En un contexto marcado por las restricciones de Meta, YouTube y Google a RT y Sputnik News en Europa, la red social del pajarito extendió el uso de una polémica etiqueta que recorta libertades.
Según Twitter, estas etiquetas “proporcionan más contexto sobre las cuentas controladas por representantes oficiales de gobiernos, entidades de medios afiliadas al Estado y personas relacionadas estrechamente con esas entidades”.
La explicación no se extiende mucho más. No hay una caracterización específica sobre cuáles son los requisitos objetivos necesarios para hacerse acreedor de la etiqueta. No es necesario que sean medios estatales o agencias oficiales. Tampoco es necesario que sean medios de comunicación. Pueden ser periodistas de esos medios o también freelance como el caso de Marco Teruggi.
Teruggi es un periodista independiente que escribe para distintos medios como Página 12, Revista Crisis y Sputnik News. El lunes último, Teruggi se encontró con que su cuenta estaba clasificada con el tag “Medios afiliados al gobierno, Rusia”.
“Aún sin respuesta de @TwitterLatAm por haberme puesto ‘medio afiliado al gobierno ruso’ y las consecuencias que trae. Mi cuenta es personal, trabajo como corresponsal para varios medios, no escribí para Sputnik sobre lo que pasa en Ucrania. Somos varios en esta situación”, se descargó el periodista en Twitter.
Un tag es una marca, una clasificación. Cuando esa marca es negativa, se torna persecutoria. En el caso de la etiqueta de Twitter, la consecuencia concreta es que la red social “no recomendará ni amplificará entre los usuarios cuentas o sus Tweets con estas etiquetas”. En otras palabras, no replicará las publicaciones, lo cual es una enorme limitación, ya que todos los medios de comunicación y periodistas necesitan la amplificación de sus publicaciones.
Alejandra Loucau es periodista especializada en noticias internacionales y vio cómo sus tuits tenían una llamativa barrera a la hora de ser retuiteado o likeado. En diálogo con Tiempo, Loucau contó: “Compartí información sobre la ronda de negociaciones entre Rusia y Ucrania. Puse ambas campanas y cité las fuentes: una fuente ucraniana y una rusa, que es RT (Russia Today). Cuando alguien quiere retuitear o poner ‘me gusta’ a la publicación sale ese cartel dando una advertencia, que actúa como una especie de restricción”.
“Yo escribía para Sputnik News hasta el año pasado. Había escrito una nota sobre la Corte Penal Internacional (CPI) y los crímenes de guerra de Estados Unidos e Inglaterra. La iba a compartir, pero me contuve. Solo compartí el título de la nota para quien quiera buscarla. Me autocensuré porque no quiero que me bloqueen la cuenta o me la restrinjan de alguna manera”, relató Loucau.
Para Loucau, “es una actitud persecutoria y estigmatizante que promueve la censura”. De esta forma, “los medios están condicionados”. “Hay muchas cuentas como ‘Descifrar la guerra’ que pasan muy buena información, son muy serias y son muy importantes para acceder a lo que pasa. Hoy, se están autocensurando; sobre todo, en lo relativo a videos e imágenes. Lo dicen ellos mismos”, advirtió.
“Medios afiliados al gobierno” no es para cualquiera. En una rápida recorrida por las cuentas oficiales de las principales agencias de noticias del mundo, se puede advertir que no todas la tienen. Ni la británica Reuters ni la francesa AFP ni la estadounidense AP ni la japonesa Kyodo ni la israelí Aurora Israel ni la catarí Al Jazeera tienen el mismo problema; ergo, sus publicaciones no tienen restricciones ni censura ni vienen acompañadas con carteles de advertencias. Sí tiene la etiqueta la agencia china Xinhua, en cuyo caso dice “Medios afiliados al gobierno, China”.
Pasando en limpio, entre las grandes potencias, solo medios de Rusia y de China llevan el tag y sus limitaciones. Rusia y China.
“Es algo que viene pasando hace uno o dos años. El cambio tiene que ver con que ahora están empezando a etiquetar a periodistas independientes que escriben para distintos medios. Ya se aplican directamente sobre las personas o empleados del medio y, en el caso de los periodistas independientes o freelance es más grave, porque ya de por sí es una forma de trabajo precarizado”, evaluó Loucau.
Sin demasiado pretexto, las plataformas de Meta (Facebook, Instagram), YouTube, Tik Tok y Google directamente censuraron las cuentas de RT y Sputnik para toda Europa. “Debido a la guerra actual en Ucrania, estamos bloqueando los canales de YouTube vinculados a RT y Sputnik por toda Europa”, publicó la empresa en Twitter y agregó que la medida “entra en efecto de inmediato”, sin mayores detalles.
En ese sentido, el organismo de control de las comunicaciones de Rusia (Roskomnadzor) acusó a Meta de censurar los medios del país y violar los derechos humanos de los ciudadanos rusos, mientras la empresa atribuyó la medida a su negativa a dejar de verificar información.
Agustín Lecchi, secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), dio a Tiempo su punto de vista: «Las grandes plataformas como Facebook o Twitter siempre tuvieron una forma discrecional de seleccionar o encasillar medios y erigirse como reguladores de la libertad de expresión, algo que es de por sí muy cuestionable porque tienen intereses como cualquier empresa privada».
«En este caso, fueron más lejos marcando y estigmatizando de manera macartista cuentas individuales de periodistas, por no opinar lo mismo que EEUU o la OTAN, por tener un pensamiento divergente o trabajo independiente de esos grandes poderes. Como SiPreBA además de cuestionar la invasión rusa a Ucrania y velar por la vida de los civiles, exigimos las plenas garantías a todos los periodistas que están cubriendo la guerra en el lugar de los hechos y que haya garantías para que todos puedan expresarse libremente. Por eso, también nos preocupa un proyecto legislativo contra la señal RT de parte de una legisladora del PRO, en un claro intento de censura a ese medio», analizó Lecchi.
El SiPreBA emitió un comunicado en el cual “sostenemos la importancia de la libertad de expresión y repudiamos todo señalamiento y estigmatización de trabajadores de prensa”, al tiempo que “consideramos un factor de preocupación la introducción de proyectos legislativos en nuestro país que atentan contra la libertad de prensa e inciden de forma negativa en trabajadores de la filial local del medio RT”.
La Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC), que nuclea a 57 mil periodistas de 13 países, apuntó: “Sostenemos que la censura y los señalamientos contra la prensa no son medidas adecuadas para sancionar gobiernos, al contrario son una violación a la libertad de expresión y al ejercicio libre del periodismo, pilares fundamentales de la democracia”.
En tanto, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) escribió en Twitter: “La Federación Internacional de Periodistas comparte la preocupación de lxs colegas de Sipreba por la clasificación arbitraria de Twitter a cuentas personales de periodistas y la introducción de proyectos legislativos que atentan contra la libertad de expresión”.
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