A la actitud esquiva de los sub-29, habría que agregar el repliegue político de los que hoy tienen alrededor de 30. Es decir, de quienes tenían 20 en 2010, en plena efervescencia del kirchnerismo juvenil, y se entusiasmaron con el gobierno del Frente para la Victoria entre la muerte de Néstor Kirchner y el nacimiento del cristinismo. Entre el fin del segundo gobierno de CFK, los cuatro años de Macri y el comienzo confuso y pandémico de la gestión frentetodista, al kirchnerismo se le extravió esa generación de jóvenes que se habían asomado a la política con entusiasmo. Como si se hubiese roto la cadena de incorporación de nuevas camadas. El ciclo actual vio el ascenso de los dirigentes kirchneristas de entre 40 y 50 años, que hoy son importantes funcionarios nacionales y provinciales, pero ello se combinó con una etapa de restricción presupuestaria y cuarentenas prolongadas, con pocas oportunidades para esa generación olvidada, que se había preparado para sumarse al gobierno o las estructuras partidarias del oficialismo.
Para los sub-29, el kirchnerismo es la política que conocieron. El movimiento político que nació para renovar al peronismo tras la crisis de 2001 ya está próximo a cumplir dos décadas de presencia ininterrumpida en la política nacional. Con esa trayectoria acumulada, lo que podría ofrecer a los más jóvenes ya no es la novedad de la promesa, sino seguridades y certidumbres. Y eso no es posible en tiempos de crisis y depresión económica. La dirigencia encumbrada del kirchnerismo, nacida y criada en los años ’70, desarrolló una idea de sí misma que probablemente nunca tocó a los más jóvenes: que durante los 4 años de Cambiemos estuvieron enfrentando el ostracismo con una mística de la resistencia, lo que de alguna forma renovaba su compromiso político. Pero a pesar de esa autopercepción de la dirigencia, para los centennials el kirchnerismo es poder y autoridad.
En esa dificultad para ofrecer un modelo de progreso a quienes recién se incorporan a la vida económica, los libertarios y la nueva derecha encontraron una oportunidad. No son masivos, pero se hacen escuchar en algunos sectores, incluso hijos de las clases medias bajas y familias pobres. La pobreza y el desempleo entre los sub-29 es altísima, y aunque los libertarios no ofrecen soluciones, tienen un discurso que legitima y da sentido a las penurias de los centennials. Por un lado, parecen explicar lo que pasa, con clima de época y frustración: los políticos del sistema tienen la culpa. Pero por el otro, se acomoda a las pocas opciones que tienen de conseguir trabajos. Frente a los servicios de mensajería, las economías de plataforma o el telemarketing, el proteccionismo kirchnerista tiene críticas. Libertarios y emprendedoristas, en cambio, brindan una mirada que sacraliza la autonomía y la pequeña propiedad. El celular de uso laboral y la bicicleta no son una condena: pueden ser herramientas para mejorar, sobre todo si pedaleo más rápido. Ese es un discurso en el que los kirchneristas no pueden objetar. La única opción del kirchnerismo para recuperar el apoyo de esos nuevos votantes es dar respuestas concretas a sus demandas insatisfechas.
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Quizás al disfráz progresista del peronismo ya no cubre bien lo que hay abajo.
Consecuencia lógica del bombardeo mediatico opositor Magnetista. Crear el sentimiento de "todos son iguales" y el descreimiento en la politica, como en la época del turco, en que toda esa generación poco se interesó por las politicas y derechos de los que menos tienen. Esto mismo pasó con los ultimos 4 años, adonde además aparecen estos idiotas que se hacen llamar libertarios y en realidad son mas fachos que Mussolini. Cada día entiendo menos al ser humano, si es que les gusta ser masoquista y que lo caguen olimpicamente, queriendo parecerse a los garcas empresarios devenidos en pseudopoliticos. Hay tan poco sentido comun y tanta ignorancia, producto de el uso de las redes sin sustento de veracidad, dando por sentado que las mentiras continuas, las que llaman "posverdad", son la verdad asumida, despues de tanta penetración mediaticas en los pobres cerebros alienados.
El peronismo de manos vacías y los límites de la realidad de lo que representa, intereses del FMI grandes grupos económicos grandes empresarios