Garzón Martínez fue detenido en Mataderos luego de que se haya librado se haya revocado la excarcelación y librado la orden de detención.
El imputado fue apresado esta tarde, minutos después de las 15, por personal de la Policía de la Ciudad en una casa de la calle Tandil al 5000, de Mataderos, donde hubo varias personas se acercaron a presenciar el operativo y celebraron la captura.
“¡Hijo de p…!”, “¡violador!” y “¡basta de violaciones!”, fueron algunas de las exclamaciones que se escucharon cuando el detenido fue retirado con la cabeza cubierta y escoltado por policías que lo subieron a un móvil y se lo llevaron esposado.
“Hoy lloró de emoción, antes lloraba de dolor”, expresó a la prensa Patricia, una amiga de la familia de la víctima que se acercó hasta el domicilio donde estaba el acusado.
La situación del comerciante dio un vuelco esta mañana, cuando la Sala I, en un fallo por mayoría, hizo lugar al pedido del fiscal de Cámara Ricardo Sáenz, quien mantuvo el criterio sostenido por las fiscales Silvana Russi y Mariela Labozzetta, que habían apelado la excarcelación del imputado luego de que la jueza Karina Zucconi le concediera la libertad tras procesarlo.
Los camaristas que votaron a favor de revocar la excarcelación y ordenaron así la detención fueron Pablo Guillermo Lucero y Magdalena Laíño, mientras que su colega Jorge Luis Rimondi avaló la libertad que había resuelto la jueza de primera instancia.
Lucero y Laíño tuvieron en cuenta el “riesgo de fuga” por la pena en expectativa del delito que se le imputa a Garzón Martínez (35), “la naturaleza violenta del suceso investigado” y “las dudas que recaen sobre su arraigo”, ya que dio distintos domicilios.
Además, destacaron la actitud del acusado al momento del hecho, cuando se negó a abrir la puerta de ingreso al local ubicado en la calle Paso 693 tras la llegada de la Policía, así como su intento de fuga una vez que los agentes se encontraban dentro, “lo cual se frustró luego de producirse un forcejeo”, señaló el escrito de 12 páginas al que accedió Télam.
Por último, los magistrados consideraron “insuficiente” la restricción de acercamiento y la prohibición de tomar contacto impuestas sobre Garzón Martínez en relación a la víctima, ya que “si se analiza el escenario en que se habría producido el evento”.
“¡Lo logramos, hija!” fueron las palabras que le transmitió entre lágrimas Thays, la madre de la víctima, a su hija, una vez que tomaron conocimiento de la resolución, de acuerdo a la emotiva imagen que quedó captada en un video que circuló por las redes sociales.
El fallo se dio a conocer horas después de que el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil 8 ordenó colocarle al acusado una tobillera electrónica con la intención de resguardar a la víctima de manera cautelar a través de un dispositivo de geoposicionamiento dual, que permite monitorear la ubicación a través de GPS tanto de la víctima como del agresor.
Los voceros agregaron que, en caso de que el agresor transgrediera las medidas dispuestas por la Justicia, es decir, si se acerca al radio de seguridad de la damnificada, el sistema emitirá un alerta y se activarán los protocolos para darle aviso a la damnificada y enviar al personal policial más cercano.
Por su parte, el abogado que representa a la víctima, Pablo Baque, confirmó a Télam que la jueza Zucconi dispuso también durante las últimas horas la inhibición general de sus bienes.
El letrado explicó que la decisión se produjo a raíz de un escrito presentado por el defensor del imputado, Osvaldo Cantoro, en el que señalaba que su cliente no podía pagar el embargo de un total de 90.000 pesos que había recaído sobre sus bienes al inicio del procesamiento.
El hecho que se le imputa al comerciante ocurrió el pasado 23 de enero, cuando la denunciante fue citada para realizar una entrevista laboral que había coordinado días antes por la red social Facebook, tras lo cual el acusado le pidió cenar el viernes para así “poder hablar sobre el trabajo”, propuesta que fue rechazada por la joven, quien finalmente se presentó el sábado por la mañana en el local de la calle Paso 693.
Según el relato de la denunciante, durante la jornada de trabajo el acusado le ofreció varias veces una bebida hasta que finalmente la chica aceptó tomar un vaso de agua, y tras beberlo comenzó a sentirse mareada, por lo que le envió un mensaje a su madre explicándole la situación.
“Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada”, expresó la joven en el mensaje que le envió por WhatsApp y agregó la dirección en donde estaba.
Cuando la Policía ingresó al local encontró a la joven en el fondo del comercio y el acusado estaba vistiéndola y poniéndole los pantalones.
Luego, en su declaración, llevada a cabo el lunes pasado, Garzón Martínez negó los cargos ante la Justicia, acusó a la denunciante de mentirosa y dijo que tuvo relaciones consentidas y que ella se le ofreció sexualmente.
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