El ex presidente Nicolas Sarkozy y los ex primer ministros Alain Juppé y Francois Fillon, quien lidera las encuestas, son los tres favoritos de una elección interna que definirá al candidato conservador para las próximas elecciones presidenciales de abril-mayo próximos.
Los territorios franceses de ultramar abrieron hoy los primeros centros de voto, aunque será mañana cuando la Francia metropolitana designe a los dos finalistas para el voto definitivo en la segunda vuelta del próximo domingo.
Una cita esencial, porque los sondeos otorgan al postulante de la derecha y el centro muchas opciones de ganar la elección presidencial del 23 de abril y el 7 de mayo del año próximo, frente a una izquierda dividida y una ultraderecha que no logra aglutinar a más de la mitad de los franceses.
En ese contexto, a medio año de las presidenciales, los conservadores cuentan con que las primarias sirvan de plataforma de lanzamiento de su candidato, a imagen de lo que en 2011 sirvió de trampolín al socialista Francois Hollande para alcanzar el Elíseo (sede de la Presidencia) en 2017.
Para ello, los conservadores cuentan con que la participación sea importante, incluso superior a los 2,6 millones de personas que votaron en las primarias abierta de la izquierda de 2011, el único antecedente que existe de ese tipo y de esa envergadura en Francia.
Difícil estimar la participación, porque todos los franceses mayores de 18 años pueden ir a votar, a condición de pagar una contribución de 2 euros y firmar una carta de adhesión a los valores de la derecha y del centro.
Un trámite que pueden cumplir incluso el mismo día del voto, por lo que resulta complejo determinar el cuerpo electoral y eso dificulta predecir el resultado.
Más de 10.200 centros de voto están preparados para recibir a los ciudadanos a partir de las 8.00 hora local (4 hora de Argentina) en la Francia continental y en Córcega, que tendrán hasta las 19.00 horas (15 hora Argentina) para emitir su sufragio.
A partir de las 21 (17 hora Argentina) los organizadores de las primarias cuentan con tener los primeros resultados provisionales, consignó la agencia de noticias EFE.
Hasta 72.000 voluntarios se movilizaron para organizar el escrutinio, que los conservadores necesitan que se desarrolle sin problemas, cuatro años después de que la elección del presidente del partido, abierta a todos los militantes por vez primera, desembocara en un sonoro escándalo, con acusaciones cruzadas de fraude entre dos candidatos, Francois Fillon y Jean-Francois Copé.
Los conservadores quieren espantar ahora el fantasma de aquel momento crítico y borrar cualquier sombra de duda que pueda pesar sobre el resultado, para lo que establecieron un firme sistema de vigilancia y de fiscalización del recuento con representantes de los siete postulantes en cada mesa.
Prueba de la tensión que reina entre los siete candidatos, sobre todo entre los tres favoritos, es que el tono de la campaña fue aumentando a medida que se acercaba el voto.
Juppé, Sarkozy y Fillon cerraron anoche sus respectivas campañas con multitudinarios actos en los que se lanzaron dardos envenenados y pusieron de manifiesto sus diferencias.
En la norteña Lille, Juppé, que los sondeos situaban ampliamente en cabeza hasta que en los últimos días se fue reduciendo su ventaja, mantuvo su perfil moderado y desacreditó por irrealistas las medidas de sus rivales, al tiempo que los hizo responsables de los errores cometidos durante el mandato de Sarkzoy, del que Fillon fue primer ministro.
El ex presidente, en la sureña Nimes, volvió a presentarse como el adalid de la ruptura con las políticas actuales, acusó a su ex primer ministro de querer subir los impuestos y a Juppé de no representar un cambio radical con respecto a la actual política de Hollande.
Fillon, quien desde hace unos días siente el viento en popa de las encuestas, aprovechó un multitudinario acto en París para capitalizar el impulso que ha ido cobrando su campaña y anunciar una sorpresa.
No en vano, un sondeo publicado anoche por la web de Le Monde le situaba al frente de la primera vuelta con el 30% de los votos, un punto más que Juppé y Sarkozy, que se disputarían el segundo puesto y la posibilidad de seguir en la carrera.
El resto de los postulantes, los ex ministros Bruno Le Maire, Nathalie Kosciusko-Morizet y Jean-Francois Copé, además del demócratacristiano Jean-Frédéric Poisson, tratarán de ganar el mayor peso posible de cara a la segunda vuelta.
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