El loteo se está haciendo en una zona de 18 hectáreas que tiene una superficie de 1800 metros de periferia.
Según el relato de manifestantes, «cuando le preguntamos qué hacían nos dijeron que iban a construir un paseo turístico». Los pobladores del lugar advierten que en esta provincia el poco monte que queda es del 3% y que están en alto grado de conservación, donde están trabajando las máquinas es una «zona roja». Por todo ello, hicieron una serie de presentaciones legales en la Municipalidad, el Concejo Deliberante y la Policía Ambiental.
«Hace muchos años que venimos cuidando el monte, porque allí están las plantas nativas que usamos y muchos árboles valiosos», contó Mariana Chao, médica de la medicina integral, terapia neural, flores Bach y medicina aborigen, a Tiempo. Continuó relatando que también da cursos «de alimentación sana y plantas medicinales».
«Todo comenzó en una caminata de compañeras que siempre realizamos por la reserva ecológica Parque Puma», repasó Mariana. Cuando pasaron por el lugar «notamos que hay muchos árboles cortados, entonces subimos por una escalinata que es de piedra y detrás de un puma -que está hecho de ladrillo- nos encontramos con un desmonte total; ese lugar siempre fue un senderito que estaba lleno de animales y personas», valorizó.
«La topadoras abrieron una calle de unos 12 metros de ancho, no solo cortaron árboles y yuyos que son de suma importancia, sino que también está removida toda la superficie, no quedó nada», describió la médica. Siguió recordando que «al ver el desastre seguimos avanzando y nos encontramos con las personas que están trabajando en el lugar; cuando les preguntamos qué hacían nos dijeron que iban a construir un paseo turístico, que es un loteo».
También les dijeron que ellos «eran los dueños y que tenían las máquinas de la Municipalidad para abrir calles públicas», señaló. Además les contaron que se trata de un lote de «los años 60 y que ahora lo iban a re-activar», agregó.
«Les advertimos sobre los daños que pueden causar el impacto y les pedimos si podían ser menos agresivos con la naturaleza», subrayó. Algunas calles tienen hasta 16 metros de ancho, «ellos nos respondieron que eso es lo que una calle tiene normalmente, entonces nosotras lo único que hicimos fue documentar todo, sacamos fotos y empezamos a darle difusión al tema, armamos videos y carteles comunicando esto que vimos».
«Todas las personas que estamos auto-convocadas por este conflicto no somos partidistas de ninguna ideología política ni nada que se le parezca, pero es obvio que en torno al cuidado de los montes algo de esto va a ocurrir», aclaró Mariana. «Con una compañera que es bióloga hicimos la denuncia ante la Policía Ambiental».
«Les expusimos nuestra preocupación ante el desmonte con movimiento de suelo que están haciendo, es una zona de 18 hectáreas, tiene una superficie de aproximadamente 1.800 metros en periferia», enumeró la médica.
«Esta zona era todo bosque, lo que expusimos en la nota a la Policía Ambiental, es que está vulnerando la Ley nacional 25.075, que es la general de ambiente; la Ley provincial 10.208 de política ambiental, que exige un estudio de impacto ambiental y audiencia pública cuando se trata de más de tres hectáreas», argumentó Mariana. También citó la Ley provincial 9.814 «de ordenamiento territorial de bosques nativos en la provincia de Córdoba y la Ley nacional 26.331 de bosques. Los montes son esponjas naturales, si los destruyen se no termina la vida», advirtió la médica.
«Fuimos al Concejo Deliberante de La Falda, les pedimos mediante nota que nos brinden la correspondiente información ambiental», aseguró Gisela Peluso, activista de la organización Rebelión o Extinción, a este diario. «También dirigimos el mismo escrito a la Municipalidad y a la Fiscalía de Cosquín», agregó.
Lo hicieron porque desde hace varias semanas «hay máquinas que están destruyendo el poco bosque nativo que nos queda, además ese lugar es el hábitat natural de muchos animales entre ellos el zorro», remarcó Gisela. También expresó que los zorros se acercan a la vera del monte y «miran como las topadoras destruyen todo».
Más de un centenar de vecinos se auto-convocaron por la biodiversidad en la ciudad cordobesa de La Falda, porque como muchos comprenden, queda solo el 3% de bosques nativos en la provincia de Córdoba y está en alto nivel de conservación.
«Nos reunimos e hicimos asambleas abiertas para que todas las personas participen», dijo la activista. Hay muchas biólogas y biólogos que «nos acompañan, quienes nos explican el impacto negativo que el desmote trae como consecuencia y lo expresamos en el documento que presentamos en distintos lugares», señaló.
«Con esta forma de proceder están violando todas las Leyes provinciales, la Constitución Nacional y los tratados internacionales que estipulan que tenemos derecho a un ambiente sano», argumentó Gisela. «Queremos que brinden al pueblo la información completa como corresponde, con todos los estudios de impacto ambiental», finalizó.
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