La ceremonia se desarrolló en la plaza seca emplazada en el lugar donde estaba la embajada destruida por el ataque de la organización proiraní Hezbollah.
Télam 16/03/2018 Buenos Aires: El atentado a la Embajda de Israel, del que mañana se cumplen 26, dejó un saldo de 22 muertos y 242 y aún permanece impune. Foto: Archivo / Eduardo Navone
«Nada ni nadie reparará las vidas perdidas, los sueños arrancados ni el dolor de las víctimas, pero es la falta de respuestas en la investigación judicial lo que no hace más que profundizar el dolor de las pérdidas hace ya 31 años», resaltó el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Martín Soria, durante el encuentro desarrollado esta tarde en la plaza seca emplazada en el lugar donde estaba la embajada destruida por el ataque de la organización proiraní Hezbollah (Arroyo y Suipacha) en la que fueron plantados tilos en nombre de los fallecidos.
En esa línea, el ministro hizo énfasis en que «los pueblos sin memoria están condenados a repetir su pasado» y analizó que en una sociedad «sin justicia» los crímenes «pueden volver a repetirse».
«Es necesario que todos y cada uno de los que tenemos responsabilidad hagamos nuestros máximos esfuerzos por esta causa», remarcó Soria y advirtió que «lamentablemente seguimos sintiendo que en algunos poderes esto no es así», en lo que pareció una alusión a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cabeza del Poder Judicial.
En ese sentido, el funcionario recordó que «el único avance» que tuvo la causa -que está en manos del máximo tribunal- fue haber determinado en 1999 «la responsabilidad» de Hezbollah en el ataque y «la falta de cooperación» de Irán para «encontrar a los culpables».
«El Estado argentino tiene la responsabilidad por no haber podido prevenir este atentado y es responsable por no haber investigado ni haber juzgado y castigado a los culpables», resaltó Soria.
Por su parte, el embajador de Israel, Eyal Sela, también reiteró el pedido de justicia y acusó a Hezbollah y a Irán de haber perpetrado «la llegada por primera vez del terrorismo internacional» al país, con un ataque que «tuvo el objetivo de hacer el mayor daño posible».
«Nos debemos la posibilidad de garantizar que este tipo de atentados criminales no vuelvan a tener lugar», completó el embajador.
La ceremonia contó con el relato de unos de los sobrevivientes de la tragedia, Alberto Kupersmid, quien narró su ingresó al edificio aquel día, en el mismo instante en que estalló la bomba dentro de la F100 que hizo llenar «todo de humo», un momento en el que no supo si «estaba vivo o muerto» hasta que recuperó la conciencia.
«Señores de la Corte Suprema, después de 31 años queremos saber qué pasó con la investigación», apuntó el sobreviviente, y subrayó: «Queremos y necesitamos respuestas».
A su vez, Kupersmid apuntó contra el accionar de la dirigencia política durante estas tres décadas: «¿No sintieron la necesidad de tener respuestas y saber qué pasó?.
Con un gran operativo de seguridad en el barrio porteño de Retiro, el acto se inició a las 14.45 -la hora en que sucedió el ataque- en la plaza ubicada en la esquina de las calles Arroyo y Suipacha, donde funcionaba la Embajada.
Tras realizarse un minuto de silencio fueron mencionados los nombres de las 29 víctimas mortales del atentado y se entonaron las estrofas de los himnos argentino e israelí.
Además de Soria, participaron de la jornada los ministros Agustín Rossi (Jefatura de Gabinete); Jaime Perczyk (Educación); y Raquel Kismer de Olmos (Trabajo); y los secretarios Diego Giuliani (Transporte) y Pablo Anselmo Tettamanti (Relaciones Exteriores).
Además, se hicieron presentes el jefe de Gabinete porteño, Jorge Macri; el dirigente del PRO, Federico Pinedo; los legisladores nacionales de la Unión Cívica Radical (UCR), Facundo Manes y Carolina Losada, y el exsecretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj.
También presenciaron la ceremonia el director general para América Latina y el Caribe de la Cancillería israelí, Jonathan Peled; el presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, Mario Montoto; el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Oscar Ojea; y el rabino Isaac Sacca.
Al finalizar el homenaje, el sobreviviente Kupersmid dijo a Télam que pese a que «pasó mucho tiempo» su sentimiento a 31 años de la tragedia «sigue siendo de tristeza».
«La sensación de vacío es la que marca a la mayoría de sobrevivientes y familiares», resaltó Kupersmid y pidió que «no se abandone» el reclamo de justicia.
En esa sintonía, concluyó: «Estoy convencido de que el camino es seguir pidiendo respuesta por parte del Estado».
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