La reacción primera es la inmensa nostalgia por el pasado y el rechazo al presente y su entropía que, como universo que pierde energía, se extinguirá algún día. La psicología social ecuatoriana es ganada por la idea de que todo tiempo pasado fue mejor como la pulsión que dominó la lírica española del siglo XIX.
La concepción de Marcel Proust y su genial novela “En busca del tiempo perdido” es otra de las sensaciones que dominan el estado de ánimo social preñado de desesperanza y desilusión.
En la cruda realidad social, en el Ecuador de 2023 existe una horrorosa transformación de un narcoestado en un estado fallido. Y la historia ecuatoriana del siglo XXI parece una época perdida, dramática transformación que se siente más fuertemente en una geografía y demografía pequeñas como son las ecuatorianas.
Hoy sería ignorante afirmar que en menos de dos años de gobierno de Guillermo Lasso se produjo esa transformación y sería radicalmente estúpido suponer que con Lasso , sus ineptitudes y complicidades, se puede frenar esa tragedia en desarrollo. En Ecuador fueron asesinadAs 4.603 persona en 2022 y más de mil en el primer cuatrimestre del 2023. Está en la lista de los 5 paises más violentos de Latinoamérica y el Caribe, con tasas mayores a México en asesinatos por cada cien mil habitantes.
La isla de paz del siglo XX se transformó en un continente de guerra en el siglo XXI.
Un expresidente en una entrevista en el diario La Hora recuerda que en su gobierno tenía entre los parlamentarios opositores dos ilustres expresidentes y dos ilustres futuros presidentes , en tanto que , según un conocido periodista del diario Expreso, citado en la entrevista del expresidente, hoy en la oposición política pululan semi analfabetos y delincuentes con sentencia.
Hay que agregar que en el gobierno de Lasso desfilan ineptos y corruptos y que Rubén Chérrez, un socio de su cuñado, acusado de representar a la mafia albanesa en Ecuador, fue primero protegido y luego asesinado en una casa de playa a poca distancia de la casa de descanso del presidente Lasso.
Sería ingenuo pensar que esa operación de protección inicial y asesinato posterior fue ajena a una acción de estado cuyo jefe constitucional es Guillermo Lasso. Sería como aceptar que el estado ya no existe y que el país navega a la deriva sin capitán. Y esa sería causa de destitución de Lasso.
El trámite del juicio político al presidente Lasso camina con la lentitud que le impone una Constitución (que en materia penal retrasa al país cien años) que es ultra presidencialista y que Lasso ofreció cambiar al inicio de su Gobierno, cuando sus índices de simpatía esperanzada eran altos y no se habían transformado en porcentajes de rechazo popular a su gestión que hoy fluctúan entre el 85 y el 90 %.
Hoy Lasso usa esa Constitución como su escudo protector para ganar tiempo mientras intenta mediante oferta de canonjías diversas, denunciadas públicamente, quebrar la oposición parlamentaria.
Paralelamente el diario El Comercio publica que en una entrevista a un medio extranjero el presidente Lasso ha afirmado recientemente que en caso de que la mayoría destituyente se mantenga, él convocará a la sui generis figura jurídica de la muerte cruzada para disolver la Asamblea, gobernar sin parlamento seis meses, y convocar a nuevas elecciones generales para renovar el poder público.
Todo eso ocurre en el escenario político-institucional, mientras crece la inseguridad, la pobreza, el desempleo , la desesperación y la desesperanza de los millones de ecuatorianos que viven con ingresos de uno a tres dólares diarios y no comen tres veces al día.
Lasso, con su anuncio de probable muerte cruzada, solo aumenta la incertidumbre nacional e internacional, lo que provoca el crecimiento del riesgo país que ha roto todos los records bajo la conducción del banquero, severo para cobrar impuestos a las clases medias y muy expedito para rebajar impuestos a su grey de banqueros, a fin de protegerlos de la incertidumbre económica internacional en un nauseabundo gesto de desprecio y sarcasmo para la inmensa mayoría de pobres y de clase media del Ecuador.
Las vicisitudes del juicio político al exitoso banquero y fracasado presidente recuerdan el cine mudo del genial Charlie Chaplin, que retrató la transformación de la vida de la gente con la revolución industrial, que generó inicialmente inmensa riqueza para algunos y tremenda pobreza para la mayoría.
En las películas de Chaplin los nuevos obreros industriales, mal pagados y sometidos a jornadas inhumanas de trabajo, delinquían para sobrevivir.Así, en el Ecuador que dirige Lasso la transformación de narcoestado en estado fallido ha multiplicado la cantidad y crueldad de la delincuencia organizada y común.
La pregunta que surge con un pasado reciente marcado por la época perdida en el siglo XXI y un presente despreciable es la siguiente: ¿tiene el Ecuador algún futuro mejor?.
La respuesta es que lo único diáfanamente claro es que con Lasso ejerciendo la jefatura del Estado no hay porvenir mejor. Solo continuidad del horroroso presente.
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