El Concejo Deliberante de la ciudad de Córdoba aprobó, por iniciativa de distintas organizaciones, un programa de apoyo al sector. El área cultivada se redujo en los últimos 15 años, pero hay una calidad que tiene que traducirse en ingresos dignos y genuinos para los productores.
La ordenanza establece un régimen de promoción para la producción y comercialización de productos agroecológicos y promueve la compra estatal de este tipo de producciones. Crea un registro de productores y consumidores, una Red de Comercialización de Productos Agroecológicos, un Consejo de Producción Agroecológica (con organizaciones de productores y consumidores e instituciones públicas) y un Sistema Participativo de Garantía (SPG). También tendrá impacto en el Gran Córdoba, con la adhesión de intendentes y organizaciones populares. En los últimos 15 años el área cultivada con hortalizas en esa región se redujo a la mitad, mientras que la cantidad de productores hortícolas disminuyó de 700 a 250 personas.
“La ordenanza salió por unanimidad, desde un consenso que venimos construyendo hace cinco años desde las organizaciones populares”, contó Iván Fernández, integrante de la cooperativa Macollando y de la Feria Agroecológica de Córdoba. “Es resultado de un enorme laburo de compañeros y compañeras, con buena voluntad de las instituciones municipales, provinciales y nacionales, como el INTA, que da una herramienta pública que pone el foco en la producción de alimentos sanos y soberanos. Algo muy importante hoy, cuando un millón de pibes y pibas se van a dormir sin algo en la panza”, agregó.
“Es un orgullo avanzar hacia un asociativismo tan necesario en estos tiempos, sobre todo en el terreno de la alimentación, generando empleo a pequeños y medianos productores. Es una ordenanza que ha sido trabajada durante dos años con todas las organizaciones de productores. Así que esperamos que prontamente la podamos regular y poner en funcionamiento”, se esperanzó Marcos Vásquez, el concejal que presentó la norma. “Ha sido fundamental esta ordenanza para la visibilización, formalización y puesta en valor de esa relación conjunta entre productores y consumidores y un Estado presente. Nos da la posibilidad de formalizar estas prácticas existentes, que las condiciones de higiene y seguridad puedan ser acreditadas a través del cumplimiento de protocolos, a través del sistema participativo de garantías, y ese sello de calidad agroecológica que plantea la ordenanza”, explicó Mariana Vigo, subsecretaria de Agricultura Familiar de la ciudad de Córdoba.
“Es un camino largo, ya lo sabemos. Venimos haciéndolo autogestivamente y es lento. Nos toca ahora la etapa de discutir la reglamentación y construir política pública, sobre todo los presupuestos. Generar herramientas que hagan un diagnóstico del sector y puedan dignificar tanto la producción como la vida de quienes producimos alimentos”, aclaró Fernández. “La verdad que, en este tiempo que todo está regido por la crueldad, por el sálvese quien pueda, por el pisoteo a las organizaciones, la judicialización y la persecución, que una ciudad como Córdoba avance en una normativa así, reconociendo la importancia de la producción de alimentos sanos en un contexto de hambre y crisis alimentaria es, por lo menos, esperanzador”, opina Mercedes Ferrero, referente de la Unión de Trabajadores Rurales (UTR) con varios emprendimientos productivos en la provincia.
“En su gran mayoría, quienes llevan adelante este trabajo son mujeres. Entonces también es una búsqueda por asegurar el sustento y el ingreso económico en su casa, pero sobre todo en esa mirada y acción solidaria, comprometida con su comunidad. Siendo que, como mujeres, tienen una doble o triple jornada laboral. La jornada de las tareas del cuidado, de las tareas de su hogar y esa tarea de la producción”, sostuvo Vigo. Y agregó: “La provincia de Córdoba tiene identificado un gran número de productoras y productores de la agricultura familiar que son quienes comercializan sus productos fruto de mucho trabajo. Falta todavía un montón de necesidades por cubrir. Pero sin lugar a dudas, hay una calidad que tiene que traducirse para esas familias en ingresos dignos y genuinos. Lo que pasa es que muchas veces ese trabajo no está formalizado, requiere de ciertos insumos y de ciertos recursos, que no son solamente herramientas, sino aquello que son crediticios o de la titularidad de la tierra”.
“Justo unos días antes o medio en simultáneo a esta decisión del Consejo Deliberante, también salió una medida de la gestión local de Córdoba de crear cantinas sanas en las escuelas municipales. Ir progresivamente sacando los dulces y los excesos en azúcar y los excesos en harinas. Como una forma también de prevenir enfermedades y problemas de salud vinculadas a la mala alimentación. La ordenanza también genera un escenario de oportunidad para promover que sean más municipios y comunas las que se sumen a esta propuesta”, aseguró Ferrero.
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