«Alegría», las vidas paralelas de dos mujeres entre la selva, el campo y la ciudad

Por: Juan Pablo Cinelli

La colombiana Margarita García Robayo y la ecuatoriana Powerpaola le dan forma a una historia en la que, como en las películas de Lucrecia Martel, las tensiones tienden a implotar.

Como ocurre con las cadenas de ADN, cuyas hélices se entrecruzan, retorciéndose una sobre otra, pero aún así nunca se tocan, así transcurre la existencia de las protagonistas de Alegría, el libro creado a cuatro manos por la escritora colombiana Margarita García Robayo y la artista gráfica ecuatoriana Powerpaola, publicado recientemente por el sello Páginas de Espuma.

Se trata de un relato largo, al que un siglo atrás se podría haber definido como una nouvelle, ambientado en un entorno semirural en el que campo, selva y urbe también se intersecan, creando un espacio híbrido en el que conviven Ana y Yoli. Aunque el verbo convivir quizás le quede grande a ese simple habitar el mismo territorio, pero en planos muy distintos e igualmente intocables.

Ana es la hija de un hacendado, una chica de clase alta que se viste con ropa comprada en Miami y maneja el auto de papá. Yoli en cambio es la hija del capataz de la finca del padre de Ana, criada en un ambiente rústico donde la educación es un lujo. De chicas, Ana y Yoli jugaban juntas. Una de ellas sentía que eran las mejores amigas. La otra era consciente de todo lo que las separaba. Por eso no es raro que en la adolescencia dejaran de hablarse y se miraran de lejos cuando se cruzaban en el pueblo.

Como los caminos de Ana y Yoli, los de García Robayo y Powerpaola también se desarrollaron en paralelo y a la distancia, en países vecinos. Una convirtiéndose en escritora mientras la otra progresaba en el dibujo. Sin embargo, como eventualmente ocurrirá con las protagonistas de Alegría, hay un punto preciso en el que sus trayectorias chocaron de frente. Ese punto es Buenos Aires.

La artista gráfica Powerpaola

Ambas se radicaron en la ciudad hace años y realizaron una buena parte de sus obras en territorio porteño. Dos extranjeras en tierra extraña que decidieron colaborar en un libro que, de algún modo, las mantiene en contacto con sus patrias, dos de los trece países del mundo partidos al medio por la circunferencia del Ecuador.

La alegría como fachada

Justamente, las características ecuatoriales también se encuentran presentes en este relato de atmósfera densa y pegajosa, por momentos irrespirable, recorrido por una amenaza de violencia contenida siempre a punto de liberarse. Alegría está atravesada de mitos populares y de leyendas urbanas, cuyos fantasmas cubren como una sábana algunas realidades que todos los personajes se niegan a ver, aunque las sientan con el cuerpo.

Hasta que una noche, un hecho particular (que no conviene revelar) hace que todos esos telones caigan, revelando las realidades ocultas, aunque las protagonistas tarden años en darse cuenta qué fue lo que se liberó aquella vez. De alguna forma, Ana, Yoli y el pueblo entero funcionan como metáfora de una sociedad cuyas capas también se trenzan, pero sin terminar de tocarse realmente.

Hay mucho de cinematográfico en Alegría y los dibujos de Powerpaola, en los que abundan los contrastes, acentúan esa sensación. Si el libro fuera una película, posiblemente sería una de Lucrecia Martel. Hay algo del clima de La cienaga o de La mujer sin cabeza en la forma en que las tensiones del relato tienden a implotar, provocando que las heridas sean siempre internas, mientras a simple vista todos se esfuerzan por impostar una calma que no es tal. La alegría del título.

García Robayo vuelve a demostrar por qué es considerada una de las voces más potentes de la literatura latinoamericana contemporánea, ofreciendo una prosa pulida pero al mismo tiempo dando cuenta de un oído sumamente entrenado para captar los colores del habla popular. Todo eso hace de Alegría un libro que se lee con ídem.

Compartir

Macri versus Milei: la venganza tardía de un calabrés acorralado

El fundador del PRO no logra definir un estilo de conducción. Después de pintar al…

10 horas hace

La salud, una preocupación urgente

En este año, Milei empeoró todo: aplica un ajuste brutal al sistema de salud pública,…

10 horas hace

Cristina prepara un viaje a la tierra de «Camau» Espínola para ordenar el PJ

La visita estaba prevista antes del escándalo de Kueider, y está vinculada a la intervención…

10 horas hace

Unión por la Patria celebra la salida de Kueider y no aportará a una vendetta contra Villarruel

La principal fuerza de la oposición está convencida de que le asestó un duro golpe…

11 horas hace

Kicillof se enfoca en el Presupuesto y evita las definiciones electorales

El paquete legislativo quedó listo para ser tratado el jueves en la Cámara de Diputados…

11 horas hace

Un año de crueldad mileísta

Este jacobinismo de extrema derecha empleó una licuadora que, en función de reducir dramáticamente el…

12 horas hace

Salud sexual: cómo es el acceso de mujeres indígenas y campesinas

Un monitoreo coordinado por Católicas por el Derecho a Decidir analiza las desigualdades en el…

12 horas hace

La interna entre La Libertad Avanza y el PRO en CABA debilita el poder y la gestión de Jorge Macri

El debete del Presupuesto porteño demandó 18 horas de rosca que buscó destrabar el rechazo…

12 horas hace

El nuevo hombre fuerte de Siria tira centros a Israel, Irán y Rusia

Abú Mohamed al Jolani dijo que pretende "construir y desarrollar" el país, devastado tras 13…

12 horas hace

La lapicera de Winston Churchill

El mapa de Medio Oriente como lo conocemos y que por estos días se está…

12 horas hace

Dime con quién andas: arrestaron al general que quiso ser vice de Bolsonaro

Walter Braga Netto había sido ministro de Defensa. Tras perder en las urnas, urdió una…

12 horas hace

El homicida del CEO y, otra vez, la hipocresía del sueño americano

¿Vengador popular o enajenado? Luigi Mangione, representante sui generis de miles de estafados o desamparados…

12 horas hace