Gracias a políticas más restrictivas, altos precios y un cambio cultural, más de un millón de personas dejaron el tabaco en los últimos 15 años. Sin embargo, todavía está presente en una alta franja de la población. Cuáles son sus efectos nocivos y cuánto contamina su industria. Estrategias para dejar de fumar.
Hay un Día Mundial sin Tabaco todos los 31 de mayo, una consigna, una campaña internacional, y aún así la batalla parece desigual frente a las luces de los stands en comercios, las presiones de grupos sociales y las publicidades coloridas de los cigarrillos industriales.
No se trata solo de las altas probabilidades de contraer una enfermedad, y en miles de casos morir, sino de una cadena interminable de efectos que lleva incluso al inusitado descubrimiento de micropartículas de plástico de filtros de cigarrillo en las fosas oceánicas más profundas del planeta, en el Pacífico.
Pero más cerca, en Argentina, hay 45 mil personas que mueren al año por enfermedades relacionadas con el tabaco. Hay un aspecto positivo: se fuma menos que hace una década. Más de un millón de personas dejaron el cigarrillo en estos últimos 15 años. Pero todavía fuman un 22,2% de las personas mayores de 18 años. Uno de cada cinco adultos. Y se concentra entre las de 25 y 49 años.
A la par surgieron otras polémicas alternativas. En este contexto, el Ministerio de Salud tomó medidas preventivas en el último tiempo para prohibir el uso de los cigarrillos electrónicos y el ingreso al país de los productos de tabaco calentado. ¿Cuál es el panorama actual del consumo de tabaco en Argentina?
“Ha mermado la cantidad de fumadores, hace 13 años teníamos un 29% y ahora un 22% en adultos, han colaborado las leyes. La más importante es la que dispone los ambientes cerrados libres de humo”, recalca la médica Cristina Borrajo, coordinadora de la sección Tabaquismo de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
El tabaquismo daña casi todos los órganos del cuerpo. Cada cigarrillo contiene más de 5000 productos tóxicos. La mitad de las personas fumadoras muere de una enfermedad relacionada al consumo de tabaco y viven en promedio 10-15 años menos respecto a las no fuman.
“La verdad es que el control de tabaco en los últimos años no estuvo en la acción pública. La Ley Nacional de Control de Tabaco es del 2011 y si bien hubo algunas encuestas de factores de riesgo que dicen que la población adulta fuma menos, en realidad es una tendencia global más que una consecuencia de una política pública”, afirma la médica Berenice Cerra, coordinadora de Incidencia Política de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC).
La especialista considera que si bien la ley contiene medidas positivas, hay cuestiones principales como la regulación de la publicidad de tabaco que todavía deben ajustarse. “Si vas a un kiosco, por ejemplo, vas a ver que la mayor estrategia es la exhibición del producto de tabaco que antes era bien monótono y ahora tienen muchos colores, stand con luces…”, describe Cerra.
La ley nacional regula la publicidad en el punto de venta pero no hace lo propio con la exhibición de productos, por lo que queda un vacío legal que la industria aprovecha. “Estamos todo el tiempo ametrallados por el marketing de la industria tabacalera –acota–, hay una necesidad de que el Estado fiscalice mejor sobretodo en eventos como el Lollapalooza donde hacen promociones con máquinas expendedoras y promotoras vestidas de los colores de los paquetes de cigarrillos”.
Desde sus inicios en los años ’30, la industria tabacalera diseñó diferentes propuestas de productos para fumar que se venden como menos dañosas e incluso sustentables. Pero en realidad no lo son. Desde los filtros, pasando por los cigarrillos light, y ahora los cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado, que se encuentran prohibidos en el país por disposición 3226/2011 de ANMAT y la Resolución 565 de este año de Salud.
Los cigarrillos electrónicos son dispositivos que usan un líquido y producen vapor. Y pueden contener nicotina. Los productos de tabaco calentado son dispositivos electrónicos con una estructura interna que posee un stick o palito con tabaco. El stick se calienta y libera el humo.
Ambos son productos fabricados y comercializados por la industria tabacalera que también producen efectos nocivos. “Ellos aluden que hace menos daño. Ahí está el problema, porque es tabaco y nicotina y se ha detectado que se producen sustancias nocivas en la combustión”, enfatiza Borrajo.
Cerra asevera que “está demostrado que ambos tienen impacto en la salud. La definición de prohibirlos es importante pero también que estén regulados. Que generemos normativas que tengan definiciones amplias”. Ambas especialistas señalaron la necesidad de que Argentina ratifique el Convenio Marco para el Control del Tabaco. Es el único país en Latinoamérica que no lo ratificó.
Hace unos días, la cartera sanitaria envió el proyecto de ratificación al Congreso. Para la jefa de Gabinete del Ministerio, Sonia Tarragona, el tema «tiene muchas aristas y se requiere analizar su impacto sobre la recaudación, el empleo, la industria, el desarrollo regional y especialmente la salud». En ese sentido resaltó el impacto que tiene el consumo de tabaco para el sistema de salud: “en 2020 un 14% de las muertes anuales fueron originadas por el consumo de tabaco”.
La campaña 2023 del Día Mundial sin Tabaco, impulsada por la Organización Mundial de la Salud, está centrada en el cultivo sostenible de alimentos en lugar de tabaco. “Una crisis alimentaria mundial está creciendo –asegura la OMS en un comunicado–. El cultivo y la producción de tabaco conducen a daños ecológicos globales a largo plazo y al cambio climático, y desempeñan un papel crucial en la determinación del futuro de la agricultura y la seguridad alimentaria”.
Actualmente, el tabaco se produce en más de 125 países como cultivo comercial, cubriendo 4 millones de hectáreas. No solo hace daño a las personas. También al ambiente. Según la OMS, la industria tabacalera arroja 7000 agroquímicos a la atmósfera y es responsable de la pérdida de unos 600 millones de árboles cada año.
“Tienen stands con luces, venden cigarrillos saborizados, está dirigido principalmente para atraer adolescentes”, apunta la médica Berenice Cerra (FIC) sobre las iniciativas de la industria hacia los jóvenes. Según las estadísticas, el inicio del consumo de tabaco se da a los 13 años. “Las estrategias de marketing están dirigidas a los niños, niñas y adolescentes, las medidas de los mostradores suelen estar ubicadas más o menos a la altura de niños de 12 o 13. Están diseñados para atraerlos a ellos y no a un fumador 50 años”, asegura.
En igual sentido, Borrajo (AAMR) asevera que “los dispositivos como el cigarro electrónico común y los productos de tabaco calentado se usan para incentivar a los jóvenes, para que empiecen a fumar con la falsa idea de que produce menos daño”.
Y continúa: “por eso insisto, el tabaquismo es una enfermedad pediátrica que comienza a los 13 años, ellos consumen estos productos que creen menos dañinos y al año o dos ya están consumiendo tabaco común, se pasaron directamente al cigarrillo”.
Según datos de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, un 50% de los fumadores intentó dejar de fumar en el último año. Pero sin apoyo para dejar de fumar, solo el 4% de los intentos funciona. A Mariana Claverie (37) el aislamiento social obligatorio por la pandemia le jugó a favor. Dejó de fumar después de haber intentado varias veces desde que aquellos días cuando comenzó a los 17 años y jugaba a dibujar círculos con el humo. Ese juego se transformó, con los años, en una adicción que no podía controlar.
“Tuve varios intentos de dejar de fumar y no lograba sostenerlos en el tiempo, llegaba a un mes o hasta seis meses y volvía. Llegaba a fumar dos paquetes de 20 al día”. Cuenta que el olor a cigarrillo en los ambientes le molestaba pero lo que más pesó en los últimos años fue el bolsillo. “Empecé con los (cigarros) armados para abaratar costos y también me permitió bajar muchísimo la cantidad que fumaba, pero sentía que el armado no me quitaba la ansiedad de la misma forma que el industrial”.
Claverie padece de broncoespasmos por lo que era necesario que su consumo de cigarrillos bajara drásticamente. “La pandemia me ayudó porque no tenía la tentación en situaciones sociales o de contacto con fumadores, de pedir uno. Además me significó un ahorro grande”. Cuando empezó a acumular las colillas en un bidón de plástico (foto) se dio cuenta la magnitud de lo que fumaba, e incluso los costos económicos que le insumía.
Sostiene que a pesar de haber sido una adicción, su vida social no cambió demasiado. «Solo que ya no busco las mesas de afuera en un bar ni salgo en invierno con el frío a fumar un pucho en la vereda”. En momentos de mucho estrés aún piensa en fumar. “Pero tengo presente el final de mi vieja, haberla visto sin poder respirar, asustada. Fumar le costó su vida”.
El Ministerio sostuvo que las medidas del Convenio Marco para el Control de Tabaco de la OMS –prohibición de la publicidad; advertencias en el empaquetado; aumento de impuestos y la protección de lugares cerrados y transporte– ya están contempladas en la normativa nacional. Y aclararon que no afecta a la producción tabacalera, ya que más del 80% de la producción argentina se exporta, «mientras que el descenso ocurrido en las ventas locales de cigarrillos entre 2011 y 2019 no tuvo ningún impacto en el volumen productivo».
Realizá un registro diario de los cigarrillos que fumás. Antes de encender cada cigarrillo anotá la hora, la actividad que estabas realizando, el sentimiento asociado a esa actividad y el grado de necesidad de fumar que sentís.
Al terminar cada día, revisá la planilla, contá la cantidad de cigarrillos fumados, los horarios y las actividades o situaciones que despertaron el deseo de fumar. Este registro te va a ayudar a pensar cómo podés afrontar las situaciones que te incitan a fumar, a evitarlas, modificarlas y pensar estrategias para esquivar el deseo de fumar en esos momentos.
Una idea práctica es llevar un papel dentro del paquete de cigarrillos o pegado al celular para poder anotar en que situaciones prendés un cigarrillo. Es útil llevar el registro para poder realizar anotaciones en todas las circunstancias.
Te recomendamos que lo hagas, al menos, durante una semana.
Descargar planilla de consumo diario
Puede ayudarte hacer una lista de los pros y contras del consumo de tabaco. Sirve para que tengas presente cuáles son los motivos que llevan a querer dejar de fumar y para estar atenta/o a las resistencias que hacen que no lo logres. Mientras más razones tengas para dejar el cigarrillo y más personales sean esas razones, más fácil te resultará dejarlo.
En los últimos años, la mayoría de los espacios comunes cerrados -negocios, bares, transportes y lugares de trabajo- se han convertido, por ley, en espacios libres de humo. Trasladar esta medida a los hogares puede ayudar a dejar de fumar.
Dejar de fumar es empezar a hacer una serie de cambios en la vida cotidiana que también incluyen a los demás. A la hora de dejar de fumar, hay que considerar quiénes pueden ayudar y quiénes no. Es importante avisar al entorno sobre la decisión de dejar de fumar.
La dependencia física al tabaquismo es fuerte y sutil a la vez. Para saber cuál es tu grado de adicción a la nicotina, podés realizar el siguiente test. Son seis preguntas que sirven para evaluar el grado de dependencia a la nicotina (leve, moderado o grave). Conocer estas manifestaciones te va a ayudar a prevenirlas y atenuarlas.
Descargar Test de dependencia a la nicotina
Al dejar de fumar, y debido a la falta de nicotina, pueden presentarse una serie de manifestaciones físicas y psicológicas que se denomina Síndrome de Abstinencia. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran: dolor de cabeza, cansancio, depresión, ansiedad, insomnio, somnolencia, irritabilidad, desgano, menor concentración, mayor apetito. Estos síntomas son transitorios y se pueden controlar.
Algunas estrategias que pueden ayudarte:
El control de la ansiedad es un factor clave para poder dejar de fumar. Casi todas las personas experimentan ansiedad cuando están por dejar de fumar. A la vez, muchos fumadores y fumadoras describen que fuman por ansiedad. También se puede experimentar ansiedad por creer que se puede fallar en el intento.
No es conveniente elegir en forma apresurada el día para dejar de fumar, pero tampoco debe postergarse demasiado en el tiempo. Lo mejor es elegir un día dentro del próximo mes. Elegir una fecha es de por sí una declaración de compromiso. Evitar elegir como día de inicio fechas que puedan ser estresantes o de mucha demanda (mudanza, exámenes, etc.).
Por ejemplo: tomar agua, lavarse los dientes, ocupar las manos con algo, buscar alguna actividad para distraerse, hacer actividad física o ejercicios de relajación. La sensación intensa del deseo de fumar dura sólo 1 o 2 minutos. Estas situaciones serán cada vez menos intensas y menos frecuentes en la medida que avancen los días sin fumar.
Podés gratificarte con un premio al finalizar los primeros 3 meses de haber dejado de fumar. Podés usar el dinero que ahorraste al no comprar cigarrillos y destinarlo a tu premio.
Una vez que se hayas logrado dejar de fumar, es importante sostener esta decisión. Durante las primeras semanas, es clave mantener las estrategias elegidas desde el “Día D”, repasar con frecuencia la importancia de este logro y los beneficios que conlleva.
Se dice que un fumador o fumadora tiene una recaída cuando, luego de haber dejado de fumar, no puede sostener la decisión durante un tiempo.
Las recaídas suelen ser parte del proceso de dejar de fumar. Son más frecuentes dentro de los tres primeros meses. La mayoría de las personas fumadoras que recaen no se dan por vencidas. Rápidamente vuelven a intentarlo.
De una recaída se puede aprender que:
Reflexionar acerca de las circunstancias por las que volviste a fumar te va a ayudar a estar mejor preparado/a para comenzar un nuevo intento para dejar. Hacé una lista con las situaciones y/o emociones que te llevaron a la recaída. Luego pensá si existen otras maneras en las que podrías haber manejado esas situaciones sin fumar.
Durante el proceso de dejar de fumar te recomendamos que pienses cada día que no fumas como una victoria. Los primeros días pueden ser más difíciles, pero con el pasar de las semanas vas a notar que ya no va a ser un esfuerzo mantenerte alejado del cigarrillo.
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Muy interesante el artículo.
Continuo... Sería interesante que se informara cual puede ser la estrategia y de qué forma se pue reemplazar el cultivo del tabaco y la industria de la fabricación de cigarrillos por otras que impliquen la producción de alimentos u otra actividad no dañina para la salud. Hay varias provincias en donde el cultivo de tabaco es actualmente vital.