Si bien preocupa el nivel de reservas internacionales en su nivel más bajo desde mayo de 2016, tengo mucha confianza en que nuestro presidente va por el camino correcto para encarar un acuerdo que no lleve al sacrificio del pueblo argentino. Sé que Alberto Fernández priorizará a los argentinos ante una deuda que se heredó de un gobierno de improvisados.
Hoy comenzó una semana clave en la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Y el viernes, en medio de un contexto incierto y «diferencias» que atrasan el cierre de las conversaciones, Argentina deberá afrontar el primer pago del año al organismo por USD731 millones en concepto de amortización de capital.
Además, el lunes 1 de febrero se sumará otro pago de 365 millones de dólares. Ambos son parte de las condiciones firmadas por la gestión de Mauricio Macri en 2018, cuando pactó con el organismo un crédito stand-by por más de USD57.000 millones, de los cuales la entidad giró poco más de USD44.000 millones: el préstamo más grande en la historia del Fondo.
Argentina puede aún recurrir a diferentes instrumentos legales para que se analice minuciosamente cada centavo prestado por esa entidad. Con ese préstamo adquirido por el gobierno de Mauricio Macri no se construyó ni un jardín de infantes y no fueron ni siquiera capaces de blanquear un lomo de burro. Lo cierto es que tiene sobradas herramientas para demostrar que esa deuda ni siquiera tuvo un trámite serio o regular dentro del mismo FMI. Incluso sus integrantes han reconocido ese escenario. Se deberían entonces agotar todas las instancias jurídicas y acudir a los Tribunales Internacionales, teniendo en cuenta de que numerosos líderes y economistas del mundo entero apoyan la ilegalidad de la deuda contraída.
Ese préstamo fue un recurso extraordinario y no ha pasado por ninguna de las cámaras legislativas. El gobierno anterior no consultó a nadie la forma en que endeudaría a nuestro país.
El último pago que Argentina hizo al FMI fue el pasado 22 de diciembre, cuando desembolsó USD1.892 millones. Tanto ese como el resto de los vencimientos que se cancelaron durante 2021 se abonaron con los Derechos Especiales de Giro (DEG), que el propio Fondo distribuyó entre sus deudores. Nuestro país recibió USD4.326 millones.
Es fácil reconocer que en el Frente de Todos hay diferencias y posturas más duras con respecto a este tema. Pero en las últimas semanas, las posiciones tanto del país como del organismo de crédito multilateral se endurecieron. Argentina recibió el apoyo de Estados Unidos. Luego, el ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo en una entrevista que la gestión de Alberto Fernández «necesita tiempo para pagar».
En ese sentido, remarcó que con el FMI aún hay «diferencias de consolidación fiscal» y «combinaciones entre gastos e ingresos», y subrayó que no se quiere «penalizar la demanda cuando la economía se está recuperando».
Argentina necesita continuar por este camino de consolidación fiscal virtuosa, que está sucediendo ahora, porque eso fortalecerá nuestro crédito y nuestra moneda. Y el país también quiere converger a una situación donde no haya un financiamiento sistemático del Banco Central al Tesoro. Ya lo explicó Guzmán mientras negocia un Acuerdo de Facilidades Extendidas y busca prorrogar los vencimientos a 10 años con revisión de sobretasas.
La titular del Fondo, Kristalina Georgieva, instó a los países con altos niveles de deuda a «actuar ahora». «Si puede ampliar los vencimientos, háganlo. Si tiene descalces de moneda, ahora es el momento de abordarlos”, advirtió, en una conferencia sobre perspectivas económicas mundiales.
Claro que es fácil decirlo y algo más difícil implementarlo. En Argentina la ciudadanía no soportaría otro ajuste. Venimos de una política de miserias durante el gobierno de Cambiemos, y atravesando la peor pandemia que le pudo ocurrir a la humanidad. Pese a esto, el Estado Nacional ha estado presente y a ningún argentino le falto atención sanitaria ni una cama caliente. Y se trató de llegar con atención social a la mayor cantidad de sectores posibles. Hoy nuestro pueblo debe recuperarse de estas dos pandemias, el macrismo y el coronavirus.
También preocupa muchísimo lo que debería pagar Argentina en 2022. En este contexto, preocupa el nivel de reservas internacionales que tiene el Banco Central, que están en el nivel más bajo desde mayo de 2016. El pago más fuerte a afrontar será el 22 de marzo, cuando el gobierno deba desembolsar USD1900 millones.
En total, en 2022 los vencimientos de deuda suman USD19.100 millones en pagos de capital e intereses. Si no se logra el nuevo acuerdo, el gobierno deberá pagar USD19.300 millones en 2023 y USD4.900 millones en 2024.
Por eso, en esta misma dirección y en medio de las negociaciones con el FMI, el presidente Alberto Fernández volvió a criticar al organismo multilateral: “Cuando los ajustes llegaron, nuestro pueblo padeció”.
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Excelente, por fin leo una postura racional con respecto a esta deuda