Una alegoría del fin de la humanidad que también es fin del patriarcado. La directora termina atrapada por más lugares comunes de los que quiere evitar.
En un futuro no muy lejano, un apagón de magnitud indeterminada pero sin dudas muy grande aisla a la gente. De los aislados que se ocupa Patricia Rozema son una familia compuesta por un padre y dos hijas, que por iniciativa de él viven en un bosque, distanciados de la civilización. Por supuesto que tienen todas la comodidades que la vida moderna adquirió a partir de la electricidad, desde Internet de las cosas hasta grupos electrógenos propios que le permiten sobrellevar los avatares como el de un apagón de magnitud.
Pese a eso la envergadura del apagón (del que Edenor y Edesur parecen no tener que ver) las lleva racionar tanto comestibles como energía, e intentar suplantarlas por fuentes alternativas. Como ya se puede ver en el trailer, en un momento, las hermanas quedan solas. Y ese es el escenario que le interesa a la directora.
Rozema entiende en esa relación femenina un mundo por venir. Un mundo que aun cuando tenga cierta necesidad de varones puede prescindir tranquilamente de ellos; incluso debería hacerlo si quiere conservar algo de lo que la humanidad consiguió en milenios de civilización. Hay en la película un aire a que los hombres parecen estar esperando un apocalipsis a fin de recuperar ciertos derechos que creían ganados definitivamente respecto a la mujeres.
Y si bien el punto de partida es bueno -incluso al mostrar la impericia de la humanidad toda para sobrevivir cuando se queda sin electricidad-, el desarrollo y desenlace aparecen más bien forzados, y en algunos pasajes en contra del sentido inicialmente planteado. La crisis por la que atraviesan las hermanas antes de volver a profundizar su relación, las vicisitudes por las que deben pasar -especialmente respecto a los hombres- como para reencontrar el camino de la esperanza (punto que le interesa remarcar al film) aparecen previsibles, y por eso mismo lugar común más bien masculino, que enseña a partir del dolor y el sufrimiento.
Con una primera parte más que interesante que pone en evidencia sus destrezas como realizadora, el film de Rozema se convierte luego en una sucesión de lugares comunes tanto de lo que se le suele criticar a las películas pretenciosas, como a las que gozan de masividad.
En lo profundo del bosque (Into the Forest, Canadá-Estados Unidos, 2015). Dirección: Patricia Rozema. Guión: Patricia Rozema, sobre la novela de Jean Hegland. Con: Ellen Page, Evan Rachel Wood, Max Minghella, Callum Keith Rennie, Michael Eklund y Sandy Sidhu. 101 minutos. Apta para mayores de 16 años.
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