Las palabras de la vicepresidenta en el escenario sobre la Plaza de Mayo.
Quiero encontrarme de nuevo con ustedes en esta plaza como hace… ¿Qué? Como hace 20 años. Compañeros, compañeras. Hace exactamente 20 años que llegábamos con él, acá, a esta misma plaza en la que 30 años antes habíamos estado. Ese país que recibió aquel presidente patagónico de apenas 22% de los votos. Y no lo duden que sigue viviendo en el corazón del pueblo como sigue viviendo cada argentino y cada argentina que le dio dignidad a este pueblo. No lo duden pero, ese país que recibió que era un país de una gran crisis en el 2001. Yo quiero, en estos tiempos en los cuales se habla tanto en contra del Estado… que es necesario un Estado pequeñito, un Estado que no moleste, un Estado que deje que los argentinos vivan en paz.
Quiero contarles que cuando él llegó después de la crisis del 2001, el Estado era así de chiquitito. Y quiero compartirlo con ustedes porque es necesario, ante tanta desinformación, ante tanta confusión armada, premeditadamente, que llevemos a todos los rincones de la patria, en cada escuela, en cada barrio, en cada fábrica, en cada comercio, a la calle… Que cuando él llegó el Estado era así de chiquitito pero, la deuda externa que le habían dejado era así de grande compañeros.
En aquel Estado, YPF había sido privatizada, era una empresa española igual que Aerolíneas Argentinas. Tampoco estaba el correo que también había sido privatizado. La ANSES tampoco existía porque cuando él llegó en la Argentina se jubilaban unos pocos. Los recursos de los trabajadores habían sido privatizados y habían sido entregados a las famosas AFJP. Apenas una jubilación de 200 pesos para los que habían cumplido todos los años y todos los aportes.
Las AFJP se terminaron quedando con los sueldos más altos como aportantes y los más bajos los terminó pagando el Estado. Cuando en el año 2009 recuperamos la administración de las AFJP, a ese momento el 60%, escuchen por favor, el 60% de los jubilados eran abonados por el Estado nacional. Las AFJP únicamente pagaban a la crema, a los que ganaban los mejores sueldos y, por lo tanto, podían afrontar un sistema de capitalización. Pero toda la gente había quedado a la intemperie. Eran tiempos en que no habían blanqueado los aportes y, por lo tanto, no se podían jubilar.
Cuando decidimos, en el año 2008, la recuperación de Aerolíneas Argentinas el Estado le pagaba a la empresa española los salarios de todos los trabajadores y el combustible de los aviones. Porque pese a la fama de buenos administradores que tienen los privados, por lo menos en lo que hace a Aerolíneas Argentinas no fue así. Tampoco las AFJP, no se jubilaba nadie pero, cobraron bancos y administradoras en comisiones 12.000 millones de dólares durante los años en que en este país jubilarse no era un derecho.
Pero si el agua, acá en la Ciudad de Buenos Aires también era de una empresa francesa y de los principales 18 municipios del norte y sur del conurbano bonaerense. Cuando la recuperamos, pudimos hacer todas las obras de saneamiento y de conexión que no se habían hecho en todos los años de la privatización y aún hoy se siguen haciendo. Hasta el espacio radioeléctrico estaba privatizado.
Pero si todo estaba en manos de los privados, YPF también, aunque terminamos con déficit energético porque teníamos que importar combustible porque no exploraban ni explotaban y nos quedamos sin energía. Pero entonces, si todo estaba en manos de los privados, si todo estaba en manos de los buenos administradores ¿por qué la Argentina debía tanta plata? Por una razón muy sencilla: porque habían contraído deuda externa. Porque la habían estatizado en el 82, porque siguieron durante toda la década del 90 para sostener la falsa dolarización, para seguir endeudando el país. Esta es la historia.
Ese día que se cayó esa falsa dolarización estalló el país. Esta plaza es testigo de nuestras alegrías pero es también el testigo de feas jornadas, de feos días, de feos recuerdos de los argentinos. A la patria hay que tomarla sin beneficio de inventario, a la patria hay que comprenderla y amarla completa. Esta plaza también, cuando yo era senadora de la Nación y Néstor soñaba allá en el sur en su querida Santa Cruz, fue poblada de represión a madres y abuelas aquí el día que se caía de la convertibilidad y se apropiaban de los depósitos a plazo fijo de los argentinos en el famoso “corralito” de aquel señor calvo y de ojitos claros.
La verdad, cuando hoy vemos, cuando hoy escuchamos a quienes eran discípulos y colaboradores de ese ministro explicarnos lo que van a hacer… A nosotros porque, claro, nosotros no entendemos de economía como ellos, no fuimos a la universidad, no tenemos el título de economistas. Quiero decirles que es cierto: Kirchner era un simple abogado como yo pero, fuimos los kukas los que pagamos los depósitos a plazo fijo con el Boden 12. Sí. El Boden 12 que no es una oferta para ir al shopping por la tarde. No, no, no. Es el bono que se le entregó a cada uno de los que cuando fueron a buscar los dólares y los pesos a los bancos no estaban. No estaban.
Esos dólares y esos pesos que se le quedaron los genios de las finanzas los pagaron los kukas, Néstor y Cristina. Sí. Ocho… me acuerdo como si fuera hoy. Ocho cuotas, las tres primeras las pagó Néstor: 2005, 2006 y 2007, las otras, la última la pagamos en el 2012. Anoten genios de la economía. Se las garparon nosotros la de ustedes. Nosotros los kukas, los perucas.
No solamente eso. Cuando Néstor llegó al Gobierno y recibió la deuda defaulteada, la deuda soberana defaulteada más grande de la historia, 150% del Producto Bruto y la reestructuró contra viento y marea logrando la quita de capital e intereses más importante de la que se tenga memoria. Era la deuda que había sido estatizada en el 82 cuando se iba la dictadura militar. Y la deuda que se contrajo durante los 90 para sostener la falsa convertibilidad o la falsa dolarización. Pero no se quedó ahí. No, no, no.
Además decidió, junto al compañero Lula Da Silva, pagar al contado Taca Taca, la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Es ahí cuando la Argentina y su gobierno votado en las urnas recupera el timón de la economía. Y comienza un proceso de reindustrialización, de inclusión, de valor agregado, de tecnología, de repatriación de científicos e investigadores. De la construcción de una red social de inclusión para una sociedad que había sido devastada por la desocupación y la exclusión. Cuando el compañero llegó… Un médico por favor ahí, acá, a mi izquierda. ¿Está bien?
Cuando ese compañero llegó a Presidente de la República el Producto Bruto de este país era de 164.000 millones de dólares. Cuando su compañera entregó el gobierno el 10 de diciembre de 2015 el Producto Bruto era de 647.000 millones de dólares. Pagamos durante 12 años y medio 100.000 millones de deuda de dólares que no habíamos contraído nosotros. ¿Y qué? ¿Fue magia, somos unos genios? No, el modelo de construcción de la sociedad, un modelo de producción, de valor agregado, de inclusión social, de sostenimiento de la industria nacional, de buenos salarios. No es pecado pagar buenos salarios. Al contrario, es de buenos cristianos.
Y aquel gobierno termina con el mejor salario en dólares de toda Latinoamérica, con la mejor jubilación y con la mayor participación de los trabajadores en el Producto Bruto Interno, más del 51%.
Yo creo que es bueno contar estas cosas y que se sepan porque son números duros e inobjetables. Muchos dicen que mi segundo gobierno no fue tan bueno como el de Néstor o como el primero mío. Tengo claro que es porque fue cuando más plata ganaron los trabajadores y cuando más podía ahorrar guita la gente. No tengo ninguna duda.
Y miren no es que fueron 12 años fáciles, porque además estaba el otro argumento: “ah, tenían todo a favor”. ¿A favor? A los 4 o 5 meses, no qué, menos, tres meses de asumir como Presidenta, por otro genio de la economía, de los que nos dan clases todos los días, casi me pongo el país de sombrero. Fue algo muy fuerte en esta misma plaza, hablamos en dos oportunidades en aquella crisis que, sinceramente, dividió a la sociedad argentina. Por eso digo que casi me puse el país de sombrero. Una crisis política de magnitud muy fuerte.
Y a los pocos meses, sobre mojado llovido, valga la redundancia. Sobre mojado llovido, la crisis de Lehman Brothers, se cayó el mundo en Wall Street y en todo el mundo. Una de las crisis, dicen los que escriben sobre estas cosas, que después del crack del 30 fue la más grande crisis financiera internacional que se recuerda, la del 2008. Después, enseguidita, 2008, 2009 vino una sequía. Sí, la sequía es algo redundante siempre en la economía argentina tan agro dependiente en algunas cosas. Me acuerdo que entre el 2008, 2009, 2010 perdimos millones de cabezas de ganado.
Hay una ventaja con respecto a esta sequía. En esta sequía nadie le echa la culpa al gobierno porque, obviamente, es una cuestión climatológica. El otro día charlando con un dirigente de los movimientos sociales, se acordaba de que en nuestra sequía 2008, 2009 colgaban a las vacas que se habían muerto en los alambrados y decían: esto es culpa de Cristina. Claro, la crisis y el enfrentamiento habían… No me enojo, no es con rencor que lo digo, para nada. Para nada.
Simplemente el enfrentamiento y la confrontación habían sido tan intensas que las consecuencias no podían desaparecer ni aún todavía han desaparecido. Es una pena realmente. Es una pena porque necesitamos, en serio, los argentinos y las argentinas poder articular algo diferente. No podemos seguir atados a una economía primarizada, no podemos seguir atados a los precios internacionales o a que llueva o a que salga el sol. Necesitamos dar un salto cualitativo los argentinos, de articular lo público y lo privado. Una alianza entre lo público y lo privado para agregar valor, para incorporar tecnología.
Miren: cuando uno ve las principales economías que han surgido en los últimos 20 o 30 años, fundamentalmente, desde el lado asiático, no solamente China. Cuando uno mira cada uno de esos ejemplos, lejos está de la doctrina que nos quieren imponer acá que el mercado y lo privado todo lo resuelven.
Todo lo contrario: son modelos de acumulación acordados entre el sector público y el sector privado en las actividades que más retorno provocan y por lo tanto mayor incorporación de tecnología, de valor agregado y de trabajo calificado. Esta es la discusión que están esperando millones de argentinos y no las boludeces que se dicen todos los días en los medios de comunicación. Boludeces. Y perdonen la expresión.
El país…. Miren: cuando les hablaba de la plaza de aquel 25 de mayo del 2003 pero, también no puedo olvidar la plaza de la calabaza. La plaza del 9 de diciembre de 2015 cuando nos despedimos, no para siempre. Es cierto… Y no me despedí… Y no me despedí. Yo recuerdo ese día con mucho amor, mucho agradecimiento, mucho cariño. Créanme que para una militante política de mi generación haber, después de tres períodos de gobierno, haber podido decirle a los argentinos que le dejábamos un país mucho mejor que el que habíamos recibido era una muestra de orgullo.
Miren: más allá de las dificultades porque no era Disneylandia, para Disneylandia hay que ir a otro lugar. Me parece que aquel día cuando rendimos cuenta en esta plaza y dijimos que habíamos llegado con la deuda defaulteada más grande de la historia y nos íbamos desendeudados y con la deuda en moneda dura más baja de las últimas décadas. Ocho por ciento solamente en dólares. Y no lo digo yo. Fui ratificada después. Que el nivel de endeudamiento, no solamente era ínfimo, ínfimamente ridículo dijeron en un momento, propio de una economía africana estrafalaria. Mirá vos.
Las familias tampoco estaban endeudadas, las empresas tampoco estaban endeudadas porque el salario de los trabajadores era el más alto de América Latina. Porque la jubilación y la cobertura previsional del 97% era la mejor de América Latina. Porque habíamos lanzado satélites al aire y estábamos incorporando tecnología. Porque habíamos peleado contra los fondos buitres y sin acceso al mercado de capitales pagamos más, como dije antes, más de 100.000 millones de dólares. Sin acceso al mercado de capitales. Ese fue, además, el famoso riesgo país, ese que te volvían loca midiéndolo. Cuando nos fuimos creo que era de 600 puntos, algo de 600… no recuerdo exactamente. Esa era la Argentina que dejamos.
¿Y qué fue lo que recibimos cuando volvimos en el 2019? Nuevamente endeudada la Argentina en dólares. Fuimos en el año 2016 y 2017 el país en el mundo que más deuda en dólares tomó. Y esto, cuando no se pudo pagar, pasó lo que pasó. Otra vez el Fondo Monetario pero, con una adicional: ya no eran los préstamos stand by más o menos normales que se daban a todas las economías de la región o de otras partes del mundo por parte del organismo multilateral. No, no, no. Le dieron, para que pudiera ganar las elecciones, 57.000 millones de dólares.
Un préstamo inédito, insólito. No, no, no. No tiene la culpa el chancho sino el que le da de comer. No, no, no, la culpa no es del chancho sino el que le da de comer. 45.000 millones de dólares le liquidaron y ni así pudieron ganar las elecciones. Entregaron un país endeudado con dos dígitos de desocupación. También es cierto que si uno compara, ya que tanto les gusta hablar de números a los economistas, los 657.000 millones de dólares de PBI que les dejé, que les dejamos… perdónenme el personalismo, mala mía. Se los dejaron los argentinos, no era mío, era de todos ustedes. No era mío, mala mía.
647.000 millones de dólares al 10 de diciembre del 2019 había 457.000 millones de dólares. 200.000 millones de dólares menos de PBI y 120.000 millones de dólares más de deuda. Eso es lo que hicieron en cuatro años los que hoy nos dicen que quieren volver a conducir el país.
Y quiero ser absolutamente sincera y decir las cosas de frente march porque, seguramente, algunos de los comentaristas de la realidad deben estar diciendo: “¿bueno, ahora cómo estamos?”. Todos saben las diferencias que he tenido y que tengo y que no es necesario explicitarlas porque lo he dicho. Lo dije un 20 de diciembre en la Ciudad de La Plata cuando dije: “va a haber crecimiento…” Terminaba la pandemia.
“Va a haber crecimiento pero, ojo, cuiden los precios de la economía porque si no, el crecimiento se lo van a llevar cuatro vivos”. Y pasó que se lo están llevando cuatro vivos porque la Argentina volvió a crecer porque, aún, a pesar de los errores, equivocaciones o diferencias este gobierno es infinitamente mejor de lo que hubiera sido otro de Mauricio Macri. No tengo dudas.
Todavía, medido el Producto Bruto del 22, no llegamos a los 657.000 millones de PBI del 15 pero estamos en 633.000 millones. El problema que hoy tenemos, acuciante, es la distribución del ingreso. Y miren, créanme que para distribuir el ingreso muchas veces hay que ponerle carita fea a los que tienen mucho porque no se trata de confrontar. ¿O por qué se creen que en mi segundo gobierno pudimos llegar al 51%? ¿O por qué creen que me odian, me persiguen y me proscriben? Por eso, porque nunca fui de ellos ni lo voy a ser hagan lo que hagan, me quieran matar, meter presa, nunca voy a ser de ellos. Yo soy del pueblo y de ahí no me muevo.
También tenemos que saber que es necesario construir organización, profundidad territorial de la organización, profundidad sectorial en los sindicatos, en las fábricas. Una sola persona no puede. Tiene que haber una organización. Tiene que haber cuadros que tomen la posta y lleven adelante el programa de gobierno que necesita la Argentina. Miren: créanme que la Argentina necesita imperiosamente tres o cuatro ejes sobre los que desarrollar ese programa. El primero, y en esto quiero dirigirme no solamente a los que piensan como yo o están en esta plaza.
Si nosotros, los argentinos y argentinas no logramos que ese programa que el Fondo Monetario impone a todos sus deudores, sea dejado de lado y nos permita elaborar un programa propio de crecimiento, de industrialización, de innovación tecnológica, va a ser imposible pagarlo por más que digan lo que digan. Cuando Néstor decía: “los muertos no pagan las deudas”, decíamos eso. ¿Se creen que van a poder pagarlo únicamente con commodities? No, olvídense de eso porque además, finalmente los commodities las terminan también regulando los flujos financieros y siempre te acomodan para que sigas debiendo.
Es imprescindible entonces unidad nacional frente a eso. Fue un préstamo político y política también tiene que ser la solución. En todo caso que lo aten a un porcentaje de exportaciones pero, que dejen de querer dirigir la política y clausurarnos la industrialización del país y convertirnos únicamente en proveedores de materia prima. Somos 46 millones. No alcanza únicamente con la materia prima, tenemos que agregar valor, incorporarle tecnología para que haya trabajo de calidad y buenos salarios que es lo que el país necesita. Y se puede hacer porque nosotros lo hicimos durante 12 años y medio.
La segunda: tenemos que abrir la cabeza y mirar lo que les decía hace un rato, como en otras economías desarrolladas se articula una alianza entre lo público y lo privado. Tenemos recursos estratégicos extraordinarios gracias a los kukas también recuperamos Vaca Muerta. Recuperación kuka. Litio, materiales raros. Debemos tener mirada estratégica, que vengan a explotarlo pero, queremos… no digo que los autos los hagan acá eléctricos pero, por lo menos hermano, una parte de la batería o la batería entera hacela acá si te la estás llevando toda.
Y cuando escucho a algunos dirigentes, a los cuales respeto porque son dirigentes votados por su pueblo, ponerse contentos porque en Bolivia y en Chile han sacado legislaciones que cuidan el litio. Y se ponen contentos porque dicen: “ah, bueno, porque les ponen muchas exigencias allá, se van a venir todos para acá”. Pero qué vocación de colonia, hermano. Qué vocación de volver a ser Potosí. Ponete en la cabeza ser Malasia, ser Corea pero, no volver a ser Potosí por favor.
Es necesario la renovación del pacto democrático. En una plaza como ésta, yo no estaba porque estaba en Santa Cruz, en Río Gallegos allá por el 30 de octubre del 83. Pero en una plaza como ésta, desde los balcones de aquel cabildo, un argentino que no era de mi partido había ganado las elecciones afirmando ser la vida y la paz. Junto a miles y miles de jóvenes como ustedes que, horrorizados por la tragedia de la dictadura, reclamaban un país diferente donde los que no piensan igual no son enemigos sino solo son adversarios. Donde quedaba erradicado y prohibido quitarle la vida al que no pensaba igual.
Eso fue también en esta Plaza de Mayo. Hay que volver a renovar ese pacto. Cuando escucho y dicen: hay que acabar con el peronismo o el kirchnerismo. Por favor, si con ganarle alcanza. ¿Por qué tenemos que llegar al exterminio del otro? Y se los digo como parte de una generación que, finalmente, fue devorada en la vorágine de la violencia política. Con hijos y familiares que ni siquiera tienen el derecho de ir a llorar a sus seres queridos a una tumba. En nombre de todos ellas y de todas ellas no puede haber ningún argentino o argentina de bien que no se oponga a esas prácticas horribles.
Los miro a ustedes y sé que desde algún lugar él también nos está viendo y acompañando, estoy segura. Como tantas otras y otros.
Quiero, finalmente, quiero decirles también finalmente que es necesaria una renovación de ese pacto democrático. Volver a darle al país un Poder Judicial que se ha evaporado entre las tramoyas de una camarilla indigna para la historia de la Argentina. Miren: cuando Néstor llegó al Gobierno lo amenazaron con la dolarización, me acuerdo el presidente de la entonces Corte Suprema de Justicia.
Debo decir, es increíble pero, si me hubieran dicho que yo iba a decir esto en algún momento lo hubiera enojado enfáticamente, no lo habría admitido. Pero créanme que aquella Corte a la que Néstor pidió formalmente se le hiciera juicio político, al lado de este mamarracho que tenemos hoy, verdadero mamarracho, indigno. Nunca se escucharon y se dijeron las cosas, nunca se escuchó de ningún miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación las cosas que se saben y que nos enteramos todos los días. Por favor.
No importa si es un jurista de una u otra orientación pero, por favor, los argentinos se merecen volver a tener una Corte Suprema de Justicia que sea llamada como tal sin ponerse colorado. Por favor se los pido a todos los partidos políticos de la República Argentina. Es la imagen del país también.
Créanme que con todos los defectos, con todos los errores, equivocaciones, yerros que pueden tener quienes forman parte de un Poder Ejecutivo, de un Poder Legislativo en sus distintos partidos políticos, vertientes ideológicas… La sociedad frente a estos dos poderes siempre tiene una garantía, una garantía inamovible, la del voto. Porque si no te gustan esos legisladores, no te gusta ese Presidente o aquel Ministro, tenés en tus manos el voto cada dos años para el Poder Legislativo y cada cuatro para un Poder Ejecutivo.
Tenemos que repensar el diseño institucional, argentinos. No podemos seguir con la rémora monárquica de personas que son designadas de por vida y que nunca más rinden cuentas a nadie ni a nada. No se saben sus declaraciones juradas, no se sabe dónde viven, no se sabe qué tienen. Eso no es de República, eso no es de democracia, pónganle el nombre que quieran. Miren sino, hace pocos días conocimos un informe de un organismo constitucional respecto del préstamo del Fondo Monetario Internacional. Y fíjense, se hacen todos los otarios y otarias como perro que volteó la olla y después se la pasan hablando de democracia, republicanismo y constitución.
Empecemos a cumplir la constitución, investiguemos la deuda, investiguemos a sus responsables. Es hora de que las instituciones de la República Argentina no estén para cuidar los intereses de las corporaciones y los poderosos sino la de todos los argentinos y las argentinas.
Quiero, finalmente, convocarlos a todos y a todas para que cada uno, cada una, en su lugar de estudio, en el trabajo, en la calle, en el bondi o en el subte o en la bici, cuente y permita que este entramado de desinformación en cuanto a los verdaderos responsables de la situación que vive la Argentina en materia de endeudamiento, de falta de dólares, de corridas que tantas veces han asolado a la República Argentina… esta vez la gente pueda decidir con claridad pero, sobre todo con información. Por eso, esto no es tarea de una persona, esto es tarea militante. Basta de pedirle al otro que haga cosas que nosotros no estamos dispuestos a hacer. Hay que romperse lo que hay que romperse y lo tienen que hacer todos y todas.
Yo quiero decirles que muchas gracias. Hoy antes de venir para acá, por la mañana. Guau, relámpagos. Hoy, empezó a llover de vuelta… Hoy cuando venía para acá estaba viendo las expresiones de algunos. Guau, truenos. Me encanta. A mí me encantan las tormentas pero, claro, yo estoy acá con techito y ustedes no. Qué viva.
Pero cuando estaba viniéndome para acá veía hoy a la mañana las expresiones de compañeros, compañeras que se estaban acercando a la plaza. Y me quedo con tres para finalizar y despedirlos. El de una compañera… sí, cómo que no. El de una compañera de González Catán, gracias compañera. Una compañera, no sé el nombre porque no dijo el nombre pero era una compañera, ella venía sola, rubia con una coleta que venía de González Catán. No sé, debe estar por ahí escuchándome a lo mejor. A esa compañera que me miró desde su sensibilidad de mujer: gracias, muchas gracias. La pasaron por C5N, obviamente estaba mirando C5N, por TN esas cosas no las pasan.
Después había una pibita chiquita que había venido de San Juan, Hebe, que debe estar por ahí también y que venía a verme y agradecerme. Gracias Hebe.
Y un compañero, José Flores, creo que era, gaucho de Salta, con el poncho colorado de Güemes y dijo algo muy hermoso de su madre que le hablaba de Evita. Aunque había perdido el sentido hablaba de Evita y de él y que me quería mucho. Yo también te quiero mucho y los quiero mucho a todos y a todas.
Muchas gracias por esta tarde maravillosa. Muchas gracias por tanto amor. Es lo que me ha sostenido en pie. Sin ustedes, sin el amor, sin los rosarios que me alcanzan, sin Dios y sin la virgen seguramente no estaría acá. Muchas gracias a todos y a todas, los quiero mucho.
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