Luego de una jornada de máxima tensión, fueron apresados el general Juan José Zúñiga (principal responsable de la asonada) y el jefe de la Armada Boliviana, Juan Arnez Salvador.
Al cabo de una frenética jornada, el general Juan José Zúñiga fue arrestado a las afueras de un cuartel militar de La Paz y conducido a un vehículo policial bajo cargos de terrorismo y alzamiento armado, según la fiscalía.
«¡Está detenido, mi general!», señaló el viceministro de Gobierno (Interior), Jhonny Aguilera, según imágenes de la televisión estatal.
Horas después el ministro de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo, informó de la detención del jefe de la Armada Boliviana (Marina), Juan Arnez Salvador, como el otro responsable.
Zúñiga estuvo al frente de los uniformados que intentaron irrumpir en el palacio presidencial, en el centro de La Paz. Sus hombres emplearon gases lacrimógenos contra las personas que quisieron acercarse al edificio.
El oficial ingresó caminando por la misma puerta que intentó derrumbar uno de los carros de combate. Poco después salió por los mismos medios.
«Estamos en un intento de golpe de Estado por militares que están manchando el uniforme», dijo Arce al tomar juramento a una nueva cúpula de las Fuerzas Armadas en el palacio que en ese momento era rodeado por las tropas de Zúñiga.
Tras su repliegue, el mandatario salió a un balcón para dirigirse a cientos de seguidores: «Nadie nos puede quitar la democracia que hemos ganado (…). Estamos seguros: vamos a seguir y vamos a seguir trabajando».
Tanto el gobierno como el expresidente Evo Morales, antiguo aliado y ahora rival político de Arce, habían convocado a movilizaciones ante el alzamiento militar.
En sus redes sociales, el exmandatario boliviano suspendió el llamado tras «haberse retomado la calma en la sede de gobierno».
La pugna política de fondo
Desde el martes circulaban rumores sobre la probable destitución de Zúñiga, quien comandaba el ejército desde 2022.
El oficial había expresado su firme oposición al eventual retorno al poder de Morales, quien se disputa con Arce el liderazgo del partido oficialista de cara a las presidenciales de 2025.
En una entrevista el lunes con un canal de televisión, incluso aseguró que detendría a Morales si insistía en postularse a la presidencia el próximo año.
De ahí la sorpresa que causó su intento de golpe contra Arce.
Al momento de su arresto, el general dijo a la prensa que el presidente le había pedido el domingo «preparar algo» para levantar su popularidad.
Según Zúñiga, Arce arguyó que «la situación está muy jodida» y que ameritaba una acción que le favorezca.
Arce y Morales protagonizan una intensa pelea política desde hace un par de años.
Amparado en las reformas constitucionales que él mismo promovió, Morales ocupó la presidencia entre 2006 y 2019, cuando se vio forzado a renunciar, acosado por la crisis que estalló por un supuesto fraude electoral para obtener un cuarto mandato.
A finales del año pasado, la Corte Constitucional inhabilitó a Morales para ser nuevamente candidato, lo que el expresidente interpretó como una maniobra en su contra de su antiguo ministro de Economía.
El ala gubernamental del Movimiento Al Socialismo (MAS) proclamó a Arce como su candidato para 2025. Otro sector arropó la aspiración de Morales, quien todavía no renuncia a su aspiración pese al fallo de los jueces.
Arce, entretanto, todavía no ha proclamado su candidatura.
Reacción internacional
Diversos gobiernos y entidades internacionales se pronunciaron durante la jornada.
Estados Unidos llamó «a la calma» y aseguró que «está siguiendo de cerca la situación».
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, condenó «cualquier forma de golpe de Estado» en Bolivia.
De su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, llamó a todos los actores «a proteger el orden constitucional y a preservar un clima de paz», informó su portavoz, Stéphane Dujarric.
La Organización de Estados Americanos (OEA) advirtió que «no tolerará ninguna forma de quebrantamiento del orden constitucional» en Bolivia.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, salió de inmediato a denunciar el intento de derrocamiento de uno de sus mayores aliados en la región.
«Al pueblo de Bolivia todo el apoyo del pueblo de Bolívar. No al fascismo, no al golpismo», expresó el gobernante, al declararse en «emergencia y en apoyo permanente» con los bolivianos.
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