El «give me five» y el derecho de las mujeres

Por: Mónica López Ocón

Columna de opinión de Mónica López Ocón, Editora de Cultura.

La semana pasada a Ari Paluch el combustible espiritual le explotó, literalmente, en sus propias manos. Tras una denuncia por acoso sexual realizada por una microfonista de América 24, Ariana Charrúa, y la viralización del video del «give me five» de inmediato estalló un escándalo y fue separado del lugar que ocupaba en el canal. 

La casi totalidad de sus colegas, desde Jorge Rial a «La Negra» Vernaci, le tiraron con munición gruesa, se fueron sumando testimonios en su contra de otras mujeres que trabajaron con él y uno de sus panelistas, José «Gaucho» Hernández, renunció a su cargo porque, según expresó, como padre de dos mujeres y por solidaridad con su colega, no quería sentirse cómplice. 

Las declaraciones del propio Paluch, anteriores y posteriores al hecho, no ayudaron mucho a mitigar su fama, por lo menos, de misógino. «Hace unas semanas –consigna el escritor Juan José Becerra en La Agenda Revista– (Paluch) habló con Gonzalo Falco, abogado de Aléxis Zárate, el futbolista condenado a seis años y medio de prisión por violar a Giuliana Peralta en 2014. Entonces el Maestro va y le pregunta si la víctima es ‘presuntamente lo que en la jerga se llama una chica fiestera’.» 

En el medio televisivo hubo un acuerdo casi unánime en que lo relatado por Charrúa no era una novedad: según lo expresaron diversas figuras, casi todos estaban al tanto de que el guía espiritual del macrismo tenía una bien ganada fama de maltratador y acosador de mujeres. 

La pregunta es por qué, si todos lo sabían, el hecho no fue denunciado antes. La respuesta excede las individualidades, va mucho más allá de las figuras de Paluch y de Charrúa, y tiene que ver con el cruce entre la Historia que se escribe con mayúscula, la de la sociedad, y la historia que se escribe con minúscula, la personal.

El acoso sexual a las mujeres no es nuevo ni privativo del ámbito de la televisión. Sin embargo, ¿quién se hubiera atrevido a denunciar el abuso de un jefe hace tan solo unos pocos años? O, de haberse atrevido, es bastante probable que la despedida hubiera sido la denunciante y no el denunciado, o que hubiera caído sobre la mujer el mote de «fiestera», «chica fácil» o «provocadora», lo que habría bastado para justificar la actitud abusiva. El silencio femenino siempre estuvo garantizado por la cultura. Si hasta 1947 las mujeres no tuvimos derecho al voto, ¿por qué habríamos de tener voz? 

Pero no es necesario remontarse tan atrás en el tiempo para encontrarse con actitudes patriarcales. Hasta hace poco el periodismo policial usaba el eufemismo «crimen pasional» para referirse al asesinato de una mujer. El cambio por el término «femicidio» no fue una sustitución de nombre, sino un cambio de concepto porque alegando un arrebato pasional, que es como decir un exceso de amor, el crimen de una mujer estaba justificado. No es la pasión excesiva de su pareja lo que condena a una mujer a la muerte, sino la creencia culturalmente arraigada de que «algo habrá hecho» y por eso merece ser apaleada y morir. 

Es cierto que gobierna la Argentina un presidente que aseguró que a toda mujer le gusta que le digan que tiene un lindo culo. No es menos cierto que se siguen perpetrando abusos sexuales y femicidios con una frecuencia alarmante. Sin embargo, hay algunos indicios de que el paradigma cultural referido a la mujer muy lentamente comienza a cambiar. Y ese cambio no se está produciendo por azar o por una evolución natural de los conceptos referidos a las mujeres, sino por la lucha femenina, desde Evita a las Madres de Plaza de Mayo, desde las feministas de principios del siglo XX hasta el Ni Una Menos. 

El escándalo que desató el caso Paluch –no importa aquí considerar tanto la anécdota en sí misma como la reacción que produjo– es un indicador de cambio. Lamentablemente, los tiempos de la Historia son demasiado lentos en relación con los de la historia personal, pero una y otra están indisolublemente unidas. Para denunciar un abuso sin que la denuncia se vuelva en contra de la denunciante hay que contar con un consenso social acerca de los derechos de la mujer. 

Es necesario recalcar, además, que el escándalo del «give me five» es doblemente significativo porque estalló en la televisión que es el Reino del Culo por antonomasia. Todavía muchos programas no se piensan con la cabeza, sino con los glúteos. El modelo de la muñeca Barbie como ideal de belleza femenina sigue vigente, pero no es descabellado pensar que si la conciencia de la sociedad acerca del lugar y los derechos de las mujeres sigue creciendo, algún día llegará a ser lo suficientemente grande como para dejar definitivamente de jugar con las muñecas.

Compartir

Entradas recientes

Hilda Herrera y su cautivante gramática de horizontes, caminos y silencios

La gran pianista y docente cordobesa de 92 años publicó dos discos casi en forma…

3 mins hace

Ping pong con Un Rubio Peronista: “Es muy difícil hacer humor sobre Milei porque es un chiste en sí mismo»

Nació a partir de los lockout de las patronales agrarias por la 125, ganó gran…

5 mins hace

Las CTA impulsan el juicio político contra Milei pero la CGT elude definiciones

El escándalo cripto golpeó al gobierno y podría ser una oportunidad para cambiar la relación…

12 mins hace

La foto con Trump, el objetivo del viaje de Milei

El presidente Javier Milei se reunió con Donald Trump en la CPAC. El norteamericano destacó…

25 mins hace

$LIBRA: la cuestión de fondo

¿Cuál es el límite de intervención de un presidente para promocionar una iniciativa privada?

54 mins hace

Industria automotriz: entre la recesión local y la presión externa por los autos eléctricos

Poco tiempo atrás hacía planes para adaptarse a la electromovilidad, pero las inversiones van a…

56 mins hace

Las inversiones se derrumbaron en el primer año del gobierno de Milei

Retrocedieron en todos los trimestres de 2024 respecto de 2023, a pesar de la recuperación…

59 mins hace

Milei, un estafador polimorfo y compulsivo

Carece por completo de sentido del ridículo. Se considera el personaje más importante del planeta.

1 hora hace

Trump y su cadena de humillaciones

Zelenski, invitado a la asunción de Milei, ahora es dictador para el mandamás norteamericano y…

1 hora hace

Fuga de presos: internas e ineptitudes que ponen en jaque la seguridad en CABA

"Cambiaron la cúpula, removieron efectivos y los delincuentes se siguen fugando", lanzó una fuente cercana…

1 hora hace

Bienvenido a la casta

Saluden al principal activo de Milei que se va. Se acabó el aura de la…

1 hora hace

Decretazos para cambiar la agenda: el plan del gobierno es saturar el Boletín Oficial

Santiago Caputo, señalado por el episodio con Jonathan Viale, reforzará el uso de las "armas…

1 hora hace