Esto libera a a la autoridad monetaria de ataduras a la hora de mover la tasa de interés. Pero carga al gobierno con más pasivos. sin fecha para el levantamiento del cepo.
La medida anunciada por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, consiste en la transferencia de los pasivos del Banco Central al Tesoro. Se trata de $ 17,95 billones que pasarán del balance de la autoridad monetaria a la pila cada vez más grande de deudas del Tesoro (es decir, del Estado argentino) que pagaron la friolera de $ 1 billón en intereses sólo en el mes de junio.
Ahora, a partir de esta decisión, el pago de ese pasivo será responsabilidad del Tesoro, que lo concretará con el superávit fiscal. La perspectiva, entonces, es que el gobierno profundizará el ajuste fiscal que derivó en el superávit, la mitad del cual fue conseguido con la licuación de los ingresos de los jubilados y de los salarios de los empleados estatales.
Pero es justamente esta realidad la que ha despertado el alarma entre economista, analistas y el Fondo Monetario, que afirman que el actual superávit no es sostenible en el tiempo por sus consecuencias sociales y temen por su impacto en la gobernabilidad.
A diferencia del Tesoro, el Banco Central paga esas deudas con emisión lisa y llana. La mayoría de los economistas considera que eso tiene un efecto inflacionario directo, tal como propone la teoría monetarista. En cambio, otro sector, minoritario, opina que en determinadas condiciones económicas (crecimiento de la actividad, saldos comerciales elevados) no sucede así.
«El Tesoro duplica su compromiso de superávit fiscal. Es importante que sea muy responsable», aseguró Caputo. Bausili adelantó, además, que desde el lunes comenzarán reuniones con los bancos para poner en marcha el mecanismo de traspaso de la deuda, esto porque los bancos son los acreedores del BCRA.
Caputo aseguró en el inicio de la conferencia de prensa, llevada a cabo en el Palacio de Hacienda, que con este pasamanos desde el BCRA hacia el Tesoro se «cierra la segunda canilla de emisión», que es la provocada por el pago de los intereses de los pasivos remunerados del Banco Central (antes Lebacs y Leliqs, hoy, pases pasivos).
La «primera canilla» era la emisión para financiar el déficit fiscal, señaló el ministro, quien aseguró que ya fue cerrada con el cumplimiento del objetivo del superávit.
«Queremos dar mayor certidumbre y solidez al programa económico para que deje de haber ansiedad con respecto a cuándo será la salida del cepo cambiario», agregó Caputo, enfocando hacia el problema que hoy molesta al gobierno.
«La salida del cepo es una tercera etapa, de crecimiento. No nos hemos fijado una fecha sino parámetros de orden macroeconómico para estar lo más seguros posible de que no va a generar ningún sobresalto en la gente, como sería una suba del dólar, que genera inflación y desempleo», explicó.
Y agregó: «Esto nos va a permitir profundizar el proceso de desinflación y, por eso, queremos darnos el tiempo necesario para salir de las restricciones cambiarias, para cuando las condiciones macroeconómicas las permitan», reiteró.
Por su parte, Bausili dijo que la decisión que se anunció era un «sinceramiento respecto de a quién le corresponden esos pasivos. Surgieron por el déficit fiscal», por lo tanto, «el responsable es el Tesoro», indicó.
El titular del BCRA observó que la existencia de esa montaña de pasivos remunerados, que generan intereses mensuales por un billón de pesos, «comprometía mucho la tasa como herramienta de política monetaria. Si el BCRA subía la tasa, tenía que emitir más pesos«.
El ministro Caputo no habló de una tercera canilla abierta: la de los «puts», un mecanismo de garantía de valor que otorga el Banco Central a los inversores que adquieren títulos públicos. Si bien el esquema se adoptó en tiempos de Sergio Massa como ministro de Economía y Miguel Ángel Pesce en el BCRA, la dupla Caputo-Bausili lo continuó, al punto que en la actualidad implica compromisos por unos 6 billones de pesos en caso que los inversores decidieran ejecutar esas garantías.
Ante las preguntas de la prensa, Bausili aseguró que la decisión «le devuelve autonomía al Banco Central, ahora puede mover la tasa de interés sin preocuparse sobre su balance. Puede moverse a un terreno en el que la tasas sea positiva y con vistas a una situación macroeconómica».
Este detalle es importante ya que tanto Caputo como Bausili insistieron con que con esta decisión la emisión «será igual a cero», y consideraron que ese era un paso esencial para levantar el cepo. No se habló de dolarización, ni competencia de monedas ni eliminación del Banco Central.
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