La percepción favorable de la figura del presidente está por encima de la aprobación de la gestión. El respaldo de la base electoral y la economía como preocupaciones.
“Hoy Alberto está con aprobación del 50% a nivel nacional y en el Gran Buenos Aires llega al 61%”, dijo Del Franco. “Creció en noviembre. Volvió a un cierto equilibrio tras el momento crítico de agosto y septiembre. La gente evalúa positivamente el manejo de la pandemia y concluye con mayor positividad de la que había a mitad de año”.
Uno de los puntos más cuestionados por la oposición, política y mediática, fue la extensión de las medidas de aislamiento social. Al analizar el impacto en la opinión pública, Del Franco destacó: “Cuando preguntamos por la cuarentena larga se resalta que no hubo desbordes en lo hospitalario, ni situaciones donde hubo que decidir a quién atender. Con la llegada a Europa de la segunda ola, muchas personas que se habían mostrado críticas, se dieron cuenta de que la pandemia era un continuado. Y valoraron positivamente la cuestión de resguardar más la salud que la economía, porque, como repitió el gobierno, la economía se puede recuperar”.
“La gente sabe que las cosas no son sencillas –agregó Del Franco–. El gobierno tiene que ir dando pautas de cómo va a solucionar los temas, pero no poner una meta de deslumbramiento porque no lo habrá. La gente ve una situación grave y el sentido del gobierno no se ve tan claro”.
Hilario Moreno, director de la consultora Dicen, coincidió con Del Franco con respecto al respaldo que tiene Alberto. “Está entre el 50 y 55% de imagen positiva. Tiene más imagen él que la gestión”. “Los propios lo siguen apoyando –agregó Moreno–. En eso no es comparable con lo que pasa con (el expresidente Mauricio) Macri. En un primer momento, Alberto estuvo muy bien, como todos los gobiernos cuando arrancan, y parecía que podía mantenerlo, pero no sucedió”.
El politólogo sostuvo que la base electoral macrista “culpa al presidente por la situación y los votantes de Alberto creen que puede mejorar. Si hay vacuna y la economía empieza a crecer, puede mantener el respaldo”.
El consultor propuso una analogía futbolística para retratar la situación de este primer año de gestión. “Terminaste el primer tiempo uno a uno. Hay que ver qué pasa en el segundo tiempo. La estrategia de los medios opositores de limar al presidente tocó fondo. Ya llegaron a todos los que podían llegar. Para la mayoría de la gente, para casi todos, el gobierno sigue en evaluación, no hay un juicio cerrado. Es todo muy excepcional por la herencia y la pandemia. No hay nada definido”.
Al repasar el impacto en la opinión pública de otras medidas de gestión, por fuera de lo sanitario, Moreno destacó: “El aire fresco que trajo el acuerdo por la deuda no duró ni una semana. Con el impuesto a los ricos, con el que todo el mundo estaba de acuerdo, los medios metieron zozobra. Hay políticas controversiales que te hacen quedar bien con unos y no con otros. Las políticas de vivienda no son polémicas. No hay nadie en contra”.
Sobre el panorama del universo opositor, el director de Dicen sostuvo que el jefe porteño, Horacio Rodríguez Larreta, “empezó a tener un deterioro de su imagen”.
“Se empezó a agrietar un poco. Cuando empezás a jugar en serio, te dejan de creer todos. Por eso tiene 50% de imagen positiva y 35% en contra”.
El sociólogo Ricardo Rouvier destacó lo vertiginoso y complejo del año de la pandemia. “El gobierno se enfrenta a dilemas todos los días –dijo–. Es una crisis donde, por un lado, tenés que ordenar las variables económicas. Al mismo tiempo, hay una urgencia social muy grande y además tenés lo ideológico. Porque es un gobierno que cuestiona las recetas neoliberales. Y estás en un gran problema porque no hay formas mágicas de resolver estos dilemas”.
Para el consultor, la situación socioeconómica lleva varios meses en el plano central de las preocupaciones de la población. “El gobierno debería lograr un acuerdo amplio y va avanzando sector por sector. Debería haber unidad de concepción y planteos respecto de la sociedad. Si vos no avanzás en construir algo diferente, terminás en el juego de las parcialidades. Acá lo que pesa es lo socioeconómico. La pandemia pasó a un segundo plano. Una cosa es el primer día de guerra, pero en el día 200, el interés de la población disminuye. Hay una sensación de ‘a mí no me va a pasar’”.
“Hay que resaltar la disposición del diálogo en el presidente –subrayó Rouvier–. Alberto entiende que hay que dialogar, negociar. A veces no tiene ese margen, pero cuando puede lo hace. Es un valor que tuvo desde el primer día y que no debería perder”.
Al dirigir la mirada sobre el otro polo de la política argentina, el sociólogo sostuvo que “hay una oposición débil. Larreta tiene buena imagen, pero Macri no. No veo la posibilidad de la oposición de operar con éxito contra el gobierno”.En pleno ajuste del Estado llevado a cabo por Javier Milei, el vocero cuenta con…
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