La Fundación Interamericana del Corazón (FIC) presentó los resultados de dos investigaciones. Las y los chicos empiezan a consumir entre los 14 y 15 años y además de los saborizados les tientan los cigarrillos electrónicos por relacionarlos a la tecnología. El rol de los medios y las redes, y la estrategia de la industria.
Así lo perciben desde la Fundación Interamericana del Corazón (FIC), que decidió indagar en el impacto de la industria del tabaco en niñas, niños y adolescentes, a través de dos investigaciones. Este martes presentaron los resultados. Y preocupan.
Florencia Cámara es la investigadora de FIC que lideró el estudio “Consumo y valoraciones sobre los productos de tabaco y nicotina en adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires”. Durante meses, se abocó junto a su equipo al diseño de la intervención por medio de una encuesta que alcanzó a cientos de jóvenes entre 13 y 18 años, de los cuales 789 dieron respuestas válidas para el estudio. Se les preguntó sobre el uso, percepción y consumo de tabaco y nicotina. De acuerdo a los datos difundidos, dentro de ese universo encuestado el 42,1% fueron varones, 55,8% mujeres y 2,1% de otro género.
Las encuestas se llevaron a cabo en 22 establecimientos educativos porteños, públicos y privados, elegidos de forma aleatoria. “Fueron encuestas presenciales, donde hubo siete encuestadores y una coordinadora de campo, los encuestadores estaban a la entrada y salida de los establecimientos para hablar con ellos”, detalló.
Los resultados generales son contundentes: el 38,7% de los adolescentes encuestados respondieron que habían probado tabaco o nicotina alguna vez en su vida. El 19,4% es consumidor actual de algún producto y el 47,7 % tiene un grado de susceptibilidad en el consumo, es decir, lo probaría si se lo ofrecieran.
La encuesta permitió desagregar datos por productos. De esta manera, con respecto al cigarrillo, el 27,6% dijo haber fumado alguna vez y el 13,1% admitió fumar en la actualidad. Dentro del grupo de fumadores, el 9,9% contó que consume cigarrillos saborizados. Es decir, el 75% de los adolescentes que consumen cigarrillos optan por éstos.
Asimismo, el 38,4% expresó que probaría si se lo ofrecen. El tabaco para armar no es tan popular entre los adolescentes pero un 12,3 % dijo haberlo consumido alguna vez y el 39,2 % admitió que lo haría si se lo ofrecen. El 5,6% lo consume en la actualidad y entre ellos, el 3% fuma tabaco saborizado: es decir, más de la mitad.
Si bien el cigarrillo electrónico se encuentra prohibido por ANMAT para venta o distribución, el 24% de los jóvenes encuestados lo probó alguna vez y el 39,7% lo probaría ya que el uso de la tecnología les parece novedoso. El 8,9% lo consume en la actualidad, a pesar de las prohibiciones, y de ellos, el 8,2 % lo hace en su versión saborizada, es decir, el 92 % .
La edad en que se empieza a fumar estos productos en la Ciudad de Buenos Aires, según el informe, está entre los 14 y 15 años. Los lugares donde los consiguen, en el caso de cigarrillos y tabacos para armar son en los kioscos, maxikioscos o estaciones de servicio. En tanto que los electrónicos suelen ser prestados, aunque un mínimo porcentaje se consigue por Internet.
También existe el consumo dual o policonsumo, es decir, hay adolescentes entre los encuestados que optan por varios productos, el 6,7 %.
Por otra parte, un dato que sobresale es que los adolescentes encuestados en este estudio perciben con más claridad los daños a la salud que causa el cigarrillo tradicional. “Se registra una percepción de menor daño con el electrónico porque el 32% indicó que no era muy dañino o solo algo dañino”, manifestó Cámara. No obstante, los daños a la salud del dispositivo electrónico no solo están probados sino que motivaron su prohibición en el país.
Los resultados del primer estudio también dicen que el 60,5% de la publicidad y exposición al tabaco y nicotina le llega a los adolescentes por medios de comunicación, el 35,9% en redes socales y el 65,9% en los puntos de venta.
Esas conclusiones pueden analizarse a la luz de lo obtenido en la segunda investigación presentada por FIC: “Marketing de productos de tabaco en puntos de venta de diez provincias argentinas”, que fue presentado por la especialista Clara Trebuq. Se llevó a cabo un relevamiento de las estrategias de publicidad de productos de tabaco y nicotina en puntos de venta de 10 provincias argentinas: Corrientes, Tucumán, Santiago del estero, Río Negro, San Luis Santa Fe, Neuquén, La Pampa, Tierra del Fuego y Ciudad de Buenos Aires.
“La estrategia publicitaria central de la industria tabacalera es la exhibición de productos en lugares llamativos o como objetos decorativos, esta estrategia incita a que niños, niñas y adolescentes se inicien (en el tabaco)”, manifestó.
El relevamiento se concretó en 512 puntos de venta que incluyeron kioscos, maxikioscos, cadenas de kioscos, estaciones de servicio, sin incluir las tabaquerías. Según los resultados, el 90% de los puntos de venta usa publicidad de productos de tabaco. Entre las estrategias publicitarias más usadas se encontraron la exhibición de productos (87,1%); y cartelería con y sin logo y marca, un 46,1 %.
Trebuq recordó que la publicidad de tabaco tiene una regulación de control nacional por Ley 26.687 que, entre otros, establece que la publicidad dentro de los puntos de venta deben cumplir con condiciones como que los carteles con logo y marca no pueden ser luminosos, móviles o mayores a 30 x 30 centímetros, no puede haber más de dos de una misma empresa ni anunciar combos, promociones o concursos, tampoco puede haber cartelería externa al punto de venta. Acorde a lo relevado, el 46,7% no cumple los estándares de la ley nacional y, en el caso de La Pampa y Tierra del Fuego, que cuentan con legislación protectora provincial, tampoco.
La situación sanitaria y social se agrava en un contexto donde el gobierno propone un alejamiento del Estado, tanto de acción y control sobre el mercado y desmantelamiento de áreas de Ministerios como el de Salud, como así también la falta de pauta, que incide en la ausencia de campañas de concientización sobre temas de salud poblacional que son claves. Se vio con el dengue, donde no existió campaña oficial en medios.
El estudio conducido por Trebuq concluyó que la publicidad, promoción y patrocinio de productos de tabaco y nicotina en puntos de venta aumenta la probabilidad de que tanto adultos como niñeces y adolescencias los consuman. No solo disuade a quienes consumen de dejar de hacerlo sino que incita a volver a consumirlo a quienes están dejándolo y es una forma de normalizar el consumo en la sociedad.
Es por eso que la especialista señaló la necesidad de avanzar con prohibiciones completas de publicidad que incluyan la exhibición de productos en las provincias donde no hay legislación local. Asimismo, aseguró que es necesario desarrollar mecanismos de fiscalización y control adecuados para garantizar que las normativas legales vigentes se cumplan.
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