De paso por Buenos Aires por los 12 años del "No al ALCA", el sociólogo y politólogo brasileño consideró que un eventual triunfo de Lula generaría un cambio de eje en la región y posibilitaría el regreso de gobiernos de signo popular.
-¿Un triunfo de Lula en octubre de 2018 es central en la recuperación de la región para los intereses populares?
-Seguramente significaría frenar un tanto el avance de la derecha, dejarían de tener a Brasil y el país puede pasar a ser un eje de recomposición. Pero no quita los avances que han tenido. Hasta ahora la victoria que han tenido las fuerzas populares se ha revertido, que es lo de Ecuador. Entonces no hay en ese proceso todavía triunfos que se contrapongan a la ofensiva de ellos. Relativamente Venezuela, pero veremos qué pasará. Sería significativo por la importancia de Brasil, la importancia de Lula, del PT, etcétera. Pero no significa inmediatamente una recomposición porque de todas maneras no está el eje Brasil-Argentina, que fue determinante. No está el dinamismo que Chávez imponía desde Venezuela, no está Correa como mandatario. Entonces son todavía condiciones nuevas, pero por lo menos sería un freno a esta contraofensiva, una primera derrota a la derecha.
-¿Podría implicar también una revisión de las posiciones del Mercosur, en temas como la suspensión a Venezuela?
-Claro, hoy cuentan con un consenso muy fuerte en contra de Venezuela y de desarticulación de los procesos de integración regional. Eso ya se tendría que consultar con Brasil. Se desharía un poco ese eje tan sólido que tienen y además Brasil podría retomar iniciativas pacificadoras de negociación de la región que hoy prácticamente no existen. Y yo creo que Argentina tendría también una postura de acercamiento porque no se lanzaría sola con una política medio aventurera en lo internacional, sin Brasil.
-¿Cuáles son las posibilidades de Lula de ganar la elección del año próximo?
-Bueno, su principal dificultad es ser candidato. Si lo es, seguramente gana. Y si no es el gran elector, el que logra transferir todo ese caudal hacia alguien que represente lo mismo. El favoritismo está del lado de un candidato del PT. Si fuera Lula es más fácil, según las encuestas que vemos. Pero claro, la derecha viene con la esperanza de volver a crear algún candidato supuestamente de centro, centro-derecha. Destruyeron el partido fundamental de ellos que era el PSDB, cómo adhirió al golpe, se debilitó, además de las denuncias de corrupción. Entonces tienen que buscar una solución medio mágica, por fuera de la política, pero es difícil contraponerse a Lula y a lo que ha representado.
-Usted dice que se perdió la lucha de las ideas. ¿Cómo cree que se recompone?
-Primero hay que recuperar el prestigio de la naturaleza popular del Estado, que fue descalificado. Los servicios públicos habían recuperado el prestigio, y hoy los descalifican, debilitan los servicios para promover el Estado mínimo, la centralidad del mercado, la idea de que el estado es fuente de corrupción. Pero hay que dar la lucha sobre cuáles son los temas centrales del país. Soberanía, patrimonio nacional, derechos de la gente.
-Hoy cuando los medios concentrados representan otros intereses, ¿cuáles son los medios del campo popular para dar esa lucha?
-Está claro que no estamos luchando en paridad de condiciones. Son máquinas de promoción y descalificación, no tanto promover lo que piensan ellos sino descalificar individualmente liderazgos de carácter popular o alternativo. Pero esas caravanas masivas de Lula en Brasil significan un poco eso, dar vuelta y hablar directamente al pueblo. Él hace un itinerario pasando por lugares de conquistas de su gobierno, para que la gente lo vuelva a identificar con esas conquistas.
El desconcierto argentino
Cuando se le pregunta a Sader sobre posibles errores de gobiernos populares que allanan el camino a expresiones con otro signo político se excusa, respetuoso, de no atreverse a hablar del país anfitrión. Sin embargo dice compartir el desconcierto relativo por el hecho de que un gobierno con un modelo económico tan antipopular logre una victoria política como esta. Pero seguro que en los últimos años ellos dieron vuelta a la lucha de ideas, retomaron iniciativa y descalificaron valores importantes nuestros. Y con eso sacan consecuencias a su favor.
En su paso por Buenos Aires para participar del conversatorio sobre los 12 años del No al ALCA organizado por el instituto IDEAL y la CTA, el intelectual vinculado al PT dijo a Tiempo que para dar vuelta esa lucha de ideas es imprescindible reponer el tema social como prioritario en nuestros gobiernos. El rol del Estado, de los medios y los bancos, tienen que ser parte de la discusión, afirma. Los bancos privados hoy no solo no financian la producción, el consumo y la investigación, viven de la compra y venta de papeles. Canalizan los capitales que podrían estar en inversiones productivas en la pura especulación, dice. «
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