La carta firmada por profesionales de la ciencia que desempeñan en distintas partes del mundo es una reflexión que surge antes de la reunión en la que la Organización Mundial de la Salud evaluará si la Covid-19 dejará de ser considerada una pandemia.
La carta de este grupo de científicos argentinos, que desempeñan sus tareas profesionales en distintas partes del mundo, es una reflexión que surge antes de la reunión del 27 de enero en la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) evaluará si la Covid-19 dejará de ser considerada una pandemia. Las primeras doce firmas son las de los doctores y doctoras Marta Cohen, Eduardo López, Marcelo Leguizamón, Diana Salmún, Laura Bover, Adriana Bukstein, Graciela Remondino, Mario Leventer, Mario Saucedo, Mónica Vázquez Larson, Sandra Schnorr, Rodrigo Quiroga y Víctor Romanowski.
Laura Bover, en diálogo con Télam, explicó esta mañana que «la carta ya está circulando entre los integrantes de los equipos científicos y sumará más firmas a la brevedad». La misiva arranca destacando que «la vacunación es reconocida como la principal acción de salud pública realizada por el ser humano que ha conseguido disminuir de una forma drástica las enfermedades infecciosas transmisibles».
En ese marco, agrega: «Durante más de dos siglos, las vacunas han reducido de manera segura el flagelo de enfermedades infecciosas graves como la poliomielitis, el sarampión y la viruela, y han ayudado a la humanidad a evitar las secuelas de por vida de estas, como en el caso de la poliomielitis causante de parálisis infantil. Valga para esto recordar que en 1988 la humanidad padecía más de 350.000 casos estimados de poliomielitis y que es esta actualmente una enfermedad en vías de erradicación, con solo 6 casos reportados en el 2021».
Luego menciona los avances en otras enfermedades como la viruela, la Hepatitis B y la del virus de Papiloma Humano (HPV). «A pesar de todos estos avances y logros, existen grupos minoritarios que se oponen a la administración de las vacunas de forma irracional y que, valiéndose de cuestionables argumentos científicos, distorsionan la verdad con argumentos apócrifos», explicaron los firmantes sobre los grupos antivacunas.
Y contextualizaron este tipo de movimientos en un «mundo que continúa atravesando la pandemia COVID-19 provocada por el virus SARS-CoV2 y que ya ha provocado, más de 667 millones de casos y superado 6.7 millones de muertes». «Fue necesario realizar un enorme esfuerzo de la comunidad científica para desarrollar vacunas que disminuyeran la propagación de la enfermedad y la mortalidad causada por la misma. Sin embargo, este enorme avance fue atacado de manera irracional y poco seria», explicaron.
Dado este cuadro, argumentaron, «los abajo firmantes declaramos nuestra preocupación por la ininterrumpida circulación de noticias falsas no fundamentadas que promueven la desinformación científica en medios de comunicación y redes sociales con referencia al virus SARS-CoV2, a la ocurrencia de la pandemia, a potenciales tratamientos que luego demostraron su ineficacia, y a las vacunas».
«Las agencias regulatorias mundiales incluyendo las de Argentina, han generado protocolos muy estrictos que describen el procedimiento completo para el desarrollo y la aprobación de medicamentos y vacunas», valoraron los científicos y destacaron que las vacunas «cumplen etapas rigurosas de eficacia y seguridad, tanto antes de su lanzamiento a la comunidad, como en estudios de seguimiento posteriores a la comercialización, para detectar la efectividad y la aparición de eventos graves no detectados en las fases previas».
Asimismo, si bien reconocieron que «las nuevas tecnologías, internet y las redes sociales, son herramientas indispensables en la vida moderna», son «sin embargo» las mismas «que contribuyen a la infodemia y la circulación de información fraudulenta y falsa». A modo de ejemplo citaron una investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que demostró que «las fake news circulaban por Twitter con rapidez 10 veces superior y captaban una audiencia más amplia y más extensa en comparación con las noticias verdaderas».
«¿Cómo combatir las fake news?», se preguntaron. «Debemos estar atentos a la fuente desde donde surge la noticia y visitar siempre sitios web confiables», explicaron, y agregaron que «otra estrategia clave consistiría en bloquear el acceso a las noticias falsas que podrían aparecer al acceder a las plataformas de redes sociales». «A los efectos que estas medidas tengan alcance y aceptación universal, se requiere que la información científica precisa sea accesible para todos, y «ayudar a distinguir la realidad de la ficción resulta crucial», explicaron.
Por último, destacaron el rol de los Estados en este tipo de problemáticas. «Los gobiernos desempeñan un papel clave, ya que deben proporcionar información oficial detallada, clara y transparente que resulte accesible, confiable y abundante, reduciendo así la desinformación», concluyeron.
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