Guillermo Francos informó en Diputados que no hay decisión de frenar el proyecto, pero desde que asumió Milei no se invirtió ni un peso en la terminación de la nueva planta y fueron despedidos 36 operarios altamente calificados.
Dioxitek es una empresa estatal creada en 1996 por el Poder Ejecutivo Nacional para fabricar dióxido uranio natural que luego se utiliza en la fabricación de combustibles en las centrales nucleares. Según el informe de Francos, el Gobierno nacional no tomó decisiones para detener el proyecto, no obstante desde el sector denuncian que no se invirtió ni un centavo desde el 10 de diciembre pasado. La única intervención del Gobierno libertario fue para despedir a 36 operarios en todo el país, 13 de ellos de Formosa.
Tiempo conversó al respecto con Julio Aráoz, expresidente del Directorio de Dioxitek y actual ministro de Cultura y Educación provincial, quien describió la situación actual.
Según explicó Aráoz, las centrales nucleares requieren elementos combustibles para funcionar. En nuestro país se fabrican a través de las empresas que procesan uranio natural donde Dioxitek es un eslabón clave. “Argentina tiene posición de liderazgo en América Latina en aplicaciones tecnológicas de la energía nuclear con fines pacíficos, para lograrlo fue apoyándose al desarrollo tecnológico de empresas públicas como es el caso de Dioxitek”, expresó.
La empresa es una sociedad anónima donde el 99% de las acciones pertenecen al Gobierno Nacional y el 1%, a la provincia de Mendoza. “En la década del ´90 se tomó la decisión de discontinuar la actividad minera a pesar de la importante cantidad de reservas que tenemos en el país y se decidió importar la materia prima, traemos urania natural desde afuera, lo purificamos a través de procesos físicos químicos en el país y de esa manera producimos nuestros propios combustibles”, detalló el ex directivo. También resaltó que entre el 8% y el 10% de la generación de energía en Argentina se produce en las tres centrales nucleares que están emplazadas en nuestro país.
Hasta el momento, la producción de uranio puro de Dioxitek se realiza en una planta del la ciudad de Córdoba, en el barrio Alta Córdoba. No obstante, por una ordenanza municipal se prohibió el desarrollo de actividades industriales en la zona.
“Como no se podía dejar sin combustibles a la Argentina se fueron obteniendo prórrogas hasta que, en un momento, debido al incumplimiento del Estado nacional en relocalizar la planta o construir otra, hubo una suspensión en su actividad”, recordó Aráoz.
Con este motivo, se definió buscar otro territorio para la planta. Se eligió Formosa, que ya venía desarrollando proyectos nucleares junto a la Comisión Nacional de Energía Atómica desde el año 2009. Antes de comenzar la obra, se sometió el proyecto al estudio de impacto ambiental y hubo una consulta ciudadana.
“Fue bastante controversial pero se obtuvo licencia social, el proyecto arrancó a principios del año 2015”, manifestó. Si bien el desarrollo de la obra tuvo interrupciones durante la gestión de Mauricio Macri, hubo avances significativos durante la presidencia de Alberto Fernández.
“La obra civil está totalmente terminada y gran parte de las instalaciones de producción. Es una pena encontrarnos con un desfinanciamiento total del proyecto y sin ningún tipo de indicios de reactivación. El jefe de Gabinete Francos declaró ante nuestros legisladores, luego de pedidos de informes que él no tiene noticias de que el proyectos se haya interrumpido pero que tampoco hay envío de fondos”, exclamó.
En la planta, en este momento, solo hay personal de maestranza ya que todos los contratistas se retiraron. “El proyecto técnicamente está parado con un riesgo muy alto, con un 90% del porcentaje de avance en la obra es un proyecto ya debiera estar terminado y lo notable es que la planta de Córdoba está funcionando con un permiso especial otorgado por la Justicia Federal de Córdoba bajo la condición de que se concluya el proyecto de Formosa”, apuntó.
La fábrica de Córdoba, según el ex directivo, no tiene la capacidad suficiente para atender la demanda de combustible de las tres centrales nucleares del país y “padece obsolescencia tecnológica”. Y agregó: “No se puede improvisar con esto, más allá de las cuestiones de seguridad que son muy rigurosas, el marco regulatorio sobre el cual se sostiene la actividad nuclear no permite improvisaciones y el escenario geopolítico internacional hace que no sea fácil poder importar y comprar en el extranjero uranio”.
No solo la situación geopolítica dificulta la adquisición de uranio a través de licitaciones internacionales. Según Aráoz, se trata de una cuestión de decisiones política y de políticas estratégicas que pueden poner en peligro la generación nucleo eléctrica argentina. “A este proyecto hay que terminarlo, el Estado ha invertido ya cerca de 140 millones de dólares en un proyecto en el que inicialmente iba a apostar 170 millones y va a rondar los 200 millones, justamente por las interrupciones que ha tenido a lo largo del tiempo”, aseveró.
En este sentido, el exdirectivo aseguró que se necesita, desde el Estado, tener una visión sectorial ya que sería un error analizar a las empresas por separado, se trata de una cadena de valor la de aprovisionamiento de combustibles a las centrales nucleares.
“Son decisiones políticas que afectan a un sistema que es robusto por definición y por su propia historia. Lo están debilitando, poniéndolo en condiciones de fragilidad. No podemos permitirnos en la Argentina perder un solo megavatio de generación sino no vamos a poder desarrollarlo”, aportó.
Aráoz señaló también que hay todo un sector detrás, de mucha capacidad y que, con este tipo de medidas, se está perdiendo la tecnología nacional: “La tecnología de purificación de uranio nos pertenece a todos los argentinos y argentinas. Esto es un ejemplo concreto de soberanía tecnológica del sector nuclear argentino como lo fue el sector satelital hasta hace poco”.
El exdirectivo aseveró que Dioxitek no es una empresa deficitaria sino que exporta fuentes de cobalto que se utilizan en la industria o en la Medicina. Asimismo, exporta pastillas de cobalto para otras aplicaciones: “En operaciones no es deficitaria, inclusive genera divisas a través de sus exportaciones”.
El proyecto de la nueva planta en Formosa forma parte del Plan Nuclear Argentino aprobado por ley en el Congreso en 2008. Aráoz lamentó que la única intervención del Gobierno libertario haya sido para despedir a 36 trabajadores: “En Formosa quedó una dotación muy reducida. Nosotros fuimos incorporando la gente de forma progresiva, a medida que el proyecto iba avanzando. Lo grave es que se ha despedido personal técnico, altamente calificado, que costó muchísimo formar. Es una pena”.
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