El presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo ayer que "no es posible" que se avance con el pacto. Se suma a otros mandatarios que se expresaron en igual sentido.
«Un acuerdo con los países latinoamericanos no es posible si no respetan los acuerdos de París como nosotros, y si no respetan las mismas restricciones medioambientales y sanitarias que nosotros imponemos a nuestros productores», declaró Macron en una visita a una feria agrícola, según la agencia de noticias AFP.
El mandatario francés se sumó así a las expresiones que antes dieron a conocer los representantes de Austria y Polonia en el mismo sentido. Macron siempre se manifestó en contra de lo que llama la “disparidad de trato” a los agricultores de su país y a los latinoamericanos.
Según esa mirada, los agricultores de Europa están sujetos a estándares de producción más exigentes que sus contrapartes de América Latina, lo que deriva en ventajas competitivas en favor de estos últimos y, en definitiva, en la posibilidad de exportar a Europa con precios más bajos.
Los europeos enfocan su bronca en particular hacia la tala abusiva y sin control de la Amazonia, lo que deriva en tierra barata para la producción. En cambio, no presentan tanta controversia en lo que hace al uso de agroquímicos y fitosanitarios. Ello por dos motivos: uno, porque su uso por parte de los latinoamericanos beneficia a las industrias europeas que los producen. Dos, porque la producción agrícola europea sería mucho menor sin esos mismos productos.
Cambios unilaterales
La Unión Europea y el Mercosur sellaron el acuerdo comercial en junio de 2019. Pero desde entonces está paralizado porque no fue aprobado en los países que integran ambos bloques y, por el contrario, recibió críticas.
En el caso de Europa, los reclamos apuntan, en el fondo, a imponer sobrecostos al ingreso de los productos agropecuarios originados en el Mercosur y, al mismo tiempo, lograr las mayores concesiones posibles de los países sudamericanos al ingreso de bienes y servicios europeos.
En este sentido, desde 2019 a esta parte, Europa modificó varios aspectos del acuerdo. Recientemente, la Cancillería argentina denunció que con la entrada en vigor de la Directiva de Energías Renovables (RED II) se afectarán las exportaciones argentinas de biodiesel de soja, que en 2022 representaron ventas por más de U$S 1800 millones, alrededor de 20% del total exportado a la Unión Europea. Como la directiva europea no considera a los combustibles producidos a base de alimentos como “verdes”, limitará las importaciones.
Este tipo de medidas, “adoptadas unilateralmente por la UE, afectan el equilibrio de concesiones obtenidas y otorgadas por ambos bloques en 2019 que, en este nuevo contexto, queda obsoleto y demanda una revisión”, indicó Cancillería. «
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