Desde que la dirige Scaloni, la selección nunca había podido ganar el primer partido de un torneo. Fue 2-0 ante Canadá, con goles de Julián Álvarez y Lautaro Martínez. Messi se lució desde los pases. El próximo partido por el grupo A, el martes, frente a Chile.
En un terreno de juego que Scaloni y los futbolistas argentinos calificaron de “desastroso”, y después de la inauguración de la Copa América con el sermón de pastores evangélicos, la selección jugó un partido de menor a mayor. Animada de entrada, Canadá le intentó disputar la pelota y se adelantó en el campo para cerrarle los caminos internos. De ahí que la Argentina se repitiera en pelotas largas a los espacios detrás de la última línea rival. Ángel Di María tuvo una corrida en solitario a los ocho minutos. Lionel Messi, otros dos mano a mano a campo traviesa, a los 64 y a los 78, que intentó definir con pinchaditas. Out.
En un “mal” partido de Messi, metió un pase gol -a Lautaro- y medio, porque antes del toque a la red de Julián la desvió Alexis Mac Allister. “Malo” porque marró esos mano a mano. Pero Messi se lució desde los pases profundos, y nunca juega mal, como dijo alguna vez Pep Guardiola, aunque este lunes cumpla 37 años. Messi es Messi.
Con el partido sin goles, el Dibu Martínez ratificó con un atajadón tras un cabezazo de Stephen Eustáquio sobre el final del primer tiempo que es uno de los mejores arqueros del mundo (hasta transformó salidas desde el arco en pases de gol, porque Scaloni insistía desde el banco con lanzar largo). Lautaro definió a los 87 entre las piernas de Maxime Crépeau, que terminó en el piso, como un papel.
Acaso lo más flojo de la selección hayan sido los flancos de los laterales (Nahuel Molina-Marcos Acuña), quienes sufrieron repetidos desbordes. Y algunas pérdidas en la salida en el segundo tiempo después de sacar la ventaja. En la defensa, Cuti Romero, con dos pelotas seguidas que ganó trabando, se erigió como un mariscal (y no de campo).
En un Mercedes-Benz Stadium lleno, con 70 mil espectadores, con hinchas argentinos pero también con otros hinchas latinoamericanos de la selección -de Guatemala, de El Salvador, de Honduras, de Nicaragua, de Costa Rica, cuyas banderas llevan el celeste o el azul en honor al corsario franco-argentino Hippolyte Bouchard, quien combatió a los españoles en Centroamérica en el siglo XIX-, Messi, el corsario de Scaloni que juega su séptima Copa América, se convirtió además en el futbolista con más partidos en la historia del torneo: ya son 35.
La próxima parada en la Ruta 40 de la selección será el martes ante Chile, a las 22 en el MetLife Stadium de Nueva Jersey (y cerrará el grupo A el sábado, a las 21, en el Hard Rock de Miami). En Estados Unidos, a 30 años del “me cortaron las piernas” de Diego Maradona, la Argentina, un equipo serio, fue superior a Canadá en el debut. Lo desbloqueó. Y puso primera.
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