El gobierno logró el objetivo de que el 25 de mayo funcione como punto de relanzamiento. La homilía en la Catedral fue tomada con alivio en el oficialismo.
«Tenemos un deber central como sociedad que somos, el deber de estar unidos, más unidos que nunca. Hay que unirse aunque pensemos distinto, respetando que el otro piense distinto», dijo el jefe de Estado en el Club Nahuel, donde se llevó a cabo el almuerzo organizado por el Movimiento Evita, cuyo referente nacional, el secretario de Economía Social, Emilio Pérsico, ofició de anfitrión.
El presidente estaba acompañado por los ministros de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, y de Obra Pública, Gabriel Katopodis, los más fieles del Gabinete, que además juegan de armadores en el conurbano. Y por Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados. “Los primeros que tenemos esa obligación de unirnos en la diversidad somos los que decimos ser parte de un movimiento nacional y popular. Porque el riesgo que corremos, el primer riesgo, es que nos peleemos entre nosotros porque no queremos escuchar que el otro piensa distinto a mí. Ese es el primer riesgo que corremos», advirtió desde el escenario.
Y envió un mensaje enmarcado en la interna oficialista, casi un pedido a Cristina Fernández: “Lo que nosotros necesitamos antes que nada es respetarnos en la diversidad. No tenemos por qué ser todos iguales, pensar todos del mismo modo y obedecer a una misma lógica». Y afirmó que «podemos tener una lógica diferente y podemos estar unidos».
El acto fue cerrado al público pero transmitido desde la cuenta de Instagram del referente del Movimiento Evita, Gildo Onorato. Desde allí se vio cómo el jefe de Estado subió al escenario y cantó, guitarra en mano, un clásico de Lito Nebia.
Al recordar el 25 de mayo de 2003, cuando asumió el expresidente Néstor Kirchner, contó: «Antes de tomarnos juramento dijo algo de lo que nunca me voy a olvidar: ‘finalmente nosotros somos hombres comunes con responsabilidades importantes'». «Yo quiero seguir siendo un hombre común con responsabilidades importantes», parafraseó. Este miércoles también fue el día de lanzamiento de una nueva publicitaria de Presidencia cuyo eslogan es “Primero la gente”, y muestra distintas historias de gente común.
En medio de las tensiones con la vicepresidenta, Fernández insistió: «No todos pensamos igual porque nadie tiene la verdad. Todos somos dueños de una verdad relativa y, en todo caso, contraponiendo la verdad relativa, tal vez alcancemos una verdad superadora», señaló, y pidió que «tomemos las palabras de Néstor».
Durante la mañana, el presidente asistió a la Catedral porteña. El cardenal Mario Poli brindó una homilía en la que estuvieron austentes los fuertes cuestionamientos a los referentes políticos que suelen poblar estos mensajes de la Iglesia. Esto fue tomado con alivio dentro del Gobierno, que logró el objetivo de que este 25 de mayo sea una pequeño punto de inflexión para tratar de relanzar la gestión.
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