El periodista celebra los merecidos 40 años de “Jazzología”, el ciclo que desde 1984 convoca todos los martes a emblemáticos músicos del género, tanto locales como internacionales. Los festejos incluirán una programación especial y la exhibición del documental que repasa su vida y obra.
Por eso se vienen tres sesiones especiales: el martes 3 de septiembre, Jorge Cutello y su sexteto dará tributo a Ray Charles y a Betty Carter, con temas como “Hit the Road Jack” y “Alone Together”, entre tantos otros. El martes 10, la Orquesta de Jazz de la Escuela de Música Popular de Avellaneda, dirigida por el trompetista Juan Cruz de Urquiza, hará su primera presentación fuera del ámbito institucional. El repertorio abordará clásicos de compositores como Duke Ellington y Count Basie , con arreglos originales de compositores de música popular argentina. Finalmente, el martes 17 estará dedicado a la memoria de Enrique “Mono” Villegas, con un concierto de piano a cargo de Manuel Fraga.
Eso no es todo: los miércoles 11, 18 y 25 de septiembre, a las 19, se proyectará el documental Señor Jazz, estrenado en la última edición del BAFICI, que cuenta la vida y obra de Carlos Inzillo. El film retrata cómo aquel chico que a muy temprana edad descubrió el jazz y vibraba con él, se convirtió en un hombre de radio, ocasional disquero y agitador cultural perpetuo. El film fue creado por Juan Pablo Granados, Federico Sotelo y Javier Hornos.
“Estoy muy contento porque cumplir 40 años con un ciclo en una institución oficial que paso por varias gestiones, es todo un logro. Esa continuidad creo se debe a lo que ofrece el ciclo. Hay varios componentes para analizar, pero es simplemente un ciclo de jazz”, señala Carlos Inzillo.
-Siendo un ávido conocedor y amante de este género, ¿por qué cree que es tan especial y único?
-El jazz es un tipo de expresión musical que con el tiempo ha tenido un desarrollo impresionante en algo más de un siglo de existencia. Tiene un montón de componentes psicosociales en su historia. Viene desde los esclavos africanos, llega a Estados Unidos y eso permitió que se fuera desarrollando esa primera fusión que venía de las canciones que tenían ellos en su cultura: canciones de trabajo, canciones religiosas. Educativas o tradicionales. Todo ese componente negro se fue fusionando con sonidos que encontré en lugares como Nueva Orleans y otras ciudades, con culturas europeas presentes: el jazz en su origen tiene influencias de la ópera italiana, de la música francesa, la cuadrilla inglesa y demás sonidos. Primero pareció ser utilizado en el proceso de evangelización, hasta volverse cotidiano y un entretenimiento de la comunidad de color pero se fue abriendo puertas. Y se generó algo nuevo. Algo distinto. Pero luego al ya formarse el estilo, tiene algunos elementos que lo hacen muy atractivo: la inventiva, su costado lúdico para dar paso a la creatividad y la improvisación que es un sello emblemático del género. Convierte al intérprete en compositor y transmite sentimientos con los colores y arreglos que hacen en cada tema, por eso nos encanta. Transmite sentimientos sonoros y tiene tonalidades que se sienten muy dentro de uno.
-¿Cuál fue la intención primaria de un espacio como Jazzología?
-Estaba destinado a fomentar y difundir el jazz en todas sus formas, en todas sus expresiones sin distinción de épocas: del clásico, de los ‘20 a mitad de los ‘40, luego los representantes del bop, y más tarde se fue intelectualizando y tomando otros colores. Siempre quisimos alentar a que tengan todos un espacio y un público al que llegar. Siempre fue un lugar de disfrute que por suerte logró una continuidad que nunca se espera y no es fácil de conseguir en nuestro país y sus vaivenes. Uno lo hace por ganas y amor, y bueno luego por suerte y esfuerzo, se pudo mantener, siempre con el mismo espíritu.
-¿La tecnología y las formas de consumo pueden afectar el destino del jazz?
-No tendría por qué cambiar, porque hoy quizás se consume distinto, y es un nicho amplio que tiene para todos los gustos. Hay muchos chicos y chicas que ya estudian el jazz como disciplina, sin importar demasiado si es rentable o no, solo por vocación y talento, lo que asegura la supervivencia del género. La música más popular actual, que me llega quizás por mi nieto, noto que pasa por otro lado bien lejos de lo que es el buen nivel que el jazz alcanza sonora y creativamente: pero no lo digo en forma peyorativa, creo que lo distintivo del género y lo que lo hace aún sobrevivir es su costado creativo, y que no es pasatista. En mi casa me acompaña hace 80 años, pero todavía siento que tiene esa llama, por mucho tiempo más, en futuras generaciones que se interesan en aprender y mejorar, y hacer evolucionar el sonido de jazz. Está bueno que sea más fácil grabar y difundir y que el nivel de sonido y la accesibilidad permite estar en cualquier lado escuchando grandes intérpretes, eso es un sueño para todos los que nos gusta este tipo de música.
-¿Porque Carlos Inzillo es el señor Jazz? ¿Porque cree que lo eligieron para hacer un documental?
-No sé. A mí me sorprendió. El ciclo es algo único y entiendo que es una historia que contar, pero yo soy alguien que simplemente tuvo ganas de hacer algo. En el 2021 me llamó un día alguien muy del palo, Juan Pablo Granados, y me propuso algo: dos de sus amigos, Federico Sotelo y Javier Hornos, venían filmando el ciclo hace algunos años. Le llamó la atención los artistas, que sean gratis y cómo la gente iba. Como cinéfilo me interesó, me parecía buena idea. Pero no porque se enfoque en mí, me desprendo de todo ego, está bueno porque a partir de mi historia, mucha gente puede opinar y hablar de jazz, que es lo principal. Y de cómo gestionar un espacio: tiene mucho archivo y buen nivel narrativo, sin pretensiones. Es interesante cómo se muestra en el documental la relación con el tango, ya que compartieron épocas de apogeo y como en su momento el jazz era la música pop de su era. Había en los clubes y los bailes de mi época, por ejemplo, dos músicas populares: tocaban la típica y las jazz band. Por eso también se explica que el jazz fuera base de lo que vendría después, como el rhythm & blues primero y el rock ya más para acá. Pero bueno, el jazz vivirá para siempre, porque es muy potente y no tiene límites.
Martes 3, 10 y 17 de septiembre a las 20:30 con distintos shows y homenajes. Los miércoles 11, 18 y 25 de septiembre a las 19 se proyectará el documental Señor Jazz. Centro Cultural General San Martín, Sarmiento 1551.
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