“Esta masividad implica que el hospital pierde su capacidad operativa. No podemos atender”, advirtió el delegado de ATE. El Ministerio de Salud negó el impacto de los más de 200 despidos: las bajas no deberían afectar el funcionamiento”.
“Entendemos esto como un segundo round en el intento por cerrar el hospital. Estos 200 despidos para nosotros equivale al cierre. Es un tercio de los trabajadores”, definió Sofía Marino, una de las psicólogas que perdieron su trabajo en el Bonaparte, donde atendía desde junio de 2020, en plena pandemia de Covid-19.
“En el marco de los 1.400 despidos nos enviaron 200 telegramas. Eso incluye 40 psicólogos, más de 20 médicos clínicos, psiquiatras, farmacéuticos, enfermeros”, enumeró Leonardo Fernández Camacho, delegado de la junta interna de ATE en el hospital. Y alertó sobre sus implicancias: “Un desastre que va más allá de los despidos puntuales. Esta masividad implica que el hospital pierde su capacidad operativa. No podemos atender. En este mismo momento no hay profesionales de guardia, no tenemos quién atienda si ahora se presenta algún cuadro de compensación. En las internaciones tenemos pacientes judicializados y desconocemos cuál va a ser la decisión que tomen los juzgados porque no tenemos equipo terapéutico para que los atiendan”.
Para el Ministerio de Salud de la Nación, la pérdida de 200 profesionales de la salud no traerá consecuencias sobre la atención diaria. “Las bajas del Bonaparte no deberían afectar el funcionamiento. Ya que por las prestaciones que brindan, y la cantidad de pacientes que atienden, tenía una sobre población de recursos humanos”, respondieron ante la consulta de este diario.
Ya en octubre habían intentado instalar esa versión: que por las pocas internaciones que había en el Bonaparte no se justificaba su estructura y personal. La respuesta de especialistas fue que, por el contrario, la no internación y la búsqueda de otras estrategias de abordaje ante problemáticas de salud mental es una señal de éxito, no de fracaso. Nada de eso importa. La cifra que dejaron trascender desde el Gobierno -y celebran- es un recorte de más de 700 millones de pesos para el presupuesto de 2025.
“Hay compañeros que se enteraron estando de vacaciones. Hay dos embarazadas, un compañero en tratamiento por cáncer. Hasta una delegada. No hubo ningún tipo de contemplación ni criterio humano. Es un cierre encubierto. No puede operar de esta manera el hospital, hay servicios diezmados completamente”, dijo a Radio Gráfica Soledad Rivas, adjunta de la Comisión Interna de ATE y trabajadora de guardia.
Según relevó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), las implicancias de los despidos se traducen en que “no se sabe qué pasará con quienes están en internación; un turno de guardia quedó cerrado y en otros no hay psiquiatría; el fin de semana no habrá enfermería de guardia; el 0800 de urgencias no atenderá las 24hs y miles de personas quedan sin tratamiento de salud mental”.
Sofía Marino supo en la tarde-noche del miércoles que habían comenzado a llegar notificaciones de despidos entre el personal del Bonaparte. Ingresó a su correo oficial y se encontró con el propio. Por segunda vez, tal como le pasó en octubre, cancelará las vacaciones planeadas para abocarse al plan de lucha. Tras la asamblea de este jueves, la próxima medida está convocada para el lunes, cuando se espera una un abrazo con presencia masiva de organizaciones y despedidos de otros hospitales, como el Posadas.
Marino cumplía tareas asistenciales en el servicio de demanda espontánea (“de primera escucha y orientación”), además de coordinar un grupo de mujeres con perspectiva de género y dar talleres de acompañamiento para familias con situaciones de salud mental o consumos problemáticos. Igual que ella, la mayor parte de los despedidos fueron contratados a partir de 2020, tras la pandemia, cuando las afecciones de salud mental se incrementaron a nivel mundial.
“Fue una noticia que nos sorprendió a todos. Si bien desde octubre la situación es de mucha vulnerabilidad, la verdad que fue muy sorpresivo. Nos habían dicho que tuviéramos paciencia con los nuevos contratos, que iban a estar llegando. Pero llegó el 15 de enero y ya nos estábamos alarmando. Hasta que apareció la noticia de los 1.400 despidos y al cabo de unas horas empezaron a aparecer los telegramas”, relató la psicóloga a Tiempo.
“El objetivo de ellos siempre fue cerrar y esto que llaman reestructuración tiene que ver con recortes, vaciamiento, estrangulamiento. Hay muchos que se fueron desde octubre, sobre todo psiquiatras con otra oferta laboral. Los tenían con un montón de pacientes por día. También se vacía de esa manera el hospital”, advirtió. Mientras una de sus colegas despedidas, mirando a las cámaras y con la voz quebrada, pidió a las autoridades que piensen en los pacientes.
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