En total, se registraron 125 animales sin vida, de los cuáles poco menos de la mitad eran cetáceos, en su mayoría delfines Franciscana, que por tercer año consecutivo encabeza la triste lista.
De las tareas de monitoreo en las playas, se detectó que al igual que años anteriores los cuadros de desnutrición, deshidratación e hipotermia fueron la afección predominante. Del total de animales vivos asistidos, 181, un 51,09% presentó ese tipo de cuadros, una cifra muy similar a la registrada durante el 2020, 51,6%.
Por otro lado, de esos 181 animales, sólo 35 requirieron asistencia en playa, mientras que 146 debieron ser ingresados al Centro de la Fundación para recibir tratamiento. De los animales que fueron admitidos para rehabilitación, 76 pudieron ser exitosamente tratados y reintroducidos al mar después de recibir el alta médico veterinaria, pero lamentablemente 75 murieron durante el período de rehabilitación debido a la gravedad de sus cuadros. Tres animales, entre ellos un pingüino Rey, una tortuga cabezona y una tortuga verde, aún continúan en rehabilitación.
En cuanto a los animales hallados sin vida, el 43,2% pertenecía a la familia de los cetáceos. De este grupo, la gran mayoría fueron Delfines Franciscana, que por tercer año consecutivo encabeza la lista de los animales encontrados muertos en la playa (20 en 2019, 33 en 2020 y 38 en 2021). Esta especie se encuentra en estado vulnerable según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y se estima que mueren entre 500 a 800 delfines por año en la costa bonaerense debido a la pesca incidental.
“La Franciscana es un delfín de hábito costero que sólo habita en la costa atlántica de Sudamérica. Por elegir aguas poco profundas cercanas a la costa es una especie que se encuentra amenazada tanto por la captura incidental en redes de pesca como por la contaminación de tipo química y acústica. En el caso de la captura incidental quedan atrapados en las redes de pesca y por tener respiración pulmonar y no poder salir a respirar a superficie terminan muriendo por asfixia”, explica el biólogo Sergio Rodríguez Heredia.
Respecto a la falta de alimento se observó sobre todo, en el caso de los pinnípedos, en el Lobo Marino de Dos Pelos Sudamericano (Arctocephalus australis), donde de un total de 45 animales asistidos, un 55%, unos 25 casos, presentaron cuadros de desnutrición y deshidratación seguida de hipotermia. El mismo tipo de cuadro afectó al pingüino magallánico (Spheniscus magellanicus) donde de un total de 56 animales, un 73%, 41 casos, presentó esta afección.
“Por algún motivo ambas especies no encuentran el alimento suficiente y salen a nuestras costas con cuadros de desnutrición de distinta gravedad. Ambas absorben el agua a través de alimento sólido que ingieren, principalmente pescado, por lo que si no comen sobreviene un cuadro de deshidratación. En esos casos, pierden la posibilidad de termorregular y salen famélicos a la playa. Si no reciben asistencia, difícilmente sobrevivan”, añade Rodríguez Heredia, responsable del Centro de Rescate de la Fundación. Hay que tener en cuenta que el pingüino magallánico es un animal gregario por lo que su hallazgo solitario representa un indicador de que necesita ayuda. Distinto es el caso de los pinnípedos que salen del agua para descansar o reproducirse en sus colonias.
El problema de la basura, el plástico y las redes de pesca
Según publicó este diario en diciembre de 2019, un censo llevado adelante por 40 organizaciones civiles en 20 localidades costeras, arrojó que el 80% de los residuos playeros son plásticos y el 97 % de las tortugas de la zona tienen este tipo de basura en sus estómagos. El relevamiento, realizado en septiembre y octubre de ese año, cubrió un área total de 888.444 metros cuadrados donde se encontraron 71.848 residuos de los cuales el 83,2% eran plásticos
Por ello, no es casual que desde la Fundación Mundo Marino destaquen que “si bien la basura en el mar afecta a todas las especies marinas, un caso especial es el de las tortugas dado que ingieren distintos tipos de plásticos y elementos extraños al confundir su alimento (fauna gelatinosa, algas y pastos marinos) con la basura”.
Durante el 2021, de un total de 52 tortugas registradas un 21%, 11, expulsó basura durante su proceso de rehabilitación o evidenció plástico en su tracto digestivo en el caso de los animales que fueron sometidos a una necropsia dado que fueron hallados muertos. De hecho, una tortuga verde rescatada el 13 de diciembre pasado luego de quedar atrapada en redes de pesca llegó a expulsar un total de 22 de gramos de basura en la cual podían distinguirse 10 tipos de plásticos distintos.
Otra especie que mostró ser afectada de manera negativa por causas antrópicas fue el Delfín Franciscana. En total durante este 2021 se registraron 40 cetáceos de esa especie, 38 hallados muertos y 2 cachorros vivos que fallecieron a los pocos días de ser rescatados. En el 35%, 14, de los casos, los animales mostraron signos externos de interacción con redes de pesca. En 2 delfines de esta especie que fueron llevados a necropsia se detectó plástico en su sistema digestivo.
Desde hace varios años que la conservación del Delfín Franciscana viene llamando la atención de expertos de todo el mundo para aunar esfuerzos en pos de la supervivencia de esa especie. En ese sentido, la Fundación Mundo Marino, la ONG internacional Yacu Pacha y la National Marine Mammal Foundation, junto a otros centros de rescate de la región, vienen trabajando en la unificación de los protocolos de asistencia y rehabilitación tanto de animales adultos como neonatos en los casos en que son hallados varados vivos en nuestras costas.
Por último, respecto al impacto del plástico en esta especie, en septiembre del año pasado salió publicado un estudio en la revista internacional Frontiers que analiza cómo distintas especies del Estuario del Río de la Plata funcionan como indicadores biológicos de la interacción negativa con plásticos. El estudio se denomina Charismatic Species as indicators of Plastic Pollution in the Río de la Plata Estuarine Area, SW Atlantic. El análisis selecciona 14 atributos de tipo biológico, metodológico y de conservación que deberían tenerse en cuenta a la hora de seleccionar una especie para ser considerada como indicadora de una interacción negativa con el plástico.
Pablo Denuncio, doctor en Biología, docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata e investigador del CONICET, y co autor del estudio junto con Rodríguez Heredia, entre otros, explica: “La Franciscana es el mejor indicador de la interacción negativa con plástico en nuestro Estuario del Río de La Plata por ser una especie que permite un fácil registro tanto en puertos como en varamientos por su problemática de interacción con trasmallos y por tener poca movilidad, es decir, sabemos que es una especie representativa de esta área geográfica que analizamos”.
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