Fabricio Cagnin inaugura su carrera solista con un álbum marcado por canciones emotivas, que echan luz sobre su experiencia como sobreviviente del accidente de 1996 en el que falleció su madre. Con un sonido marcado por el rock y el formato acústico, presenta el material el miércoles 23 de noviembre en Rondeman Abasto.
Chio inició con este estreno un camino musical propio, que, según define el propio músico, va “más allá” de los géneros, con canciones que pueden jugar con sonoridades acústicas y rockeras y no de la música tropical, que tuvo a Gilda como una de sus máximas referentes. Si bien desde hace 20 años viene componiendo, tocando y cantando en diferentes bandas, Fabricio decidió volver a ser «Chio», como lo llamaba su madre desde niño, y presentarse por primera vez como el hijo de la emblemática cantante de la música popular, convertida en mito para los argentinos.
El puntapié para la carrera musical Chio (que deriva del sobrenombre con que lo llamaba Gilda, quien le decía ‘Fabrichio’) empezó con la presentación de «Crují», una canción dedicada justamente a su mamá, y «Un guardián», en honor a su padre Raúl, quienes fueron sus dos pilares en su vida. «Crují» fue lanzado el 7 de septiembre, con la idea de resignificar la fecha que marcó la muerte de su madre, sublimar la tristeza y convertirla en canción.
En efecto, Gilda murió en un accidente de tránsito el 7 de septiembre de 1996, cuando el micro en el que viajaba a un show en Entre Ríos chocó. A partir de su trágico fallecimiento, la cantante se convirtió en mito. A Chio le tocó presenciar el hecho en el que también perdieron la vida su hermana Mariel, de 11 años, su abuela Tita, y tres de los músicos que tocaban con la intérprete (Raúl Larrosa, el guitarrista y compositor Enrique Tolosa y el bajista Gustavo Babini), además del chofer.
Sobre su historia y lo que implica el lanzamiento de Estamos vivos, Fabricio declaró que «se trata de la honestidad de mostrar lo que sos y transmitirlo en letras y melodías, creo que mi mamá hacía eso y trato de hacer lo mismo», explicó. Acerca de los motivos que lo llevaron a percibir que hoy este es el momento de iniciar su carrera, Fabricio afirmó que no cree en el tiempo: «Musicalmente siempre me sentí valorado, llegué acá después de un proceso largo, ahora, de grande. Me reencontré con el hijo de Gilda, eso a lo que le escapaba tanto, porque me traía mucho dolor y angustia”. Y agregó: «El prejuicio está siempre a la orden de día. Yo no podía compartir que era el hijo de Gilda, era imposible esconderme porque las canciones de mi mamá estaban en la calle y me traían mucho dolor a la vez, ahora me llevan al amor y a la celebración, mi proceso fue ese y no reniego de eso».
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