Comienza este martes a las 19, en el CCC, el Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro que cumple una década de vida.
–¿Cuáles serán la características distintivas del Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro en esta décima edición?
Carlos Aldazábal: -Contará con la presencia de poetas invitados latinoamericanos, poetas de las provincias y de Buenos Aires. Este año, además, estará acompañado por una feria de editoriales, a lo que se agrega una programación musical y teatral vinculada a la poesía, a la que denominamos Agosto Poético que comenzó a principio de mes y que acompañará la actividad central del festival. La entrada al Festival es libre y gratuita y la programación día por día puede verse completa en la revista digital de nuestro espacio, www.excentrica.com.ar.
Juano Villafañe: Agosto Poético establece una relación entre poesía y otras disciplinas, por ejemplo, danza y poesía, canción y poesía, teatro y poesía…Son distintas propuestas poético musicales o poético coreográficas, con distintos actores, distintas direcciones que, como dice Carlos acompañan el Festival Latinoamericano.
CA:- Una particularidad importante es que contaremos con la presencia del nieto del gran poeta chileno Vicente Huidobro, Vicente García Huidobro Santa Cruz, que es el presidente de la Fundación Huidobro. Va estar acompañado de otro poeta, Mario Meléndez, en la mesa de reflexión Vicente Huidobro, El hombre que fue vanguardia. Meléndez leerá sus poemas en una de las mesas del festival y se va a hablar de dos libros fundamentales de Huidobro que fueron Ecuatorial y Poemas Árticos que se van a editar en Argentina a través de la editorial El suri porfiado.
-¿Qué otras editoriales participarán de la feria?
CA:-En Danza, La mariposa y la iguana, Ediciones del Dock, El ojo de mármol, entre otras. Son todas editoriales dedicadas a la poesía. Éste es el tercer año que hacemos esta feria de editoriales. A diferencia de lo que sucede en otras, nosotros no cobramos el espacio. Simplemente vienen las editoriales, colocan sus libros y los venden.
-¿Cuáles son los nombres de los poetas que participarán?
-Son muchos y están en la programación, pero puedo mencionar, entre muchos otros, a la poeta feminista uruguaya Claudia Magliano; al poeta de Bolivia Benjamín Chávez; la cubana Soleida Ríos; además del chileno Meléndez que ya mencioné viene el poeta mapuche Elicura Chihuailaf Nahuelpán. Todas sus biografías pueden encontrarse también en la revista digital que mencioné antes.
-¿Cuánto público reúne habitualmente el fest ival?
JV: Durante una semana un promedio de 1.500 personas que participan de las mesas desde la apertura. Por eso hablamos del festival como una experiencia poética colectiva de integración latinoamericana que representa simbólicamente el trabajo con el lenguaje y, a su vez, el redescubrimiento de la regionalización a partir de una lengua común. Si bien es cierto que también está Brasil con su propia lengua, la unidad latinoamericana nos permite reconocer la diversidad y los fenómenos de relocalización y regionalización que vive la lengua. Cada región, cada país latinoamericano tiene abordajes particulares con la construcción poética. También tiene un alto nivel de lo que es hoy el mundo contemporáneo en la representación de la escritura. De modo que podemos hablar de integración en la gran diversidad de poéticas que, a su vez, permite reconocer las relocalizaciones y experiencias particulares en cada uno de los países latinoamericanos. Es interesante el hecho de que sea una experiencia poética colectiva, no sólo del poeta en relación al modo en que aborda la vida y el trabajo literario, sino también del lector o del oyente que puede participar de un ritual poético. Año tras año, ésta es una continuidad que tiene el festival. Éste nos ha demostrado que hay todo un público interesado en participar de esta experiencia poética con la palabra de los autores latinoamericanos.
-En un país de cuentistas como Borge y Quiroga, se dice que el cuento no vende. Con tanto público para la poesía, las grandes editoriales no la publican con frecuencia y se han creado editoriales específicas para este género. ¿Cómo se explica este fenómeno?
CA: -Creo que Argentina es también un país de poetas aunque nunca lo haya asumido como sí lo hicieron Chile, Perú o Uruguay. Sin ir más lejos en el marco de Agosto Poético se presentó aquí una antología de uno de los grandes poetas argentinos que fue Manuel J. Castilla de cuyo nacimiento se cumplen 100 años. La publicó editorial Desde la gente que dirige Javier Marini y se hace desde este centro. Desde hace tiempo las grandes editoriales, no siendo a poetas del nivel de Juan Gelman que ya están muy instalados, casi no publican poesía. Quizá la excepción sea Adriana Hidalgo que publica a Diana Bellesi y publicó a Bignozzi en su momento. El circuito se lectores de poesía no tiene una consolidación en las editoriales ya desde los 80 en que surgen En Danza o Último Reino o Ediciones del Dock, en los 90. Desde entonces la situación es ésta. Junto con poetas de otras provincias del país –yo soy de Salta- dirijo El suri porfiado, surgió precisamente, como una apuesta de poetas para hacer circular la poesía que nos interesaba a nosotros y mostrar la diversidad de la poesía de las provincias porque en Buenos Aires se desconocía bastante lo que ocurría en la Patagonia, en el Norte, en Cuyo. Te puedo nombrar una editorial de la Patagonia, Espacio Hudson que dirige Cristian Aliaga. Por supuesto que en Buenos Aires hay muchas.
JV: Yo agregaría, además, que ha habido una competencia o una convivencia, según cómo se lea, entre el soporte papel y el electrónico. El fenómeno de Internet y la digitalización ha generado una gran “inflación literaria”: cualquiera puede ser editor y cualquiera puede editar su propia obra. Los campos de legitimidad se han modificado radicalmente. El fenómeno de internet también tiene sus virtudes, entre ellas, el alto nivel de comunicación que permite. El usuario consume literatura por su cuenta, elabora su propia obra y la edita también por su cuenta. No obstante, el libro como objeto sigue siendo importante y tiene su cultura instalada.
– ¿Qué papel juegan los propios poetas en la formación de lectores de poesía?
JV: – Es importante formar lectores de poesía y ésta en una deuda que a veces tienen los poetas. En general, existe una cultura muy endógena alrededor de los poetas: suelen leerse y difundirse entre poetas. En este sentido, el festival tiende a abrir nuevos lazos y nuevos lectores. Hay una tradición romántica que hace que el poeta se autoabastezca a través de la angustia de la hoja en blanco, guarde la poesía en el cajón porque escribir es ya un acto sagrado. Esa tradición hace que el poeta viva de sí mismo y de su propio lenguaje, cosa que está muy bien para el acto creador, pero tiene poca irrupción luego en las formas más públicas de acceso a la poesía. Hay otro problema que es lo que implica la metáfora circulando como forma de producción de conocimiento, de la que parecería, en general, que es algo disociado. Hay una suerte de tema ecológico que el poeta realiza con el lenguaje y por eso es tan importante su difusión. Ante la basura que incorpora el lenguaje y las nuevas tecnologías, el poeta es un trabajador ecológico. Hay un trabajo que hizo el poeta cordobés Aldo Parteniuk, prologuista de la antología de Castilla, a propósito de la importancia del poeta en la recuperación del lenguaje. Castilla es un poeta de la tierra que funda su conocimiento en la naturaleza. Estamos hablando de una biopoética. Creo que los poetas nos debemos a nosotros mismos la reconsideración de estos temas y el salir del ensimismamiento, del estado de sí, para ir a formas de trabajo más plurales.
-¿La posibilidad de difusión no crea una transversalidad beneficiosa?
JV: -Es complicado. Además de la inflación literaria, es cierto que las redes han creado una transversalidad muy grande, pero con dificultades para establecer un canon. El canon es imposible por la enorme cantidad de poetas. Antes esto era mucho más fácil de reconocer. Creo que allí hay una zona de trabajo político-cultural para la poesía de la cual no sé hasta dónde el campo poético tiene conciencia. Cuando hablás de la problemática del ecolenguaje, te miran como si hubiera que cultivar margaritas o colocar flores en los puentes (risas).
CA: La poesía de Manuel J. Castilla era ecológica, tenía un fuerte vínculo con la tierra, con el paisaje que era también paisaje humano, por lo que denunciaba las injusticias sociales. Tiene que ver con cambios de época muy fuertes. Comenzó publicando un par de libro en ediciones de autor en Salta, ganó un premio regional que había en esa época y no sé si se lo valoró alguna vez más allá del cancionero folklórico como su obra lo merecía a nivel poético. A muchos poetas de provincias les pasó lo mismo porque no vinieron a Buenos Aires como lo hicieron Madariaga u Olga Orozco que se instalaron acá, con lo que era más fácil que su producción fuera visible. Hoy las redes hacen que se pueda ver a un poeta que vive en Tierra del Fuego como es el caso de Niní Bernardello, Anahí Lazzaroni o Julio Leite o en Salta, de Jacobo Regen. El nombre de nuestro festival, Festival de Poesía en el Centro juega un poco con la idea de que estando en el centro del país el festival siempre apuntó a mostrar la producción que está en las llamadas márgenes u orillas del país. Respecto de tu pregunta acerca de por qué las grandes editoriales no se hacen cargo de la poesía, creo que a diferencia de lo que sucede en países como España, México o Colombia donde hay un mercado de lectores, es decir gente que compra libros de poesía y los lee, acá la poesía circula más sotto voce y el mercado que existió en la década del 60 no se termina de consolidar. En ese momento Argentina tenía una de las industrias culturales más fuertes de Hispanoamérica tanto en narrativa como en poesía. Pienso, por ejemplo, en la editorial Jorge Álvarez. Para desarrollar nuevamente eso se necesitarían políticas estatales más fuertes como las que hubo en la gestión anterior. En ese momento se compraron libros de poesía para distribuir en las escuelas. Esa fue una proeza que no sabemos si alguna vez se repetirá, pero que apostó a crear lectores del género desde la formación escolar. En los 90, el género poesía tuvo una eclosión y ahora está pasando algo similar. El género se afianza en el neoliberalismo. A falta de estímulos oficiales, la poesía circula por las redes, los poetas se conocen y el circuito se retroalimenta. En nuestro caso, al festival vienen poetas que no van a otros festivales del país y que tienen otra presencia, otra postura y otras particularidades frente a la poesía.
JV: -Por eso para nosotros Agosto Poético es tan importante, porque acompaña y multiplica las relaciones interdisciplinarias y las posibilidades del hacer poético: cómo trabajar coreográficamente textos poéticos, cómo trabajar la canción desde el teatro como Poesía de ricota que hace a toda la cancionística del Indio Solari, las formas que ofrece el rock o la poesía urbana. Incluso tenemos en cartel muchas producciones teatrales que se asocian con el texto poético.
CA:-Tratamos de acercar a otros públicos que no sea el específico de la poesía. Quien escucha al Indio Solari, le gusta el tango o le gusta las zambas del Cuchi con Castilla o que escucha a Spinetta está muy cerca de la poesía.
JV: -La poesía se puede difundir a través de otras disciplinas que la incluyen.
CA: Porque no es sólo lo que está en los libros, sino que trasciende lo específicamente literario. Un poeta mapuche como Elicura Chihuailaf, por ejemplo, habla de oralitudes refiriéndose a la literatura oral de los pueblos indígenas pero que también puede referirse a un rapero del Conurbano. La poesía siempre ha sido un género destinado a decirse, a ser canto. Hubo una edición del Festival en que la tuvimos a Teresa Parodi cantando a Madariaga y a una cantora ecuatoriana como Margarita Lasso cantando música de su país pero también a autores argentinos donde la poesía está muy marcada como Jorge Fandermole. Hay quien cree que poesía es decir “volverán las oscuras golondrinas…”, pero ese es un lugar común de la poesía-
JV:-La experiencia poética es algo que siempre se le atribuye al poeta, pero puede darse en cualquier ciudadano aunque no sepa que la tiene. Alguien que hace un viaje o se enfrenta con el mar, con una situación amorosa o con un vínculo particular en su vida llega a estados de lo poético por diversos mecanismos que no están incorporados en el sentido común. Al revés, en el sentido común, lo poético es un riesgo, una zona de frontera donde no conviene ir porque los temas relacionados con la subjetividad plena pueden ser complejos. Hay muchas experiencias poéticas que el ciudadano no reconoce como tales. Se ha naturalizado hablar de política, pero no hablar de poesía, porque parece que la poesía no es algo normal. No hay que idealizar el hecho poético al punto de creer que por estar en este sitio ya hemos resuelto todos los problemas de la metáfora, de los símbolos y los giros del lenguaje.
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