Kristalina Georgieva destacó que fue una "buena reunión" y que ella y el ministro Caputo están "alineados con las prioridades del país". Suben los bonos.
Por los comentarios de Georgieva a la prensa argentina, que la esperaba tras su reunión con Caputo, queda claro que su objetivo fue realzar la puntos en común que existen entre el FMI y el Ministerio de Economía y no hablar de las diferencias. «Fue una muy buena reunión. Estamos alineados con las prioridades del país», dijo.
Para reforzar la idea de una “buena onda”, la mandamás del Fondo agregó que «Lo felicité (a Caputo) por el premio que recibió, bien merecido», en relación a su elección como “Ministro de Finanzas del año” por parte de la revista LatinFinance.
Y para sumar una mirada técnica, añadió: «Revisamos los indicadores económicos de la Argentina y vemos que hay una mejora».
Para completar, el corresponsal de La Nación en EE UU consignó que Georgieva señaló: “Tenemos un objetivo que es pensar juntos, como un solo equipo, qué es lo mejor para Argentina”.
Infobae comentó que el encuentro sucedió en un salón de la planta baja del Edificio 1 del Fondo. Allí concurrieron Georgieva con Gita Gopinath, vicedirectora gerente del FMI, y Luis Cubeddu, vice del Hemisferio Occidental y a cargo del “caso argentino” tras la eyección de Rodrigo Valdés. Del lado argentino se sentaron Caputo, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el titular del Banco Central, Santiago Bausili.
La agenda de las dos partes -Fondo y autoridades argentinas- es qué plan se pondrá en marcha una vez que concluya el actual, en dos meses. El equipo del Hemisferio Occidental del FMI a cargo de Cubeddu, está cerrando la primera de las dos revisiones trimestrales que restan aprobar por el Directorio del organismo multilateral y con las que concluye el actual programa.
Los funcionarios argentinos quieren que se aprueben sin tantas vueltas esas últimas dos revisiones. Según versiones que circulan por Washington, Georgieva también acuerda con esa idea, pero sería Gopinath quien querría imponer condiciones a la Argentina dando a entender que si el país no de aviene a cumplirlas, se retrasarían esas dos aprobaciones. Se trataría de un arma de doble filo ya que implicaría tensar la cuerda a niveles insostenibles.
Estos tironeos se dan a una semana de la elección presidencial en Estados Unidos, que incluye también la de congresistas y gobernadores. Entienden que, cualquiera sea el resultado, habrá cambios tanto en la representación de Estados Unidos en el Fondo como en el tipo de política que se le imprimirá.
Todas estas causas explican el retraso en la aprobación de la penúltima revisión, que debió suceder el mes pasado. Georgieva llena el espacio con declaraciones favorables, pero la indefinición es total respecto de las dos últimas revisiones y el programa que reemplazará al actual.
De todas maneras, para los mercados no pasó desapercibida la actitud del FMI. Lo que a principios de la jornada financiera fue una tímida reversión de un calentamiento del dólar y un enfriamiento de los bonos de la deuda en dólares, se transformó en un torbellino tras las declaraciones de Georgieva.
El riesgo país cayó a 1.036 puntos, un piso desde agosto de 2019 por la suba promedio del 3% en la cotización de los bonos. Además, los ADR se dispararon y el S&P Merval ganó 4,3%.
La búlgara no mencionó el desacuerdo con la Argentina, que tiene nombre y apellido: el tipo de cambio y el cepo cambiario. El Fondo ha reclamado desde mediados del segundo trimestre que Caputo vaya derecho hacia la eliminación del cepo y admita una devaluación.
El gobierno rechaza de plano esa posibilidad ya que atentaría contra la tendencia hacia la desaceleración de la inflación, a menos que cuente con dólares frescos para permitir la retirada de los fondos del exterior que apostaron a pesificarse y ganar con la tasa de interés, sin que ello derive en una devaluación. Se trataría de una nueva fuga de capitales que financiaría el Estado nacional con más deuda pública. Ese es el sentido concreto de la búsqueda de dólares que realiza Caputo en EE UU.
Caputo pretendió que fuera el FMI el que prestara esa plata, pero el FMI ya se quemó con los U$S 44.000 millones que le prestó al gobierno de Mauricio Macri en 2018, cuando Caputo era ministro de Finanzas y facilitó la fuga de capitales en ese momento pagando la demanda de dólares con la plata del Fondo. Si hace seis años el FMI no tomó en cuenta lo que decían sus estatutos a la hora de aprobar el préstamo, ahora el argumento de los estatutos es la excusa para no prestar.
Pero Georgieva y Gopinath no dijeron nada negativo sobre la Argentina, dejando implícito que las diferencias se saldarán sin golpear al mercado. Lo que fue celebrado de inmediato.
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