El 4 de febrero de 1925, el plantel se embarcó hacia Europa para un viaje que profundizaría la popularidad del club dentro y fuera del país. De aquel primer hincha que siguió al equipo a los miles que, un siglo después, agotaron las entradas para el Mundial de Clubes en Estados Unidos.
A poco más de cuatro meses del inicio, Boca fue el primer club del Mundial de Clubes -que tendrá su primera edición ampliada a 32 equipos- en agotar las entradas a la venta destinadas a sus hinchas -entre 36 y 161 dólares- para los partidos de grupos, según le notificó la FIFA en un comunicado interno. En el Mundial de Clubes serán miles los hinchas de Boca que acompañarán al equipo, no apenas uno, como en la gira de 1925 a Europa, primera de un club americano al Viejo Continente, es decir, la primera de un argentino, incluso antes que la selección.
En la noche del 4 de febrero de 1925 -este martes se cumplieron 100 años-, el vapor “Buenos Aires” partió desde la Dársena Sur del puerto rumbo a Montevideo (de ahí la delegación de Boca abordó el transatlántico de bandera francesa “Formose” con destino a Vigo, España). Lo fueron a despedir cerca de 20 mil personas, delegación de River incluida (Enrique Gainzarain, capitán de River, le entregó un ramo de flores a Alfredo Elli, el de Boca). Boca ya era un equipo popular de “enorme arrastre” (había sido campeón en 1919, 1920, 1923 y 1924 de la Asociación Argentina de Football), pero la gira de 1925 fue, además de un “hito fundante” del estilo de juego “criollo”, un antes y un después: lo conoció el mundo. Socio desde 1922, al equipo y a los delegados lo acompañó Victoriano “Toto” Caffarena -22 años, escribano, nieto de genoveses-, quien se peleó con su familia para que vendiera un campo y así poder comprar hasta pasajes de algunos jugadores. Durante los cinco meses que duró la gira -44 días sólo entre el viaje de ida y de vuelta-, Caffarena fue masajista, utilero, aguatero y asistente. El inside derecho Antonio Cerrotti, primer argentino en marcar un gol en Europa (a los dos minutos del debut, 3-1 al Celta de Vigo), lo bautizó: era “el jugador número 12”, como conocemos hoy a la hinchada.
Si Boca se reforzó ahora con el vasco Ander Herrera, el chileno Carlos Palacios y otros futbolistas de calidad porque a mitad de año competirá en el Mundial de Clubes, para la gira de 1925 sumó al crack Manuel Seoane (El Porvenir), a los rosarinos Octavo Díaz (Central) y Roberto Cochrane (Tiro Federal), a Luis Vaccaro (Argentinos), y a Cesáreo Onzari (Huracán). El 2 de octubre de 1924, menos de un año antes, Onzari había marcado el primer gol “olímpico” en la historia del fútbol, con la selección, ante Uruguay, campeón olímpico en París.
Boca disputó 19 partidos en Europa: trece en España, cinco en Alemania y uno en Francia: ganó quince, perdió tres y empató uno. Anotó 40 goles -Seoane, 12, quien sería el máximo goleador del amateurismo- y recibió 16. Venció al Atlético Madrid (2-1) y a un también reforzado Real Madrid (1-0, gol de Carmelo Pozzo, quien, cuentan las crónicas, se lo gritó en la cara a Alfonso XIII, rey de España, presente en Chamartín). Y en Alemania, donde los llamaron “Los malabaristas del fútbol”, empataron 1-1 con el Bayern Munich, rival en el Mundial de Clubes 2025 (Atlético y Real Madrid son los representantes españoles).
Durante la gira de Boca por Europa en 1925, Crítica duplicó la venta de diarios. Si en 1924 la tirada superaba los 160.000, alcanzó los 300.000. Crítica había enviado al periodista Hugo Marini (Caffarena, el “jugador número 12”, se había hecho con el carnet de “enviado especial” del diario El Telégrafo). “Boca ya era el equipo más popular del país antes del arranque del profesionalismo, en 1930. Mi abuelo Isaac vivía en Basavilbaso, un pueblito de Entre Ríos y, a los diez años, en 1925, se hizo de Boca, él y sus amigos, por las noticias que llegaban de la gira por Europa. A los 15 se vino a laburar a Buenos Aires y fue vitalicio de Boca”, me dice Fernando Kleiman, hincha y socio, como lo fue su abuelo, como es Héctor, su padre, de 85 años.
Al regreso de Europa, el 12 de julio de 1925, Boca fue recibido por 40 mil personas en el puerto de Buenos Aires. Pero la gira había provocado enormes deudas. El club embolsó 60.000 pesos argentinos, pero había erogado 86.000 en sueldos, pasajes, hoteles y traslados. La idea de la gira había sido del español Félix Ysasmendi, dirigente de Boca y empresario. “El mercantilismo de los clubes europeos, que son más empresas comerciales que deportivas, a pesar de tomar la seguridad de que la boletería produciría el triple o el cuádruple, no ofrecía más que cifras ridículas”, expuso el dirigente Héctor Manni. El domingo 19 de julio, lluvioso, Boca jugó un amistoso ante Newell’s. El primero de cinco para salvar al club. Alrededor del viejo estadio de Brandsen y Del Crucero, una docena de barriles oficiaron como alcancías. Boca había sido declarado “Campeón de Honor 1925” por la Asociación Argentina de Football porque sólo había podido disputar siete de los 22 partidos del campeonato. La recaudación excedió la diferencia (30.000 pesos). Fue una fiesta. Lo detalla el periodista Carlos Aira en el imprescindible Héroes de tiento. Historias del fútbol argentino 1920-1930 (Ediciones Fabro, 2015).
El domingo pasado, antes del 2-1 ante Huracán por el Apertura en La Bombonera, Boca homenajeó a los familiares de los integrantes de la delegación por el centenario de la gira de 1925.
En la tapa de la revista El Gráfico del 24 de enero de 1925, anterior a la partida, todo un presagio, hay 12 jugadores y un título: “Boca Juniors a Europa”. Y, en el interior, una nota: “La primera embajada argentina de football a Europa”. Leemos: “Las proyecciones de la jira alcanzan, por ahora, la visita a España, Francia e Italia, debiendo resolverse después en Europa mismo, si se prolonga a Suiza, Austria, Inglaterra y Estados Unidos, para lo cual Boca Juniors cuenta con el aliciente de que ha sido telegráficamente invitado para jugar en estas últimas naciones (…). A Boca Juniors parecía corresponderle de hecho la honrosa misión de demostrar en Europa el grado de adelanto alcanzado por nuestro football. (…) Su jira a través del viejo mundo y probablemente por Estados Unidos, marcará una fecha histórica en los anales del football argentino”. A Estados Unidos, sabemos, no llegaron. Pero 100 años más tarde, en el primer gran Mundial de Clubes, “el jugador número 12” no será uno solo: será miles en Estados Unidos, y millones y millones en toda la Argentina y en todo el mundo.
Decimos los hinchas de Boca: a Boca lo hace grande su gente.
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