Tras recorrer los escenarios del país con su espectáculo "Dadyman: recuerdos de mi barrio", este viernes el humorista hará una gran última función –al menos por ahora– en el Teatro Ópera. "No tengo nada que demostrar", confiesa.
Actualmente está grabando La pulsera, una ficción sobre arrestos domiciliarios, donde interpreta a un abogado penalista. Se trata de un proyecto de HBO en el que comparte elenco con Martín Slipak, Romina Richi, Norman Briski y María Onetto, entre otros actores. Luego de su personaje totalmente oscuro en la pelítula El ciudadano ilustre, candidata argentina en la carrera al Oscar, esta es una nueva chance de mostrar algo más que su capacidad de comedia
¿Es bueno poder compartir con el público otros matices?
No era una asignatura pendiente. Alguien que hace comedia puede querer hacer un drama como para jerarquizarse, pero no es mi caso. Soy un tipo orgulloso de ser humorista y comediante. Me gusta hacer otro tipo de trabajo porque me gusta lo que hago. Me gusta laburar. No como la vedette que tiene tetas y ahora quiere cantar, conducir o actuar, ¿entendés? No tengo nada que demostrar. Me lo tomo tranquilo.
¿Cómo fue trabajar en El ciudadano ilustre?
Fluyó muy bien. Oscar Martínez es un tipo muy generoso, me dio muchas manos y salió algo natural en pantalla.
Que sea la candidata argentina al Oscar, ¿te provoca algo especial?
Me pone contento que se generen expectativas para la industria para la que trabajo. No lo tomo como algo personal. He tenido una etapa de hacerme la paja en mi ego. Tapas de Gente y todas esas pelotudeces. Pero está bueno que se jerarquice el cine nacional y haya trabajo.
¿El humor es importante en estos tiempos difíciles?
Siempre lo fue. Para ser justos, yo que voy a cumplir 60 años, te puedo decir que he transitado épocas más bravas como para hacer reír. No me quiero quedar en la obviedad de darle a Macri. Hubo épocas más jodidas que esta.
¿Tenés opinión formada sobre Trump?
Básicamente, me chupa un huevo, pero está bueno que se profundicen las contradicciones. La verdad es que no hay grandes diferencias. Para que a nosotros nos vaya bien, Alicia Kirchner tendría que ser presidente de Estados Unidos.
Y acá, ¿cómo ves el panorama?
Es muy simple: creo en una mesa larga, creo en la palabra frente, y creo que en la cabeza está sentada Cristina, que es ella la que convoca. No puede haber una mesa del peronismo sin ella. Atomizarse ayuda a los otros y a algunos de nosotros que, en realidad, no son de los nuestros.
¿Cómo se entienden las contradicciones en el peronismo?
Mirá, en un hombre de 70 años comparado con un nene de seis, vas a notar más virtudes y defectos, seguro. Es una cuestión de tiempo. Tenemos más tiempo vivido que cualquier otro partido de los que están hoy jugando. No es tan simple. Pero hasta el que odia al peronista es peronista. Cuando vos odiás algo con mucha fuerza también te acerca. Para mí, en el amor y en el odio, somos todos peronistas. «
Dady Brieva se presenta el viernes 18 a las 21 en el Teatro Ópera Allianz. Corrientes 860.
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