Argentina jugó bien por momentos, coincidentes -como siempre- con las mejores apariciones de Messi. A pesar de ir ganando 2 a 0 desde los 8 minutos de partido, terminó empatando ante un rival irregular. En la tabla general, el equipo de Scaloni sigue bien posicionado.
En el primer tiempo, Argentina encontró primero los goles y después el juego. Un cabezazo de Cristian Romero después de un tiro libre de Rodrigo De Paul abrió la cuenta. Una jugada precedida por un pifie de Lionel Messi terminó en un gol de baby fútbol de Leandro Paredes, que definió con un pase a la red después de llevarse la pelota de taco. Y, de ahí en adelante, la Selección encontró pasajes de toque y toque en la mitad de cancha, gracias al buen pie de Paredes, De Paul y Giovani Lo Celso. Juego asociado, peligro en el arco rival, un equipo solidario.
En el segundo tiempo, un penal ingenuo de Nicolás Otamendi en el comienzo trastocó los planes iniciales, cambió el humor: Luis Muriel lo cambió por gol. Si en el primer tiempo hubo pérdidas en la mitad de cancha, en el segundo se acentuaron. Pero fue un lapso. El entrenador Lionel Scaloni movió el banco, armó una defensa de cinco (Montiel-Foyth-Pezzella-Otamendi-Acuña), y el equipo demostró carácter: en vez de amilanarse y refugiarse en el área ante el descuento de Colombia, salió a buscar el tercero. Estuvo cerca Lautaro Martínez en dos ocasiones, en las que respondió David Ospina. El arquero colombiano también le ahogó el gol a Messi. Pero en el final del segundo tiempo, un centro al corazón de la defensa argentino encontró a la cabeza Miguel Borja y la poca respuesta de Agustín Marchesín, quien había reemplazado a Emiliano Martínez por lesión.
¿Messi? Atrajo rivales y liberó a los compañeros. Messi ya no participa en todas las jugadas, sino en aquellas donde se impone. Argentina no da la sensación, después de mucho tiempo, de ser Messidependiente, lo que de por sí es un valor. Argentina podrá empezar a construirse a partir del primer tiempo ante Colombia en las Eliminatorias. Actitud, personalidad, juego, goles. Barranquilla como el faro a mirar. También para lo malo: los errores defensivos en dos jugadas puntuales, aéreas. Otamendi y su penal de iniciado y el desencuentro de Foyth en la última línea.
Lionel Scaloni sabe con lo que cuenta. Y, de a ratos, como anoche en Barranquilla, de la sensación de equipo. Scaloni, el entrenador que llegó sin experiencia, ya construyó los pilotes con Messi como arquitecto. Hizo el recambio después del Mundial de Rusia 2018. En el debe, acaso, permanece darle forma a un estilo de juego más allá de las declaraciones. “El punto alto del equipo es esa palabra: equipo. Somos un rival difícil, que cuando hay que ponerse el overol, se lo pone. Y que cuando hay que jugar, estos chicos son de los mejores del mundo”, dijo en alguna oportunidad. Ahora llegará el turno de la Copa América. Y será, como en 2019, en Brasil, la selección que domina las Eliminatorias, la última campeona de la Copa América.
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