Si el Capitolio aprueba a Rex Tillerson, ExxonMobil desembarcará en el Departamento de Estado y en los países productores del fluído.
La última vez que pisó Buenos Aires fue el 2 de junio pasado, cuando fue recibido por el presidente Mauricio Macri y su ministro de Energía Juan José Aranguren para anunciar nuevas inversiones en la zona de Vaca Muerta, en Neuquén. Cuando Tillerson llegó a Balcarce 50, fue acompañado por el gerente general de ExxonMobil Argentina Daniel De Nigris y por el vicepresidente de Asuntos Externos de la compañía, Tomás Hess, amigo personal del nominado jefe del State Dept. «Vine específicamente para ver al presidente Macri. Es nuestra primera reunión desde que fue electo y quería darle una actualización de las actividades de ExxonMobil, nuestra presencia en Argentina, que es un lugar muy importante para nosotros, y particularmente hablar de nuestra posición en Vaca Muerta», dijo el jefe de Exxon cuando salió de la cita con Macri, en referencia a los 200 millones de dólares que la corporación ya desembolsó y a los «10000 que podría invertir en los próximos 20 o 30 años de acuerdo al éxito del programa».
Hess anunció su retiro de la empresa en diciembre pasado, cuando Tillerson ya había aceptado la nominación de Trump. El miércoles pasado, durante la despedida que ofreció el saliente embajador de los EE UU, Noah Mamet, Hess estuvo entre los invitados, y su presencia fue leída como una demostración del peso que tendrá en la nueva etapa de las relaciones del gobierno de Mauricio Macri con el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Su nombre ya forma parte de la lista de posibles candidatos para reemplazar a Martín Lousteau en la Embajada Argentina en Washington. En el Palacio San Martín, y en la Casa Rosada, relativizan la fecha de vencimiento del ex ministro de CFK como diplomático, pero admiten que la nueva administración estadounidense implicará una nueva designación. Con la misma paciencia esperan el nombre de un nuevo embajador político de Trump en Buenos Aires, aunque la representación ya quedó en manos del encargado de negocios Tom Cooney. Mientras tanto, los contactos informales ya están en funcionamiento, con figuras como Hess y como Aranguren, que también conoce a Tillerson desde hace años gracias a sus décadas como gerente y accionista de Shell Argentina.
«Hess es argentino, porteño, graduado en Económicas de la UBA y dispuesto a retribuirle al país lo que el país le pida», explicó a Tiempo una fuente cercana al ex ExxonMobil, que también reconoció la estrecha relación con Aranguren, un vínculo gerencial que igualmente reconocen cerca de la canciller Susana Malcorra. En la cancillería explicaron que la funcionaria podría reunirse con Tillerson entre el 7 y 8 de julio en Hamburgo, durante próxima cumbre del G20, aunque otras fuentes diplomáticas apuestan a un encuentro más cercano en el tiempo, a partir de las redes informales que administra el macrismo desde que Trump rompió con los pronósticos de la Casa Rosada, y venció a Hillary Clinton, apoyada públicamente por buena parte del Gabinete, además del presidente y su canciller.
«Para la burocracia de Washington que podría conducir Tillerson, hay que seguir adelante con las relaciones con Macri como vienen desde que asumió. Aquí están muy contentos con eso y, si hay cambios, serán pocos», vaticinó a este diario un ex funcionario norteamericano que viajó a Washington para participar de la asunción de Trump.
La semana pasada, antes de asumir, el magnate se reunió en Nueva York, junto con su yerno Jared Kushner, con distintos ex funcionarios y lobbistas vinculados al Partido Demócrata para conocer su opinión sobre América Latina. «Fue muy receptivo para escuchar. Hablamos sobre Latinoamérica, pero también sobre Argentina, y le dijimos que venía emergiendo de una época muy controvertida con EE UU y él estaba muy interesado en escuchar eso», explicó a Tiempo uno de los asistentes de la reunión, que reporta al mismo equipo que trabajó en la campaña de Clinton, integrada por el consultor argentino Diego Molinari.
Pero la lista de conocedores criollos también tiene otros integrantes, menos destacados, como el senador republicano de Missouri Roy Blunt, que pasó a la fama durante la asunción de Trump. Como encargado de la comisión de protocolo del Senado, fue el primero en tomar el micrófono para conducir la ceremonia de asunción en el Capitolio. Blunt visitó Argentina en julio de 2015 con toda su familia, y fue recibido por Mamet el 3, durante el brindis del 4 de Julio. Blunt es reconocido como un activo lobbista dentro del Senado, especialmente para la multinacional de agronegocios Monsanto y para Elliot Management, el fondo buitre de Paul Singer que mantuvo un duro litigio con Argentina en la justicia neoyorkina hasta la llegada de Macri al poder. El republicano Blunt fue un hombre del derrotado ex candidato Mitt Romney y actualmente reporta a Trump. El mismo que lo besó en la frente cuando ya había jurado como el 45° presidente y la ceremonia estaba por concluir. «
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