La hicieron en el marco de la 22° Fiesta Provincial de la Torta Frita. Tuvo una masa de más de 5 metros de diámetro. Fue hecha con 120 kilos de harina y 1600 kilos de grasa. Decenas de personas debieron colaborar en su preparado.
Y después la frieron en una gran olla con aceite, agarrada en una especie de waflera enorme a la que maniobraban un par de señoras en el Parque Municipal Independencia. Necesitaron de doce amasadoras solamente para hacer la mezcla. Luego, un grupo de hombres arrancó a pisarla como si fuera vino, para estirar la masa. Para freírla apelaron a una enorme espumadera hecha de reja, una grúa que diera vuelta el disco y un grupo de personas que se encargaba de la leña y el fuego.
Todo llevó más de dos horas de preparación. Con sus 5 metros de diámetro, Argentina le saco el primer puesto a Uruguay, que había conseguido el podio en 2019 con 3,70 metros. No es el primer récord culinario de la Argentina, que ya cuenta, por ejemplo, con el récord del sándwich de milanesa más grande del mundo en Tucumán.
La torta frita fue el plato fuerte de la Fiesta (y un intento marketinero de instalarla en la agenda de las fiestas bonaerenses), en la que participaron más de 40 artesanos locales, 14 food trucks, 20 puestos agroecológicos y 14 cuerpos de danza de la localidad bonaerense. La entrada valía 200 pesos, pero los turistas tenían ingreso gratuito «para fomentar el turismo», según dijeron desde la Comuna. Además, se recaudaron fondos para los clubes sociales y deportivos.
El director de Turismo de Mercedes, Martín Boragno, comentó a Télam que todo comenzó «hace 22 años, cuando un grupo de vecinos y veteranos de Malvinas se juntaron a tomar unos mates y empezaron a diagramar un evento para hacer un reconocimiento a ellos, y así surgió la primera fiesta, que ahora pasó a ser provincial y es una de las principales de nuestra ciudad».
El origen de las tortas fritas es alemán y se cree que llegó al Río de la Plata de la mano de inmigrantes españoles y árabes, quienes la conocieron en la invasión a Europa por el sur de España y la llamaban «sopaipilla», que a su vez proviene del germano Suppa y significa «pan mojado en líquido». El vocablo fue traducido al español como «masa frita».
La costumbre fue traída a algunos sectores de América de la mano de los inmigrantes. En Alemania estas pequeñas tortas se conocen como Kreppel, nombre con el que son más conocidas en localidades con colonias numerosas alemanas, como Coronel Suárez en la provincia de Buenos Aires o Crespo en Entre Ríos.
Se cuenta que la tradición argentina y uruguaya de hacerlas y comerlas fundamentalmente cuando llueve, se remonta a la época de la colonia, cuando se recogía el agua de la lluvia y con ella unían la masa.
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