Continuidad de la que en 1999 causó un muy buen impacto pese a su discutible calidad. El mundo cambió y el efecto ya no es el mismo.
Un grupo de estudiantes universitarios ingresa en el Bosque Black Hills en Maryland para descubrir los misterios que rodean la desaparición de la hermana de James, que muchos creen que está conectado a la leyenda de la bruja de Blair. Al principio, el grupo tiene la esperanza, sobre todo cuando un par de lugareños se ofrecen como guía a través de las maderas oscuras y tortuosas, pero a medida que la noche avanza sin fin, el grupo recibe la visita de una presencia amenazadora. Poco a poco, empiezan a darse cuenta de que la leyenda es demasiado real y más siniestra de lo que podrían haber imaginado.
Y así, Adam Wingard quiere revivir el efecto logrado en 1999 por Daniel Myrick, Eduardo Sánchez, cuando en lo que se puede considerar como el primer gran ejercicio (o uno de los primeros) de combinar los alcances de Internet y las fantasías paranoicas y retro futuristas que despertaba con una muy buena jugada de marketing, conseguía hacer de una película por cierto menor, un fenómeno de masas. No es que otras películas no lo habían logrado, pero The Blair Witch Project lo conseguía con elementos novedosos, como por ejemplo, el del marketing a través del mismo producto y sus propios protagonistas, y desde afuera, como algo externo que venía a aportar o realzar lo que el film no conseguía por sí solo. Al mismo tiempo, disparaba dentro de la industria, con su atrevimiento juvenil de filmar con una película con uno de los primeras HD de tipo hogareño, que volvía la imagen sucia según los criterios del momento; luego de su éxito, Hollywood comezó a ver con otros ojos la falta de nitidez en la imagen, típica de los registros amateur cuando aún los celulares no traían cámara de fotos.
Nada de eso hay en esta nueva entrega que funciona como saga. Se queda con el cuentito de la brujería (otro tema en auge allá en un fin de siglo que despertaba fantasías impropias del siglo iluminista por excelencia) y con un efectismo secundario como haber nombrado el film hasta hace unos meses, con otro nombre. Por lo demás, cualquier espectador, tanto el avezado como el que que haya incursionado medianamente, incluso por casualidad o para mantener una pareja, en el género, difícil que encuentre algún atractivo
Blair Witch: La bruja de Blair (Blair Witch. Estados Unidos, 2016). Dirección: Adam Wingard. Guión: Simon Barrett. Con: James Allen McCune, Callie Hernandez. Corbin Reid, Brandon Scott, Wes Robinson. 90 minutos. Apta mayores de 16 años.
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