Hoy se cumple un lustro de la partida de quien fuera el líder de Soda Stereo. Su talento, carisma y fundamentalmente su música están más presentes que nunca.
Nombre fundamental del rock nacional y uno de los más influyentes a escala continental, Cerati construyó una carrera que trajo a la música argentina nuevos modos sonoros, generando desde Soda Stereo a comienzos de los 80 y luego en su carrera solista un pop rock de alta exposición, que expresó una nueva estética, más cercana a las formas y las elipsis.
Entre 1982 y 1997 y en compañía del bajista Zeta Bosio y el baterista Charly Alberti, Cerati conformó uno de los tríos más potentes de la historia del rock local, que desde el sonido y la propuesta dio vuelta la escena a comienzos de la democracia.
Separado del trío, desarrolló luego una ascendente carrera solista que tuvo su fin la noche del 15 de mayo de 2010 en la ciudad de Caracas, cuando luego de un show en el que estaba presentando su álbum solista «Fuerza Natural» sufrió una isquemia cerebral, transformada en un ACV, del que nunca se recuperaría.
Una vida repleta de música
Nacido el 11 de agosto de 1959 en Capital Federal, Buenos Aires, Argentina, terminó la primaria, la secundaria y cuando estaba estudiando Publicidad en la Universidad del Salvador (USAL) se unió a Zeta Bosio y Charly Alberti para conformar una banda a la que por un tiempo le estuvieron buscando un cuarto integrante, hasta que Richard Coleman (al que querían como cuarto miembro) les dijo que sonaban mucho mejor como trío.
Así comenzaron a recorrer el circuito under de Buenos Aires, a inaugurar, antes de que estallara, la primavera democrática. Una primavera que surgía en el oprobioso 1982, cuando luego de la Guerra de Malvinas la dictadura cívico militar anunciaba elecciones libres para octubre de 1983. Los pibes -tuvieran o no banda formada o a la que seguir cual fan-, por eso de las hormonas, la vieron antes. Y apenas se supo del final de la pesadilla, comenzaron a recorrer la ciudad y el conurbano con un frenesí que música popular alguna había conocido hasta entonces por estos lares: Sumo, Los Twist, Melero, Virus (ya con disco pero novedoso para la mayoría), Miguel Mateos Zas, Los Abuelos de la Nada, GIT, Viuda e Hijas de Roque Enroll, Suéter, Los Redonditos, la trova rosarina con Juan Baglietto a la cabeza y Fito Páez en su equipo, por nombrar a las que perduraron en la memoria popular.
Pero a poco de andar quedaba claro que eran mucho más que New Wave, y que de chetos no tenían tanto, o por lo menos lo tenían de una manera distinta a lo que la historia cultural y social argentina lo había conocido hasta el momento: eran la expresión de una fracción importante de la juventud a la que el rock tradicional le era totalmente ajeno, el punk representado por Sumo y otras bandas les resultaba no amigable, los nuevos raros peinados nuevos de Charly García le caían muy en gracia pero no podían resultar bastante caprichosos, y huían lo más posible del rock intelectual que empezaba a representar con fuerza Patricio Rey y sus Redonditos. Querían que les hicieran mover el esqueleto de manera ligera. A diferencia del resto de la escena, que todavía estaba bajo la égida de las trayectorias clásicas del rock que se hacían camino al andar, Soda diseñaba su carrera (con peinados raros, maquillaje y demás para aparecer en fotos o shows). En eso también representaban a una fracción de la juventud emergente totalmente novedosa para el mapa social argento: los que antes que respetar la tradición y las “cosas como se hicieron siempre”, intentaba ganarse un lugar en el mundo a partir de poner el Yo ante todo (se ha escrito mucho al respecto sobre cómo el rock argentino en los 80 cambió su letrística para encabezarlo todo con la primera persona del singular).
Entre idas y vueltas Soda Stereo saca Sueño Stereo (1995), un disco CD Rom relacionado con los cambios que trae la tecnología digital, que permite una pequeña interacción a través de la computadora. También la idea de pocos temas nuevos acompañados de nuevas versiones de otros viejos, como excusa para lanzar un disco. La separación se huele en al aire, y finalmente la banda decide hacer un gran show despedida el 20 de septiembre de 1997 en River.
Bocanada (1999), Siempre es hoy (2002), Ahí vamos (2006) y Fuerza natural (2009) vendrían acompañados de 11 Episodios Sinfónicos (2001, DVD de presentaciones en el Teatro Avenida), + Bien (banda sonora de la película homónima) y un par de recopilaciones. Una etapa que hoy hace las “preferencias” de críticos y ex colegas, apelando a una torpe elegancia para minimizar el toque de distinción total que Cerati le dio a Soda Stereo.
La etapa solista de Cerati lo consagró definitivamente como el eslabón perdido entre los próceres del rock argento.
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La resolución fue aprobada con 158 votos a favor, nueve en contra y 13 abstenciones.