De carpintero a maestro zen, las otras caras de Manu Ginóbili en la NBA

Por: Martín Nuñez

A los 40 años, el bahiense construye su leyenda adentro de la cancha. La dimensión de su figura también se puede observar en un recorrido de su vida en San Antonio. Publicidades y reuniones con presidentes. Las redes no alcanzaron para llevarlo al Juego de las Estrellas, pero aún tiene chances.

Fue un novato de 25 años que llevaba donas para sus compañeros a los entrenamientos. Se vistió de carpintero, maestro zen, actor y parrillero. Lo identificaron como Obi Wan Kenobi y Batman. Tecnoadicto y fanático de las redes sociales. Emanuel Ginóbili disfruta jugar al básquet a los 40 años. Más allá de su leyenda deportiva, también deja su marca fuera del parquet sagrado de la NBA.

En una inédita campaña en redes sociales recibió 1,8 millones de votos para que pudiera estar en el Juego de las Estrellas. Lionel Messi y Juan Martín Del Potro llamaron a votarlo. Superó a James Harden y a Russell Westbrook, pero no alcanzó para ser titular en lo que sería su tercera participación en un All Star. No recibió votos de colegas ni periodistas, pero habrá que ver qué sucede el miércoles cuando se anuncien los suplentes.

Su evolución consagratoria se vive desde todos los ángulos, en un claro ejemplo de la unión familiar de los Spurs, la clave del éxito de la franquicia.No le importó pagar derecho de piso pese a haber sido considerado el mejor jugador del mundo fuera de la NBA. Estaba en su lugar, lo había conseguido. Como «rookie», tuvo que llegar a cada práctica de pretemporada con un paquete de «rosquillas» para sus compañeros y ordenar las pelotas tras el entrenamiento.

Apenas fue aumentando su popularidad, el rostro del argentino (con pelo) fue apareciendo cada vez más en la televisión. La cadena de supermercados H-E-B realiza todos los años una publicidad con las figuras de los Spurs. Manu fue convocado junto con Bowen, Duncan y Parker. En cada producción, el bahiense fue creciendo como actor: hizo de carpintero, vistió una toga acostado en un sillón, le vendió comida para perro al Coyotte (mascota del equipo), fue un maestro zen de larga barba blanca aconsejando a los otros miembros del Big Three y hasta se animó a hacer un asado para el público en español.

Ya instalado en el plantel como un jugador fundamental, se ganó fama de bromista. Duncan y Bowen fueron blanco de sus ocurrencias: sentado en el banco de suplentes junto a Parker, en medio de un juego le puso un vaso de plástico en el asiento antes de que Duncan se sentara. La reacción del pivote, uno de los mejores de la historia, fue de antología. Partidos más tarde, Duncan buscó revancha, pero el argentino fue más rápido y le adivinó la intención.

Lo de Bowen fue espontáneo. La NBA tiene la costumbre de jugar con el público y uno es la Kiss Cam: la pareja que aparece en la pantalla gigante debe darse un beso. Fue en Atlanta y luego de que la cámara sorprendiera a varios enamorados, fue el turno de Bowen y Ginóbili. La iniciativa la tomó el bahiense, que sin dudarlo le dio un pico a su compañero.

Manu tiene miles de fanáticos en Estados Unidos. Recibió elogios de colegas como Kobe Bryant, Harden, Kevin Durant o Steph Curry, pero hay uno que se enloquece cada vez que lo ve en acción.

«¡GI NO BI LI!» grita Charles Barkley, leyenda convertido a comentarista estrella: «Es uno de los más divertidos para ver jugar», repite en la cara de Shaquille O’Neal o Magic Johnson. Ese grito hizo sonrojar al argentino durante una entrevista en vivo.

Manu encontró en la tecnología un cable a tierra para cada viaje. Es admirador de Elon Musk, el gurú innovador sudafricano. Y en las redes sociales tiene una fuerte presencia. Además de relatar su semana mientras viaja en su auto rumbo a una práctica, Manu es de jugar con sus seguidores. «Día libre en Los Ángeles. Me pueden recomendar algún lugar para visitar?», preguntó hace poco y tuvo más de 400 respuestas en pocos minutos. A las pocas horas respondió con una foto desde el Space X, la fábrica de construcción de la NASA.

También utilizó las redes para descargarse cuando una aerolínea le perdió a su perro Ciru en un viaje de San Antonio a Bahía Blanca.Es capaz de reírse de sus cambios de look. Pasó de su rostro juvenil del debut ante los Lakers a tener el pelo largo y gesto agresivo que le valió el apodo de Obi Wan Ginóbili, hasta burlarse de sí mismo y compararse con un águila calva.

Hay más de Manu en Estados Unidos: visitó a dos presidentes en la Casa Blanca: George W. Bush y Barack Obama, al que le entregó la camiseta de los Spurs. A sus records habría que agregarles que es el primer deportista en la historia en cazar un murciélago en medio de un partido. Su apellido fue mencionado en programas como Saturday Night Live y fue imitado por Brandon Armstrong (@BdotAdot5), famoso en Twitter por personificar a grandes figuras de la NBA.  

Si bien no es de meterse en temas políticos, Ginóbili se animó a dar su opinión en el conflicto entre la NFL y Donald Trump: «Lo que siempre supe es que este es un país libre y tiene libertad de expresión, de la manera que quiera, pacíficamente. Estoy con ellos. Creo que ayuda comprender algunos problemas más profundos que han estado sucediendo durante mucho tiempo».

En un ambiente donde es complicado mostrarse lejos de las tentaciones y abundan los escándalos, Manu generó el «querer ser como», algo así como en su momento explotó el «be like Mike» de Michael Jordan. Seremos como Manu. «

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