En un documento publicado en su sitio web la institución “creada para defender y reclamar los derechos de los trabajadores de la palabra” se solidariza con los despedidos de la Biblioteca Nacional y pide su reincorporación.
“Desde hace cien días padecemos un gobierno nacional que no solo ejecuta un implacable desguace del Estado sino que, además, lo disfruta.”
“Las agresiones a la cultura, la educación y las ciencias parecen estar entre sus acciones favoritas” comienza diciendo el documento.
En una apretada síntesis de lo que sucede desde que Javier Milei asumió el gobierno la Unión de Escritoras y Escritores continúa diciendo:
“En estas horas, más de 120 personas están recibiendo telegramas de despidos de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM). A esto se suma lo que se viene ejecutando en Télam, la Televisión Pública, Radio Nacional, el Conicet, los desfinanciamientos de institutos y programas del arte y las industrias culturales, como el Programa Sur de Cancillería, así como en la totalidad de los ministerios y dependencias estatales”.
A continuación especifica cuál es el alcance de la medida:
“En el caso de la BNMM, se trata de un ataque a la historia y realidad dinámica del libro y de los otros soportes escritos, a las tareas de memoria y reservorio, a la asistencia de numerosos lectores e investigadores, a la realización de actividades que son permanentes y elogiadas”.
Y agrega: ”Los despidos significarán la merma de su actividad y el abandono de programas, además de actuar como un mazazo sobre la vida de numerosas personas y familias. No está de más señalar que los trabajadores de la BNMM son personal calificado del que la sociedad toda debiera estar orgullosa.”
Señala a continuación de qué forma la injustificada media atenta contra el desarrollo del país.
“Ninguna nación con aspiraciones de conformar un país desarrollado ataca a su cultura, sino todo lo contrario: la apoya y promueve. Por eso, la Unión de Escritoras y Escritores se solidariza con las compañeras y los compañeros despedidos y llama a la comunidad cultural -sus diversas instituciones, agrupaciones y organizaciones sociales y gremiales- a repudiar y enfrentar esta política, que pretende reconfigurar para peor la sociedad y a desmemorizarla.”
“¡Basta de despidos arbitrarios en el Estado! ¡Reincorporación de los despedidos ya!”
La Unión de Escritores y Escritoras se creó en 2017. El grupo inicial estuvo conformado por Clara Anich, Guadalupe Faraj, Marcelo Guerrieri, María Inés Krimer, Enzo Maqueira y Jorge Yaco.
Desde su creación, la institución ha salido en defensa de los trabajadores que, de un modo u otro, desempeñan sus tareas en relación con las palabras.
Los despidos en la Biblioteca Nacional no constituyen un hecho aislado, sino que responden a un plan sistemático del Estado. En este plan sistemático la cultura y la educación, dos puntales de la identidad y la movilidad social ascendente del país se han visto particular. Aún en sus momentos históricos más oscuros la Argentina no ha visto un ensañamiento tal con las instituciones culturales como el que se está viviendo en este momento.
El desfinanciamiento a las universidades, el cierre de Télam, la falta de apoyo al Programa Sur que subvenciona las traducciones de libros argentinos para ganar nuevos mercados, el intento de abolir el precio fijo de los libros en todas las librerías del país que, de concretarse, perjudicaría tanto a las librerías más chicas como a las editoriales independientes son algunos de los embates que este gobierno ha emprendido contra el área cultural.
Como lo informó oportunamente Tiempo Argentino, a través una carta pública numerosos intelectuales del país se manifestaron en contra de los despidos en la Biblioteca Nacional antes de que éstos se efectivizaran, dado había indicadores certeros de que los trabajadores de la Biblioteca iban a volver a pasar por la situación a que ya los había sometido el gobierno de Mauricio Macri.
Entre quienes firmaban esa carta se encontraban numerosos nombres de escritores y escritoras como Claudia Piñeiro y también figuras de distintas áreas culturales como Felipe Pigna, Horacio Altuna, Ricardo Forster, Maristella Svampa, María Pía López, Gabriela Franco.
El documento de la Unión de Escritores y Escritoras debe ser tomado como un llamado a permanecer en estado de alerta, dado que dentro de tres meses los dramáticos episodios que se vivieron recientemente en la Biblioteca Nacional podrían repetirse, ya que los contratos de muchos de sus trabajadores que se renovaban anualmente, a partir de la gestión gubernamental de Milei lo hacen cada tres meses, lo que genera una zozobra generalizada en quienes permanecen en sus puestos de trabajo en la institución más vieja del país fundada en 1810.
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