Según datos oficiales de la Ciudad, un 18,9% de la población está bajo la línea de pobreza y un 5 % son indigentes.
Los números surgen del informe sobre Condiciones de vida en la Ciudad de Buenos Aires, elaborado por la Dirección General de Estadística y Censos del gobierno porteño. Se incluye en el concepto de situación de pobreza a quienes viven en hogares en los que la suma de los ingresos totales de sus componentes no cubre los requisitos mínimos de comida, indumentaria, transporte, servicios y educación que necesitan. El estudio detalla que, dentro de esa franja, hay un 5% de la población (154 mil personas) en situación de indigencia, esto es, que sus ingresos ni siquiera son suficientes para los gastos de alimentación imprescindibles. En el informe previo la proporción de indigentes también era inferior (4,8%).
Un dato interesante para el análisis es que también se abrieron categorías como no pobres vulnerables y sector medio frágil. Se trata de grupos en dificultades: quienes los integran están apenas por encima de la línea de pobreza y podrían caer por debajo de ella ante cualquier disminución de su poder adquisitivo, sea por la pérdida de empleo de algún miembro de la familia o por una suba de precios. La proyección de las encuestas indica que el 8,7% de la población está en el grupo de no pobres vulnerables, esto es, que sus ingresos alcanzan para los gastos básicos pero no para la totalidad de sus necesidades (canasta total). Por encima de ellos está el sector medio frágil, catalogado como el que tiene ingresos que superan en no más de 25% la canasta total y que abarca al 9% de los porteños.
En el otro extremo del arco social se ubica el sector acomodado, que nuclea al 11,3% de la población con ingresos por cuatro o más veces la canasta total de sus necesidades. Ese grupo también sufrió una sangría en el último trimestre del año pasado: unas 34 mil personas descendieron al sector de clase media, que es ampliamente mayoritario (52,0%) y que a su vez, como en un tobogán, también perdió unos 25 mil integrantes que cayeron al sector medio frágil.
El objetivo del estudio es identificar la capacidad de acceso de la población al consumo de bienes y servicios. Para su elaboración se tomaron los valores obtenidos de la Encuesta Trimestral de Ocupación e Ingresos que desarrolla el mismo organismo estadístico. Un hecho nada casual es que cuando se hace la clasificación por hogares, la proporción de pobreza e indigencia es menor (13,3% y 3,4% respectivamente) que la de los individuos en esa situación. La explicación es sencilla: quienes carecen de recursos tienen dificultades para acceder a una vivienda propia y por eso se agrupan bajo un mismo techo conformando grupos habitacionales más numerosos, aún bajo el riesgo del hacinamiento.
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