A mediados de año se removió una caldera con la sustancia cancerígena, pero la comunidad se enteró por la prensa. El Ministerio de Educación dice que en verano va a continuar con la revisión del edificio, pero no explicó cómo.
La caldera afectada sería renovada durante las próximas vacaciones de verano. Para realizar dicha renovación se requiere de un equipo especializado en la remoción y manejo de esta sustancia cancerígena. También se requiere de trajes especiales, mediciones previas y posteriores de presencia del componente tóxico. Esto resulta peligroso para todas las personas que concurren al lugar, quienes aducen que estos parámetros no se respetaron.
“El conflicto tienen que ver con la falta de información de parte de algunos sectores del Ministerio de Educación y del Rectorado de Lenguas Vivas. Existen muchas notas con fechas contradictorias sobre la extracción de la caldera. El pedido de licitación está estipulado para los primeros días de enero de 2020. Tampoco se sabe si la contratación fue realizada de manera adecuada y tampoco hay una certificación de que el trabajo se fue hecho de manera correcta”, explicó a Tiempo Valeria Llobet, una de las madres de la escuela primaria de esta institución.
“Todas estas oscuridades pueden constituir delitos, como el incumplimiento de deberes de los funcionarios públicos. Tanto de la rectora como así también de la ministra de educación aún no nos brindan una respuesta por lo que permanecemos en una situación de incertidumbre”, agrega Llobet.
En ese edificio funcionan tres niveles educativos: primario, secundario y terciario. Todos los días concurren alrededor de 750 personas de todas las edades. Cabe destacar que en 1986 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) escribió una recomendación en la cual advierte sobre la peligrosidad del asbesto como sustancia cancerígena. Por eso exigen la evaluación de la contaminación del aire tras haber retirado la caldera.
“Nos enteramos de esto por una nota que incluye a la escuela de Lenguas Vivas entre otros colegios. Nos informaron que se iban a remover unas cañerías que contienen una sustancia tóxica que está prohibida en Argentina. En julio retiraron una caldera que contenía asbesto: y no tenemos la seguridad de que no hayan quedado toxinas en el lugar”, contó a este diario Camila Teszkiewicz, vocera del Centro de Estudiantes.
“Como comunidad educativa nunca se nos informó sobre la existencia de esta sustancia cancerígena. Solo nos dijeron que iban a retirar la caldera, pero nunca nos dijeron por qué. Nos sobre esta situación por una nota que envió el Ministerio de Educación a todas las familias. Mientras esto sucedía, personas de todas las edades cursaban sin saber nada, por lo cual podrían haber contraído enfermedades. Exigimos el informe de cómo se realizó el procedimiento en el establecimiento. Queremos saber quien constató las condiciones de salubridad en la institución”, concluye Teszkiewicz.
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