyó en la muestra 14 retratos de 14 escritores diferentes. “Yo soy, en buena medida, -se autodefine- un fotógrafo de la intimidad, del contacto directo. Me gusta el `mano a mano` con quien voy a fotografiar. Tengo mi oficio, mis trucos de fotógrafo, pero trato de no imponer una forma, sino de ver qué es lo que me atrae del otro. El que es más histriónico va a poner ese costado en juego, el que es más tímido se mostrará espontáneamente así, aunque hay rasgos de personalidad que pueden aparecer o no».
«Todo retrato es performático. En todo encuentro entre dos personas hay algo de performance, ya sea de performance social, relacional o de otro tipo. Sería un concepto decimonónico pensar que un retrato bidimensional refleja literalmente la realidad.”
Y agrega: “Yo trato de generar un clima de intimidad que se puede dar o no. Hay gente que viene con más coraza, otra que viene con un personaje que trato de ver si se puede desmontar o, por el contrario, es mejor recurrir a la estrategia opuesta y capitalizar ese personaje. Los retratados traen una versión de ellos y yo veo qué es lo que hago con esa versión, si trato de desmontarla, me siento seducido por esa versión y la tomo o qué opción es mejor elegir. Sin duda, las fotos tienen una impronta mía«.
«Mis colegas me dicen que tal cosa o tal otra, la forma de tratar el color o cierto tipo toma son típicamente mías. Pero también se evidencian cosas que son de los retratados. Por ejemplo, me dicen que se nota que dos de los fotografiados tuvieron una banda de rock. Ahí, justamente, se da lo performático. Por ejemplo, no se para de la misma forma alguien que trabaja siempre sentado porque es oficinista, que alguien que se ha parado en un escenario. No es lo mismo una mujer que desde hace años es la linda de la literatura argentina que una mujer que cuida a sus nietos y que trabaja con algo testimonial.”
Cuando Iniesta toma la cámara para retratar a un escritor, no necesariamente sabe todo de él. La situación varía de escritor a escritor: “A algunos no los conocía y ahí hay un factor sorpresa. A otros los había leído y también están aquellos con los que tengo una relación personal más o menos profunda y, al leerlos, me llevo una sorpresa. En algunos casos entré en su casa y los retraté allí».
«Me gusta trabajar con lo verde, por eso hay muchas fotos en jardines o en terrazas. Pero no necesariamente los fotografío dentro de sus casas. También puede ser en la calle, en su barrio. Me he llevado algunas sorpresas. Una vez un escritor apareció con un retrato enorme de Juan Domingo Perón. Otro apreció con una remera con la imagen de Stalin.”
¿De qué modo los escritores reciben esas imágenes que tratan de captar algo de ellos que quizá no es lo más evidente? “Hago una selección de fotos y se las entrego. En general han tenido muy buena recepción. Todos o casi todos han usado esas fotos para prensa o para la solapa de sus libros. En ese aspecto, me gusta que haya reciprocidad, que sea una cuestión de provecho y no meramente “extractiva” y tampoco que sea transaccional.”
“Extractiva –aclara- sería que les dijera `hola, vengo a hacerte unas fotos`, luego los saludara, nunca más supieran de mí y yo hiciera lo que se me ocurriera con esa foto. Transaccional sería que algún escritor o escritora me pidiera, por ejemplo, que le hiciera las fotos del cumpleaños de 15 de su hija y que, en vez de pagarme, a cambio me propusiera dejar que le haga un par de fotos. Alguna vez esto último me pasó y dije que no, porque no me interesa. Recíproco es que hagamos algo que nos sirva a ambos, cada uno desde su lugar.”
“Escritores Argentinos contemporáneos” –concluye- es una muestra en la que puedo unir mi amor por la fotografía y la literatura y mostrar ese amor como algo vivo, con sus protagonistas actuales. Creo que uno no tiene más que dos o tres ejes rectores en la vida. Para mí son el amor, la fotografía y lo que tiene que ver con los libros y el pensamiento. Me doy cuenta de que, en definitiva, voy conjugando estos ejes de diferentes maneras y así van saliendo diferentes cosas.
“Escritores argentinos contemporáneos” puede verse hasta el 11 de noviembre en Casa de la Lectura, Lavalleja 924, CABA. De lunes a viernes de 10 a 17. Sábados, domingos y feriados de 10 a 20.
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