Campino protagonizó una tarde repleta de recuerdos, buena música y fanatismo por el Liverpool.
Para las 16:30 el local estaba colmado de fanáticos; los más puntuales accedieron a algún asiento, pero la mayoría se plantó alrededor del escenario, cual recital improvisado: remeras, banderas y tatuajes de la banda completaban la escena, en la que el espíritu recitalero (acompañado de una oscuridad casi total y barras que vendían cerveza sin importar que fuese la típica hora del té) convivía con un puesto de venta de libros y banners que exhibían su blanca portada, que muestra al vocalista / escritor de cuerpo entero en negro y el título en rojo, con un hermoso dibujo que mixtura los logos de los Hosen y del Liverpool. En la primera fila, tres espectadores de lujo: el guitarrista Michael Breitkopf (Breiti), el bajista Andreas Meurer (Andi) y el baterista inglés Stephen George Ritchie (Vom).
Cinco minutos más tarde Campino apareció sobre las tablas, enfundado en una chomba del club, acompañado por el guitarrista Andreas von Holst (Kuddel) y un traductor local, que más tarde sería presentado como “Mariano”. El cantante tomó asiento en una mesa cubierta por una bufanda rojiblanca que hacía las veces de mantel, Kuddel hizo lo propio en una banqueta sin soltar su guitarra electroacústica y Mariano detrás, en un sillón, listo para tomar la palabra cuando fuese necesario. El fondo de escenario contaba con una bandera de los Reds en conmemoración de la reciente obtención de la FA Cup que finalizó este año y una bandera a modo de recuerdo de la fundación de la institución (Established 1892). Bajo la tenue iluminación (de focos rojos, por supuesto) se percibían elementos de percusión y varios amplificadores, que confirmaron lo que todos esperaban: no se trataba de una presentación de libro tradicional.
“Bueno… son las cinco de la tarde, algo muy difícil para mí”, comenzó Campino y arrancó risotadas de todos los presentes que, tal como sucedió en los recitales brindados por el grupo en el marco de la gira que conmemora los treinta años de su primera visita a nuestro país, se dividían en argentinos y alemanes casi en igual cantidad. Leyó un capítulo en su gracioso castellano y aclaró que se trata de un material “sobre el punk, el fútbol, los viajes, la amistad y la familia, pero especialmente sobre el Liverpool”, al igual que las canciones acústicas que interpretó con Kuddel en guitarra y coros. El modelo de la presentación quedó constituido: por cada capítulo leído, dos temas en vivo.
El segundo lector fue Breiti, que posee un gran manejo del idioma local, e inició con una frase del también alemán director técnico del equipo, Jürgen Klopp: “No importa lo que la gente piensa cuando llegás, importa lo que piensa cuando te vas”. Tras los entusiastas aplausos de los fanáticos, leyó un capítulo titulado “Amigos”: cuando finalizó, Campino lo abrazó, arrebató el micrófono y lanzó, entre risas, “Es bueno tenerlo en la banda… hoy más que nunca”. Luego de la ejecución de otras dos canciones, una de ellas, la clásica “If We Never Meet Again This Side Of Heaven”, interpretada también por Johnny Cash, fue el turno de otro invitado: en este caso, el periodista deportivo Emiliano Pinsón. Mientras se acomodaba, Campino se sinceró: “No nos conocemos mucho, pero es un amigo de Buenos Aires y, como es hincha del Liverpool, más que un amigo es un hermano”.
Luego de una última lectura del cantante y otros dos temas en formato dúo, Breiti, Andi y Vom dejaron atrás las formalidades, subieron al escenario y completaron la formación de Die Toten Hosen para regalar al selecto grupo de presentes (que agotaron las escasas entradas que salieron a la venta con una fidelidad a prueba de días, horarios y formatos) una potente lista de temas electroacústicos, una mixtura de canciones de la banda, de sus referencias locales y globales, y de hooligans. Ante esto, el frontman sostuvo: “No nos sentimos amigos, sentimos que les pertenecemos a ustedes y a bandas como Los Violadores, Pilsen, 2 Minutos y Attaque 77”, para luego dar comienzo a “Ferry Cross the Mersey”, “Poor Scouser Tommy”, “Altes Fieber”, “Wort Zom Sonntag”, “Willkommen in Deutschland”, “Ivan fue un comunista”, “Más allá del bien y del mal”, “Viva la revolution” y los bises “Alles Wird Vorübergehen”, “Blitzkrieg Bop” y “You’ll Never Walk Alone”. Al salir, el sol seguía calentando el asfalto, pero quienes se habían transformado fueron los integrantes del público: se trataba de otro día para disfrutar de la pasión por el fútbol, del amor por la lectura, de la camaradería del punk y del brindis a cualquier hora.
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