En el equipo de campaña del oficialismo confían en poder instalar un eje del futuro contra el pasado. Los roles de Rodríguez Larreta, Vidal, y del "miedo" al retorno de CFK.
La imagen de Mauricio Macri en cuclillas y con una mano en el pavimento del Paseo del Bajo circulará hasta el hartazgo por los grupos de WhatsApp. «Esto no es relato, es real» es una de las frases que el presidente pronuncia en los spots que los «defensores del cambio» lanzaron el pasado viernes. «Años» y «nuevo» completan el vocabulario electoral que eligió el PRO para las próximas elecciones.
Como contó Tiempo una semana atrás, no serán los propios dirigentes de Cambiemos los que defiendan la gestión sino que utilizarán fragmentos de videos grabados por «gente común», la misma estrategia comunicacional que comenzó a utilizar hace más de un año. «Vamos a decir que este es el camino, estamos poniendo las bases y los cimientos para poder crecer y desarrollarnos», explicaron.
La dupla Marcos Peña-Jaime Durán Barba será como en todas las batallas anteriores la encargada de darle forma a la campaña junto a Federico Suárez. El jefe de Gabinete bonaerense Federico Salvai se ocupará de María Eugenia Vidal, mientras que el ministro de Ambiente y Espacio Público Eduardo Macchiaveli hará lo propio con Horacio Rodríguez Larreta.
El actor que más temen en el oficialismo no es ni Roberto Lavagna ni José Luis Espert. «Una corrida como la de abril nos saca de la cancha», admitieron desde el comando del PRO, donde siguen con atención las variables económicas. Ese razonamiento explica el proyecto del gobierno para bajar las Paso. En el oficialismo sostienen que una diferencia de más de 6 puntos en las Primarias podría desatar un cataclismo económico. Si eso sucede será muy difícil que Macri reelija.
El oficialismo intentará evitar a toda costa hablar de economía y se concentrará en las obras que pudo terminar. Parece una ironía, pero Macri es el principal inconveniente que enfrentan Vidal y Rodríguez Larreta. Los mandatarios de la Ciudad y la Provincia no pudieron despegar las elecciones locales de las nacionales y el presidente los tracciona hacia abajo.
«Va a ser una campaña municipal», grafica un candidato porteño del larretismo. «Vamos a hablar todo lo que podamos de la gestión de la Ciudad pero sabemos que en octubre la elección va a nacionalizarse», le dijo a Tiempo casi con resignación. En el partido por el momento –y tal vez para siempre– dejaron de lado los timbreos. Ahora el macrismo apuesta a la segmentación, otra de las especialidades de la casa.
Los «desencantados» serán el centro de atención de la aceitada maquinaria electoral macrista. «Mantené a los propios y buscá al más cercano», podría resumir la estrategia a seguir por el oficialismo en el mayor distrito electoral de la Argentina, donde están muchos de los más perjudicados por las políticas económicas.
En la Ciudad, el distrito más «cómodo» para el PRO, tendrá la novedad de la incorporación al oficialismo de Martín Lousteau, quien hace cuatro años casi frustra los planes de Larreta en un balotaje para el infarto. Hoy estará en la misma vereda que el alcalde junto al socialismo porteño, la Coalición Cívica y el ocañismo. «Para crecer en Capital tenés dos maneras, buscar a los que te acompañaron antes y tratar de ganarte a los que te traen los aliados», explicaron desde Cambiemos.
Allí está el principal activo de Lousteau: llegar a los jóvenes, un público que por el momento es muy esquivo al PRO. No serán Macri y su vice, Miguel Ángel Pichetto, quienes «conecten» con los sub 20, sino el exembajador en Estados Unidos.
En el oficialismo explican que para los comicios de 2019 la polarización transformará la dinámica electoral y las generales podrían convertirse en una especie de segunda vuelta. «Un componente del voto es racional y por eso las Paso te terminan dando información estratégica para las generales», señaló a Tiempo una candidata de Juntos por el Cambio. «Si el resultado de las Primarias muestra competitividad entre los principales partidos termina habiendo un componente mayor de voto estratégico. Si tu voto no funciona para influir en el resultado te volcás a tu segunda opción».
«Cristina asusta y Macri decepcionó. El miedo será mayor que la decepción», profetizó Jaime Durán Barba meses atrás en una entrevista con diario O’ Globo de Brasil. El consultor fetiche de Macri tiene confianza en que la demonización que el gobierno y los medios «paraestatales» ejercieron sobre la expresidenta terminen primando sobre la realidad económica que afecta al país. «La gente no vuelve al pasado. Ese temor de volver se va a terminar capitalizando a favor nuestro especialmente entre los desencantados», le repitió varias veces a este diario un encumbrado dirigente porteño. «
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