La obra “Decile que soy francesa” incorpora ese sistema de comunicación desde una visión poética, que sirve para contar las vivencias de una hija oyente de padres sordos. La puesta ofrece dos versiones, una de ellas con la participación de una actriz señante.
Así, la obra está abordada desde la perspectiva CODA, un término que deriva del inglés child of deaf adults y que sirve para denominar a los hijos oyentes de personas sordas. Al mismo tiempo, la puesta ostenta la particularidad de ofrecer dos tipos de funciones: la primera, llamada Lado A, se despliega en clave de unipersonal, mientras que la segunda, Lado B, incorpora a una actriz que trabaja con lenguaje de señas, interviniendo en escena para crear un nuevo contexto para las personas sordas.
“En un punto, estar estrenando en este momento de nuestras vidas tiene algo muy fuerte. El mundo va a seguir enloquecido y no podemos esperar a que deje de estarlo. Por eso decidimos estrenar, a pesar de que es un momento complejo para todo el público. Este es un proyecto en el que venimos trabajando desde hace mucho, pero la pandemia lo fue demorando y ahora también se dio la oportunidad de poder estrenar en una sala que es accesible no sólo de manera edilicia, sino también en todos los términos”, sostiene Gabriela Bianco.
Más allá de que no es estrictamente una autobiografía, Decile que soy francesa tiene mucho de su directora, algo que ella enseguida se encarga de aclarar: “Yo soy CODA. Es una sigla que remite a los hijos de personas sordas que somos oyentes. Crecí con el lenguaje de señas, y hace muchos años pensé que estaría bueno contar lo que nos pasa a los hijos de personas sordas, pero el momento no llegaba. Básicamente lo que la obra muestra es la mirada de una niña sobre ese mundo en el que sus padres no escuchan, y en el que ella oficia de puente entre el mundo que oye y el de los sordos. Creo que desde la singularidad de esta historia la trama se vuelve una metáfora de ciertas infancias en las que priman rasgos de alteridad”.
Otra de las cosas que resalta de la obra es su nombre. Decile que soy francesa puede remitir a muchas situaciones, pero enseguida y con una larga carcajada Bianco se presta a explicarlo: “Eso es parte de lo que se cuenta en una parte de la obra. Pero sin revelar demasiado, digamos que se trata de la metáfora de la extranjería, porque en un momento de la historia me preguntan por qué mi madre habla raro y si es extranjera, a lo que ella me pide que responda con el título de la obra”.
Con funciones hasta el mes de mayo, la historia encuentra en su Lado B a uno de sus puntos álgidos. “La versión B tiene que ver con abrir el teatro y hacerlo accesible a las personas sordas, pero también queremos que sirva para abrir una ventana a las diferentes formas de producción escénica, algo que siempre buscamos con la compañía teatral Gestual, con la que venimos creando obras pero también trabajando con el lenguaje de señas como una lengua poética, y no en su versión cotidiana de habla diaria. Nosotros creemos que el lenguaje de señas hace que el lenguaje escénico cobre otra dimensión. Junto a Gestual estamos tratando de construir una versión de lenguaje que se vuelva interesante para las personas en general, y no solamente para las personas sordas. Decile que soy francesa no es una obra para personas sordas, y hasta te diría que la versión A es todo lo contrario. Esta obra con sus correspondientes lados fue surgiendo de manera paulatina a medida que se fue escribiendo, y ya en términos particulares, me gustaría que tanto los centros culturales, compañías, teatros y otros espacios de expresión puedan exponer obras para todo el mundo, entre ellos los sordos”.
Volviendo sobre la versión B de la historia, Bianco cuenta cómo se abordó el trabajo con la actriz que utiliza el lenguaje de señas: “El trabajo se fue construyendo paulatinamente con una dramaturgia visual paralela a la obra A, porque no se trata solamente de una persona que traduce lo que se dice en escena, porque como dije recién, hay un fuerte trabajo de dramaturgia. Lo interesante de todo es observar cómo los textos se revalorizan en una lengua que es visual, gestual, tridimensional, espacial, y a la vez cómo esto adquiere y enriquece a la obra original. Para lograr eso hay que trabajar mucho en la sala, porque se trata de una instancia performática, y porque yo creo que hacer eso es como abrir una ventana donde comienzan a aparecer múltiples sentidos que el cuerpo de la actriz señante trae al espectáculo”.
Decile que soy francesa
Una obra de Gabriela Bianco. Dirección: Gabriela Bianco y Daniel Cinelli. Con Gabriela Bianco y Daniela Fortunato. Voz en off: Patricio Barton. Funciones Lado A: 26 de febrero; 12, 19 y 26 de marzo y 2 de abril. Lado B: 5 de marzo, 9 de abril y 14 de mayo. Teatro Área 623, Pasco 623.
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