La emotiva historia de
CODA, la comedia dramática dirigida por Sian Heder sobre una familia de sordos y su hija adolescente, puso término a unos premios Oscar que cumplieron con todas las expectativas de la antesala y que, si bien prometían cambios para dinamizar el evento, finalmente se asimilaron más de lo imaginado a las galas que la Academia acostumbra desplegar en el Dolby Theatre de Los Ángeles.
Con una propuesta asentada en el entretenimiento y breves momentos de acidez a cargo de la conducción de las actrices y comediantes Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes, los organizadores de los galardones llevaron a cabo una ceremonia que no resultó tan problemática como se suponía, debido a las modificaciones que signaron las semanas previas a esta cita hollywoodense.
En ese sentido, la transmisión se desarrolló con un ritmo muy diferente a lo que se vio el año pasado, cuando la pandemia de coronavirus obligó a dividir la premiación en cuatro sedes para evitar la aglomeración de invitados e invitadas, algo que se tradujo en una velada desorganizada y algo incoherente que dejó insatisfecho al público.
Aunque para esta ocasión se tomó la muy discutida decisión de entregar ocho categorías antes del inicio de la ceremonia, los clips editados para incluirlos en la emisión finalmente mostraron cuáles eran las candidatas en cada una y sus respectivos discursos de aceptación, lo que finalmente no trajo ninguna diferencia concreta a la extensión pero sí una suerte de marginación de rubros claves para la realización de una película, reemplazados por extensas presentaciones musicales y pasajes de humor.
El espectáculo usual de los Oscar llegó a su cumbre hacia el final del evento, cuando
CODA, que venía de transformarse en una muy posible ganadora de la máxima estatuilla luego de su triunfo en los lauros del Sindicato de Productores de Estados Unidos, le arrebató el podio a
El poder del perro, de Jane Campion, que se perfilaba como la gran favorita.
Aún así, la directora neozelandesa, que ya había sido nominada por la Academia en 1993 por
La lección de piano, logró transformarse en la tercera mujer en recibir este reconocimiento por su trabajo de dirección en el tenso western de Netflix protagonizado por el inglés Benedict Cumberbatch.
Además, Jessica Chastain obtuvo el primer Oscar de su carrera por su papel principal en
Los ojos de Tammy Faye, drama biográfico en el que encarna el ascenso y la caída en desgracia de esa popular presentadora evangelista de la TV estadounidense, mientras que Will Smith hizo lo suyo en la terna masculina por su encarnación del padre de las tenistas Serena y Venus Williams en «Rey Richard: Una familia ganadora».
Durante la ceremonia, Smith estuvo en la boca de todas y todos en las redes sociales cuando mantuvo un incómodo cruce con el comediante Chris Rock que incluyó una cachetada y un insulto por un chiste sobre su esposa, Jada Pinkett Smith.
La imprevista secuencia, que puso una extraña pausa en una gala que se venía desarrollando sin mayores sobresaltos, se desató cuando Rock, que estaba por presentar la terna a Mejor Documental -para
Summer of Soul-, aprovechó el momento para realizar una broma sobre el aspecto de la actriz, que sufre de alopecia, a la que comparó con la
G.I. Jane interpretada por Demi Moore en 1997.
En esta entrega también brilló el retorno a pasajes ya conocidos como las presentaciones musicales en vivo de los temas nominados a Mejor Canción, que tuvieron como artistas invitados a Beyoncé, el colombiano Sebastián Yatra y Billie Eilish y su hermano Finneas O’Connell, que resultaron ganadores por «No Time to Die», corte principal de «Sin tiempo para morir», la última cinta de James Bond.
El icónico agente británico fue parte de los homenajes que la Academia llevó a cabo para celebrar la propia industria, con un recordatorio sobre los 60 años del estreno de «El satánico Dr. No» -su primera aparición en pantalla grande-, que luego fue superado en aplausos cuando los legendarios Francis Ford Coppola, Al Pacino y Robert De Niro aparecieron para conmemorar el medio siglo del clásico
El padrino.
En tanto, los rubros técnicos fueron dominados completamente por
Duna, la nueva versión fílmica dirigida por el canadiense Denis Villeneuve («La llegada») de la popular y aclamada novela homónima de ciencia ficción del escritor Frank Herbert, que también obtuvo el premio a Mejor Banda sonora por la destacadísima labor del compositor alemán Hans Zimmer.
De esa manera, la impresionante producción de Warner, que llegó a la ceremonia como la segunda más nominada de esta ocasión con diez candidaturas, se alzó también en las ternas de Fotografía -para Greig Fraser-, Edición, Diseño de producción, Efectos visuales y Sonido, la mayoría de ellas entregadas antes de la transmisión en vivo.
Uno de los momentos más emotivos de la velada ocurrió cuando el actor sordo Troy Kotsur se alzó con la estatuilla por su papel secundario en
CODA, convirtiéndose en la segunda persona con esa discapacidad en llevarse un Oscar luego de que su compañera de elenco, Marlee Matlin, lo recibiera en 1987 por
Te amaré en silencio.
Por su parte, la joven Ariana DeBose fue quien se hizo con el premio a Mejor Actriz de Reparto por
Amor sin barreras, la nueva versión de ese clásico musical esta vez dirigido por el reconocidísimo Steven Spielberg, aunque este fue el único reconocimiento que obtuvo de las siete candidaturas con las que arribó a la edición.
En tanto,
Encanto, de Disney, ganó el premio a Mejor Película Animada; mientras que los cineastas Kenneth Branagh y Sian Heder, realizadores y autores de
Belfast y
CODA, respectivamente, se llevaron consigo las primeras estatuillas de su trayectoria por los rubros de Mejor Guion Original y Mejor Guion Adaptado.
Al respecto, los votantes de la Academia se vieron evidentemente conmovidos por dos relatos que apelan a la sensibilidad juvenil: la infancia inocente de Branagh en la convulsionada Irlanda del Norte de los 60, llevada a la pantalla por el pequeño Jude Hill, y la contradicción interna de Ruby (Emilia Jones), la adolescente de «CODA», entre despegar del nido y seguir dando su indispensable ayuda en los negocios familiares.
Otro galardón previsto desde hacía semanas atrás fue el de Mejor Película Internacional para
Drive My Car, el filme del japonés Ryusuke Hamaguchi que llegó a esta edición también con candidaturas en los rubros de Dirección, Guion Adaptado y Mejor Película, aunque no era favorito en ninguno de ellos.