La película del director Sergio "Chapete" Bonacci es una de las grandes revelaciones del BAFICI.
La línea argumental es un tanto caótica, pero es justamente en ese caos donde Chapete logra capturar la esencia misma de Pappo y presentar una historia con múltiples aristas, que sobre el final terminan convergiendo. El arco narrativo va saltando entre las raíces del blues, su expansión e influencia en el rock y su desembarco en la Argentina. Buena parte del hilo conductor de la película es la amistad de Pappo con Deacon Jones, que surgió casi de casualidad una noche de blues crudo en un bar del South Central de Los Ángeles, pero también es esencial en el relato la reconstrucción del vínculo del Carpo con BB King.
Testimonios valiosísimos de personas que ya no están como el propio Deacon Jones o Peter Deantoni, el manager de Pappo en esos años Made in USA, cuentan la llegada de Norberto Napolitano al Madison Square Garden, de la mano de BB, o su grabación junto a John Lee Hooker en su casa de California, dos de los más grandes hitos del guitarrista de La Paternal y también del blues local.
Grandes músicos como Gilby Clarke, Carmine Appice, Larry McCray, Tony Coleman, Zakiya Hooker y Good Time Charlie Bretchel trazan un perfil del Pappo for export, que en su mayoría conocieron en Estados Unidos y, en algunos de los casos, en sus visitas a la Argentina. Sus virtudes, su personalidad, su pasión por la música y las motos, sus fallidos, especialmente el momento en que frustró la grabación de un disco con Appice y Tim Bogert que lo podría haber convertido en una estrella internacional, van apareciendo en el documental con una estética en blanco y negro, que no agobia y acompaña muy bien la historia.
Algo ha cambiado…, va y viene. Botafogo, Alejandro Medina y el Napo, entre otros, recuerdan al Pappo en su versión local, al del Pappo’s Blues de los setenta, al de Riff enfundado en cueros negros, al de Aeroblus o el que impulsó el boom del blues en los noventa El filme hace pasadas muy emotivas por el Samovar de Rasputín, el icónico bar blusero de La Boca y por la Plaza de Pappo, cuando se cumplieron diez años de su muerte. También escarba en la historia de la población negra de nuestro país de la mano de otro grande que ya dejó este plano, Jorge Pistocchi.
Algo ha cambiado… no solo es un retrato del Pappo músico, sino también del hombre detrás de la guitarra: apasionado, contradictorio, entrañable. En ese ida y vuelta entre anécdotas, rutas, bares y escenarios, el documental se convierte en una celebración del blues como lenguaje universal y en un emotivo homenaje a uno de sus grandes embajadores. Porque, como bien deja entrever Chapete Bonacci, el blues en la Argentina no sería lo que es sin ese rugido inconfundible del Carpo que, aún hoy, sigue resonando.
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